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26/01/2025 | Melbourne, Australia
Hay muchas maneras más allá del marcador para medir cuán dominante fue Jannik Sinner al superar y frustrar a Alexander Zverev durante la victoria del domingo por 6-3, 7-6 (4), 6-3 que le dio al italiano de 23 años un segundo campeonato consecutivo del Abierto de Australia.
Sinner fue abrumador, algo plasmado en una noche en la que no afrontó bolas de quiebre, mientras acumulaba 10 para él. La ventaja de 27-13 en puntos que tomaron al menos nueve golpes. La ventaja en tiros ganadores, de 32-25. Menos errores no forzados, 27-45.
Algo más: lo que Zverev dijo sobre Sinner.
“Estuve sacando mejor que él, pero eso es todo. Hace todo lo demás mejor que yo. Se mueve mejor que yo. Golpea su derecha mejor que yo. Golpea su revés mejor que yo. Devuelve mejor que yo. Volea mejor que yo”, indicó Zverev. “El tenis tiene cinco o seis golpes fundamentales, y ahí estuvo mejor que yo en cuatro o cinco de ellos. Esa es la razón por la que me ganó".
Grandes elogios de alguien que, después de todo, es el número dos del mundo. Sinner ocupa el primer puesto en el “ranking” desde junio pasado y no muestra signos de cederlo.
Esta fue la primera final del Abierto de Australia entre los dos primeros de la clasificación masculina desde 2019, cuando Novak Djokovic (1) derrotó a Rafael Nadal (2) -también en sets corridos.
“Es increíble lograr estas cosas”, señaló Sinner.
Las “cosas” incluyen ser el hombre más joven en salir de Melbourne Park con el trofeo dos años seguidos desde Jim Courier en 1992-93, y el primero desde Nadal en el Abierto de Francia en 2005 y 2006 que sigue la estela de su primer título de “Grand Slam” repitiendo como campeón en el mismo torneo un año después.
Más tarde, a Sinner se le preguntó si sentía más alivio o emoción cuando levantó los brazos después de sentenciar su victoria.
“Esta vez fue alegría. Logramos hacer algo increíble esta vez, porque la situación en la que estaba era completamente diferente de hace un año aquí”, dijo. “Tenía más presión”.
Probablemente cierto, pero es difícil de decir.
Hay que remontarse al inicio de 2024 y analizarlo. En ese lapso, Sinner conquistó tres de los cinco “majors”, incluyendo el Abierto de Estados Unidos en septiembre, lo que significa que se consagró en tres “Slams” consecutivos en canchas duras. Su récord es de 80-6, con nueve títulos. Lleva 21 partidos en fila sin perder.
“Siempre hay algo que puede mejorar”, apuntó uno de sus dos entrenadores, Simone Vagnozzi. “Está jugando realmente bien ahora y todo le viene fácilmente. Pero habrá momentos difíciles por delante”.
La única cosa que empañó los últimos 12 meses de Sinner, parece ser, es el caso de dopaje en el que su exoneración fue apelada por la Agencia Mundial Antidopaje. Dio positivo por una cantidad mínima de un esteroide anabólico dos veces en marzo pasado, pero lo atribuyó a una contaminación accidental que involucró a dos integrantes de su equipo que eventualmente fueron despedidos. Sinner inicialmente fue absuelto en agosto. La audiencia en la apelación de la WADA está programada para abril.
“Sigo jugando así porque tengo la mente clara sobre lo que ocurrió”, manifestó Sinner el domingo. “Sé que si fuera culpable, no jugaría así”.
Mientras Sinner se convirtió en el octavo hombre en el formato de torneos abiertos (que comenzó en 1968) en comenzar su carrera con récord de 3-0 en finales de “Grand Slam”, Zverev es el séptimo en estar con 0-3, sumando esta derrota a las del Abierto de Estados Unidos 2020 y el Abierto de Francia 2024. “Seguiré haciendo todo lo que pueda”, expresó Zverev, “para levantar uno de esos trofeos”.
“Sé valiente”, se decía Madison Keys en camino a conquistar el primer Grand Slam del año
“Sé valiente”.
“Ve por ello”.
Esos fueron los mantras a los que Madison Keys recurrió el sábado mientras enfrentaba los puntos más significativos de su carrera tenística, atrapada en la olla de presión de un tercer set empatado 5-5 y 30-30 en la final del Abierto de Australia contra la bicampeona defensora Aryna Sabalenka.
No había razón para ser otra cosa que agresiva en ese momento, pensó Keys. No había razón para desear que no hubiera nervios acompañando el momento.
Tampoco había razón para preocuparse -como lo había hecho la estadunidense durante mucho tiempo en su trayectoria, desde ser una niña prodigio a los 12 años hasta coronarse campeona de un “major” poco antes de cumplir 30 años-, sobre qué pasaría si las cosas no salían bien. “Simplemente seguía diciendo, ‘sé valiente’, y ‘ve por ello’. Simplemente seguía repitiendo eso. Ése era realmente mi objetivo para el día -estar orgullosa, sin importar si era una victoria o una derrota”, afirmó Keys en una entrevista con “The Associated Press” después de ganar su primer título de “Grand Slam”, frente a Sabalenka, la número uno del mundo, en la Rod Laver Arena. Los parciales fueron 6-3, 2-6, 7-5.
“Lo intenté en cada punto. Y si fallaba y simplemente no lo hacía bien, podía vivir con eso. No quería tener ningún tipo de arrepentimiento por haber sido pasiva y haber fallado. En ese caso, podría haber sido algo en lo que pensara: ‘Debería haber hecho algo más’”, agregó Keys, con las manos entrelazadas mientras recordaba lo ocurrido unas dos horas antes. “Así que simplemente seguía diciendo eso, una y otra vez.”
La tenista, que jugó en la Copa Mundial Yucatán en 2008, repartió el crédito por su logro. Al equipo que la rodea, incluyendo a Bjorn Fratangelo, ex jugador que ha sido su pareja durante años, su entrenador desde mediados de 2023 y su esposo desde noviembre. A su terapeuta, con quien habló o intercambió mensajes de texto frecuentemente durante las últimas dos semanas. A sus amigos en la gira que la levantaron cuando lo necesitaba.
Keys señaló que todos creían en ella. Y en fechas recientes, ella también creía en sí misma.
Edición: Fernando Sierra
