Tras más de un mes de que cuatro niños indígenas se extraviaran en el interior de la selva colombiana, el Ejército cree que pueden estar acompañados por uno de los perros rescatistas. Su nombre es Wilson, un pastor belga que trabajó en la búsqueda desde el comienzo pero se perdió hace días.
Las Fuerzas Militares de Colombia continúan el Operativo Esperanza para encontrar a Lesly Jacobombaire Mucutuy, de 13 años; Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de nueve años; Tien Noriel Ronoque Mucutuy, de cuatro años, y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, de un año, quienes, según hipótesis de las autoridades, permanecen perdidos en la selva y se desplazan hacia el río Apaporis.
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De acuerdo a los rescastistas, los cuatro menores indígenas de la comunidad huitoto que se estrellaron en Guaviare el 1 de mayo —mientras viajaban junto a tres adultos que murieron en el siniestro— podrían estar acompañados de un perro rescatista que se perdió hace varios días en medio de las operaciones de búsqueda.
El comandante de la misión terrestre, Fausto Avellaneda, indicó que las fuerzas armadas cuentan con "un perro perdido" y que en los últimos rastros encontrados "se ve una huella de un perro y la huella de un niño".
"Nosotros creemos que Wilson está con ellos. Así se llama el perro, pero está perdido. Sería espectacular que el perrito estuviera con ellos, sería una buena compañía", dijo Avellaneda a radio Caracol.
El mamífero, un pastor belga entrenado en búsqueda y rescate, fue uno de los canes que colaboró con las autoridades desde el principio. El perro, formado para trabajar a distancias cortas y largas —aunque no mayores a dos kilómetros—, participó en la búsqueda de la avioneta siniestrada cuando aún no había sido localizada.
El animal fue también el encargado de olfatear a la menor del grupo, que entonces tenía 11 meses, y permitió uno de los hallazgos clave: un biberón rosado que le pertenecía.
Las Fuerzas Militares han empleado diversas estrategias para encontrar a los menores con vida, desde la utilización de reflectores de luz hasta la reproducción de un mensaje de la abuela de los menores. Recientemente el Ejército ha marcado zonas en el interior de la selva para que los niños puedan guiarse hacia las autoridades. A su vez, se distribuyeron cerca de 600 silbatos en puntos estratégicos para que los menores puedan emitir señales que permitan localizarlos.
Las nuevas huellas encontradas se suman a las anteriores señales que refuerzan la hipótesis de que los niños están vivos y han intentado sobrevivir en la selva.
Calzado, pañales usados, la tapa de un biberón, partes de un celular, un refugio hecho de palos y ramas, unas tijeras y la aparición de restos de fruta, así como huellas son algunas de las pruebas que alientan a los más de 200 militares e indígenas conocedores de la zona que realizan las tareas de búsqueda.
Edición: Emilio Gómez
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