Los fiscales de Rusia pidieron el lunes a un juez que encarcelara al crítico del Kremlin Alexei Navalny durante 30 días, luego de que fuera detenido la noche anterior en un aeropuerto de Moscú cuando volaba a casa por primera vez desde que fue envenenado el verano pasado.
Las Naciones Unidas y las naciones occidentales le dijeron a Rusia que liberara inmediatamente al político de la oposición y algunos países pidieron nuevas sanciones. Moscú les dijo que se ocuparan de sus propios asuntos.
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Navalny, en un video desde el interior de la comisaría, calificó la audiencia como "el mayor grado de anarquía" y arremetió contra el presidente Vladimir Putin, acusándolo de arrojar el código penal por la ventana con miedo.
Se esperaba que el Kremlin comentara sobre su caso más tarde el lunes, pero generalmente envía preguntas sobre el político de 44 años a las agencias de aplicación de la ley.
Alrededor de 200 partidarios de Navalny se reunieron frente a la estación de policía a temperaturas de menos 18 grados Celsius y exigieron que fuera puesto en libertad, dijo un testigo de Reuters.
La detención de Navalny fue ordenada por el servicio penitenciario de Moscú en relación con presuntas violaciones de una sentencia de prisión suspendida en un caso de malversación que, según él, fue inventado.
La audiencia judicial del lunes, parte de la cual fue transmitida en vivo por los aliados de Navalny, puede dictaminar que lo mantengan bajo custodia hasta que un tribunal diferente decida si convierte esa sentencia suspendida de 3.5 años en tiempo real de cárcel.
Los fiscales estatales pidieron al tribunal que encarcelara a Navalny durante 30 días, dijo Ivan Zhdanov, director de la fundación anticorrupción de Navalny, en Twitter.
Cuatro policías enmascarados detuvieron a Navalny en el control de pasaportes el domingo por la noche, la primera vez que regresó a casa después de haber sido envenenado por lo que las pruebas militares alemanas mostraron que era un agente nervioso Novichok, una versión de los hechos que el Kremlin rechaza.
El rublo se debilitó cuando los inversores sopesaron el riesgo de nuevas sanciones contra Moscú.
¿Debate de sanciones?
Lituania, Letonia y Estonia dijeron que querían que los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea discutieran el lunes nuevas sanciones contra Rusia por detener a Navalny.
Un posible objetivo de cualquier nueva sanción sería Nord Stream 2, un proyecto de 11.6 mil millones de dólares para construir un gasoducto de Rusia a Alemania.
Los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia habían pedido anteriormente la liberación de Navalny y el ministro de Relaciones Exteriores checo, Tomas Petricek, había dicho que quería que el bloque discutiera posibles sanciones.
La oficina de derechos humanos de la ONU pidió la liberación inmediata de Navalny, diciendo que estaba "profundamente preocupado" por su arresto. Exigió el debido proceso de conformidad con el Estado de derecho.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia restó importancia a todas las críticas.
"Respete el derecho internacional, no invada la legislación nacional de los estados soberanos y aborde los problemas en su propio país", escribió en Facebook la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova.
Jake Sullivan, uno de los principales ayudantes del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, le dijo a Moscú que liberara a Navalny, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, dijo que estaba profundamente preocupado por el arresto.
Sergei Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, dijo que las expresiones de indignación de los países occidentales por la detención fueron diseñadas para distraer a sus ciudadanos de los problemas internos y que Moscú no se inmutó por el daño potencial a su imagen.
"Probablemente deberíamos pensar en nuestra imagen, pero no somos mujeres jóvenes que van a un baile", dijo Lavrov a los periodistas.
Los residentes de Moscú entrevistados por Reuters TV estaban divididos sobre la detención de Navalny, y algunos mostraron simpatía, pero otros lo llamaron tonto por regresar.
“Probablemente hizo lo correcto y actuó como un hombre de verdad (al regresar)”, dijo un moscovita, Yuri Elizarov.
"Pero desde un punto de vista político no lo hizo, porque probablemente nada va a cambiar aquí en los próximos años".
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