Ap, Afp, Notimex y Xinhua
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La Jornada

Roma
7 de junio, 2015

Los presidentes de Chile, Michelle Bachelet, e Italia, Sergio Mattarella, inauguraron ayer la trigésima novena conferencia de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con un llamado a combatir el hambre, que afecta a más de 800 millones de personas, mediante un mayor apoyo a los pequeños agricultores y a las mujeres de zonas rurales.

En un discurso ante la plenaria, Bachelet destacó que derrotar el hambre lo antes posible es mucho más que un objetivo internacional. Es la urgencia que cotidianamente viven millones de seres humanos en el planeta. Ante representantes de 97 países, afirmó: Es claro que el hambre se puede erradicar sólo atacando las desigualdades y la pobreza, sobre todo aquella que se manifiesta tan nítidamente en el mundo rural.

La mandataria, que se siente orgullosa de que su país figure en la lista de países que respetaron las metas fijadas en la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 y en la del Milenio de 2000, cuando los gobiernos se propusieron reducir a la mitad el número de personas que sufren hambre, aseguró que el Estado chileno tiene como prioridad el combate a la desigualdad, el hambre, la pobreza y las injusticias.

La clave es dar más oportunidades a los pequeños productores respecto de aquellos que están más capitalizados, con mayor vinculación a los mercados internacionales, con tierra y agua en abundancia. Así reducimos la brecha, aumentamos las opciones productivas y estimulanos la equidad, explicó.

Según datos de la FAO, Chile destaca por ser el país de América Latina que tiene el menor índice de desnutrición crónica infantil, con 2 por ciento. Además, tiene el menor nivel de desnutrición global en niños de todos los países de la región, con sólo 0.5 por ciento de prevalencia.

Pero las cifras continúan siendo alarmantes a escala mundial, recoció la mandataria. En América Latina se ha reducido el hambre, eso es buena noticia, pero 47 millones de personas aún la sufren.

Bachelet defendió además el papel de la mujer para lograr la seguridad alimentaria y nutricional. Cerca de 58 millones de mujeres viven en áreas rurales de América Latina y el Caribe, y ellas son clave en la lucha contra el hambre como productoras, además de encargadas de la alimentación de los niños y las familias, subrayó.

Tienen la llave que abre las puertas a un mundo libre de hambre y de pobreza, reiteró sin dejar de nombrar uno de los nuevos grandes males del planeta: la obesidad.

Mientras 800 millones padecen hambre, 500 millones de adultos, tanto del mundo desarrollado como en vías de desarrollo, son obesos, según datos de la FAO.

En ese sentido, destacó la necesidad de empoderar a las mujeres rurales con apoyos que les permitan generar ingresos y administrar los recursos familiares, pues ello puede garantizar la seguridad alimentaria de las familias rurales.

Mattarella, en su oportunidad, consideró que derrotar el hambre y la malnutrición es difícil pero posible, y una meta a la que la humanidad no puede renunciar. El hambre es causa que contribuye o desencadena violencia y también guerras. Combatirla es una obra de paz, pues no podrá haber si se mantienen las desigualdades, destacó.

Es necesario un modelo de desarrollo humano e inclusivo que reconozca la importancia de los valores de equidad e igualdad y que promueva economías sostenibles, anotó.

El mandatario recordó que en 1990 el número de desnutridos en el planeta superaba mil millones de seres humanos, mientras actualmente, pese al aumento de la población, ha disminuido de manera relevante. No podemos olvidar que 800 millones de personas, incluidos 160 millones de niños menores de cinco años, viven todavía en la desesperación, con alimentos insuficientes para crecer sanos y vivir como hombres libres.

Ante ello apremió a dar mayores apoyos a los pequeños agricultores y a sus familias, con una distribución más equitativa de la tierras, al tiempo que se apoya el papel de las mujeres, las cuales, añadió, en muchos casos ven obstaculizado su acceso a los medios de producción.

La 39 conferencia de la FAO coincide con el 70 aniversario de la creación del organismo. Antes del 14 de junio está prevista la participación de varios presidentes, como los de México, Enrique Peña Nieto, y Argentina, Cristina Fernández. El mandatario venezolano, Nicolás Maduro, suspendió su viaje por una fuerte otitis.

Ayer fue relecto el brasileño Graziano da Silva para un segundo mandato de cuatro años como director general de la FAO. Como único candidato recibió el mayor número de votos en la historia de la organización: 177 de los 182 sufragios emitidos.

Da Silva, quien dirigió en Brasil el programa Hambre Cero, diseñado para combatir ese flagelo en la nación sudamericana, reafirmó el compromiso de poner fin al hambre y la desnutrición.

El ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), conocido por haber impulsado durante sus dos mandatos el programa Hambre Cero, afirmó que el año pasado Brasil dejó de hacer parte del mapa de los países con hambre.

En Brasil, con 0.5 por ciento de presupuesto, hemos logrado ayudar a 54 millones de pobres. Ese milagro lo logramos porque empezamos a tratarlos como seres humanos y no como estadísticas, sostuvo. Añadió: La experiencia brasileña enseña que es posible erradicar el hambre si la lucha contra la pobreza se eleva a política de Estado con recursos garantizados.

Mencionó las conquistas alcanzadas en los últimos 12 años por Brasil, entre ellas el programa Bolsa Familia, que adjudica una renta mensual a personas que no tienen ingresos suficientes, y el programa Luz para los más Olvidados, que garantiza energía eléctrica a 97 por ciento de brasileños.

Está creciendo la primera generación de brasileños que no han conocido el drama del hambre... Somos ejemplo concreto de que se puede erradicar. Mi mensaje es uno: repartir pan es el primer paso para construir la paz, concluyó.

En un discurso con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, en la sede de la Expo Milán 2015, el director general de la FAO llamó a cambiar la forma en que se producen los alimentos para enfrentar los retos en la materia y ambientales.

Destacó la necesidad de crear conexiones positivas entre los alimentos, la agricultura y el medio ambiente. Los gobiernos, los ciudadanos, los productores y los inversionistas deberán forjar una mentalidad y, desde luego, formas de proceder nuevas e integrales para combatir el cambio climático y alimentar a una población cada vez más numerosa, señaló.

Explicó que son dos los principios rectores: garantizar el acceso universal a los alimentos y hacer sostenibles los sistemas de producción de éstos.



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