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La Jornada

Washington.
2 de diciembre, 2015

Cientos de científicos y especialistas de alrededor del mundo comenzaron el martes a debatir las cuestiones éticas en la alteración de los genes humanos.

"Creemos estar cerca de poder alterar la herencia humana", dijo el martes el ganador del Nobel David Baltimore del Instituto de Tecnología de California durante la inauguración de una cumbre internacional para examinar lo que catalogó de "preguntas profundas y perturbadoras".

Es un tema que cobró urgencia después de que investigadores chinos hicieran el primer intento de alterar genes en embriones humanos, un experimento en laboratorio que no funcionó bien pero plantó la idea de que un día se realice ingeniería genética que vaya más allá de ayudar a una persona enferma, pero eso podría transmitir genes modificados a futuras generaciones.

"Es una tecnología que tiene fuertes implicaciones para la alteración permanente del genoma humano", escribió esta semana en la revista Nature la bióloga molecular Jennifer Doudna de la Universidad de California en Berkeley. Doudna inventó en conjunto la herramienta más utilizada para editar genes y su llamado a científicos, legisladores y el público para determinar el balance adecuado en cómo será utilizada la reunión de esta semana.

A debate están las herramientas para editar con precisión genes al interior de células vivientes, encontrar secciones específicas de ADN para rebanar y reparar o remplazar, de forma similar a copiar y pegar. Hay algunos métodos, pero uno llamado CRISPR-Cas9 es tan rápido, barato y sencillo que la investigación aumenta.

Los científicos alteran animales con trastornos parecidos a los humanos para resolver los defectos genéticos que los causan. Desarrollan tratamientos potenciales para distrofia muscular, anemia falciforme y cáncer. Intentan cosechar órganos humanos trasplantables al interior de cerdos. Incluso incuban mosquitos mutantes diseñados para ser incapaces de propagar malaria y exploran formas de eliminar especies invasivas.

En dos ocasiones, la terapia experimental de edición de genes se aplicó en humanos: médicos británicos trataron a una niña de un año con leucemia con células inmunes donadas para atacar su cáncer, y una compañía de California prueba una forma de que las propias células inmunes de pacientes con VIH resistan mejor el virus.

El mayor dilema ético surge con el uso de esas mismas herramientas para realizar lo que los científicos llaman edición de "línea germinal", manipulación de células reproductivas — esperma, huevos o embriones — para propagar cambios a futuras generaciones en lugar de intentar, por ejemplo, arreglar un defecto sólo en las células que producen sangre del paciente.

En Estados Unidos, la edición de línea germinal para uso clínico, que significa embarazo, "es una línea que por ahora no debe cruzarse", dijo el martes John Holdren de la Oficina de Política para Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca.

Del otro lado hay críticos que argumentan que las técnicas estándar de fertilización in vitro para probar la genética del embrión antes de ser implantado, o antes de la adopción, son alternativas. Y aumenta el espectro de padres que pueden costear un bebé diseñado con características específicas.


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