La cadena de la evolución humana no ha podido ser descrita por completo por científicos que durante décadas han intentado llenar los huecos sobre cómo el hombre llegó a ser lo que es ahora, pero el descubrimiento de Denny ayudó a comprender que sí existió el apareamiento entre distintas especies.
Denny en realidad se trata de un fragmento de hueso identificado como Denisova 11, el cual fue encontrado en la cueva que lleva el mismo nombre en Rusia, uno de los escasos espacios donde se han encontrado rastros de denisovanos.
Científicos pensaban que el fósil pertenecía precisamente a esta especie, pero estudios especializados demostraron que Denny era única: su genoma reveló la existencia de un homínido cuya madre fue neandertal y su padre denisovano.
De acuerdo con científicos, los denisovanos y los neandertales son los parientes más cercanos del hombre moderno y en algún momento de la historia convivieron y compartieron territorio. Lo que Denny dejó claro es que también sostuvieron relaciones sexuales y dejaron descendencia.
Aunque ya se sospechaba esta posibilidad, el fósil de Denny confirmó todas las teorías.
La joven, que falleció cuando tenía alrededor de 13 años, sobresale entre todos los descubrimientos que involucran a los denisovanos, cuyos fósiles son escasos.
La cruza entre ambas especies pudo darse hace alrededor de más de 90 mil años y tal vez fue más común de lo que se creía.
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