David Brooks
Foto: Afp
La Jornada Maya

Filadelfia
Viernes 29 de julio, 2016

Hillary Clinton aceptó la nominación histórica como candidata presidencial de su partido –la primera mujer en la antesala de la Casa Blanca en la historia de este país– en la culminación de la Convención Nacional Demócrata.

Declaró que el país está en un momento de definición. Alertó que fuerzas poderosas están amenazando con dividirnos. Los vínculos de confianza y respeto se están deshilando. Subrayó que tenemos que decidir si vamos a trabajar juntos para poder resurgir juntos. Aseguró que tenemos claro a lo que nos enfrentamos. Pero no tenemos miedo. Lograremos enfrentar el desafío, como siempre lo hemos hecho.

Afirmó que su misión como presidenta será crear mayores oportunidades y más buenos empleos, con salarios crecientes aquí mismo, en Estados Unidos, sobre todo para las regiones más necesitadas.

En el ámbito de seguridad y relaciones internacionales, indicó que en varias partes del mundo estamos ante enemigos determinados que tienen que ser derrotados, y para ello se requiere –refiriéndose a ella misma en contraste con Trump– de un liderazgo estable.

Declaró que cada generación de estadunidenses se ha unido para hacer nuestro paso más libre, más justo y más fuerte. Ninguno de nosotros lo puede hacer solo. Por eso somos más fuertes juntos.

En un llamado a la unidad, reconoció la campaña de Bernie Sanders (quien estaba en la arena) por haber puesto la justicia económica y social al centro y al frente, donde deben estar. Agregó: a todos tus seguidores quiero decirles: los he escuchado, su causa es nuestra causa.

Presentada por su hija Chelsea Clinton, y tras un breve documental, que invitaron a todos a verla no sólo como una experimentada política, sino como una apasionada defensora de los más vulnerables, una abuela llena de compasión, casi como una combatiente popular, o sea como un ser humano, Clinton ofreció un amplio discurso que convocó a la participación en el trabajo común y por el bien de todos, y repudió el mensaje autoritario y pesimista de Trump.

Incluyó la larga lista de temas que son obligatorios ante esta convención, conformada de un amplio abanico de sectores sociales: la defensa de los derechos de las mujeres, gays, afroestadunidenses, latinos, el cambio climático, la seguridad nacional, la salud, la educación y más.

Acusó que Trump sólo promueve el temor al futuro y el temor entre nosotros, a lo que respondió con la famosa cita de Franklin Roosevelt: la única cosa que tenemos que temer es al temor mismo. Afirmó: no vamos a construir un muro, ni prohibir una religión, ni expulsar a inmigrantes que están contribuyendo a la economía, agregó que promoverá una reforma migratoria integral. Rechazó el racismo sistemático que afecta a los jóvenes.

Adoptó como suyos mensajes de Sanders al afirmar: nuestra economía no está funcionando de la manera que debería, porque nuestra democracia no está funcionando de la manera que debe, y se comprometió a hacer que la economía funcione para todos, no sólo para los que están hasta arriba. Subrayó que a Wall Street jamás se le podrá permitir provocar una crisis económica y aseguró que los más ricos serán obligados a pagar su justa parte en impuestos.

Todos aquí están más que conscientes de que Clinton es vulnerable en un par de flancos claves al salir de esta arena: la mayoría del electorado desaprueba y desconfía de ella, y, segundo, su nombre la identifica como figura integral de la cúpula política y económica de este país.

De hecho, mientras Clinton declaraba su compromiso con los más vulnerables, varios multimillonarios y grandes donantes la observaban desde sus suites de lujo en la arena de esta convención. A lo largo de esta semana, su equipo y funcionarios y políticos del partido asistían a fiestas de los donantes en hoteles de lujo.

Aparentemente ignorando las expresiones de repudio contra el 1 por ciento y su corrupción del sistema político, incluido este partido, por los delegados y simpatizantes de Bernie Sanders dentro y fuera de la convención, las reuniones exclusivas prosiguieron normalmente. Ante la percepción de ella como integrante de esa cúpula, seguramente no ayudó que la arena donde aceptó la nominación en esta convención demócrata se llama Wells Fargo Center: el nombre de uno de los bancos más grandes del país.

Las expresiones disidentes de delegados de Sanders continuaron esta noche. En lugar de interrumpir coreando consignas, decenas de ellos se pusieron playeras de neón que, al bajar las luces de la arena, brillaban con una de las frases más conocidas del precandidato insurgente: Enough is enough (Ya basta). Algunas de las pancartas que decían Hillary fueron cambiadas por otras que decían mentirosa. Afuera de la periferia de seguridad de la arena, activistas pusieron cinta a la entrada en la que se leía que era escena de crimen: fraude electoral.

A la vez, el mosaico del partido, como cada noche, se presentó ante la convención, con una especial dosis latina –el ex alcalde de Los Ángeles Antonio Villaraigosa, Dolores Huerta y el representante federal Joaquín Castro fueron los más prominentes latinos de esta noche–, lo que ofreció el contraste con el Partido Republicano.

Como todas las noches aquí, las estrellas alumbraban el espectáculo político. Carole King y Katy Perry, entre otros, interpretaron canciones; el legendario basquetbolista Kareem Abdul Jabbar hizo una presentación, y del lado de los de Sanders estaban Susan Sarandon, Danny Glover y Rosario Dawson.

Al culminar los cuatro días de esta Convención Nacional Demócrata, arranca la elección general, y por el momento Hillary Clinton y Donald Trump están virtualmente empatados en el promedio de las principales encuestas nacionales calculado por RealClearPolitics.

Los mejores analistas electorales coinciden en que, en momentos en que Clinton se corona, Trump tiene posibilidades reales de llegar a la silla presidencial. Cálculos de esta semana por los modelos de pronóstico electoral le dan, en el caso de FiveThirtyEight, 47.5 por ciento de posibilidad de ganar, mientras el de Upshot, del New York Times, le otorga 32 por ciento de posibilidad.

Que eso sea una posibilidad, a pesar de la llamada candidata presidencial más calificada en la historia –según repitieron aquí Obama y otros–, es por ahora lo que está definiendo esta pugna electoral.


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