David Brooks
Foto:Afp
La Jornada Maya

Nueva York, EU
Martes 04 de diciembre, 2018

Este espectáculo morboso de sangre, dinero y cocaína inició su cuarta semana en un tribunal federal en Brooklyn, donde uno de los principales surtidores del cartel de Sinaloa se presentó como testigo de la fiscalía en el juicio contra Joaquín [i]El Chapo[/i] Guzmán Loera ofreciendo vistazos de uno de los principales actores en el negocio multimillonario de Colombia y México para satisfacer la insaciable demanda de drogas ilícitas en Estados Unidos.

Este lunes fue la segunda cita de Juan Carlos Ramírez Abajdia -[i]Chupeta[/i]- ex capo máximo del cartel del Norte del Valle de Colombia. Guiado por el interrogatorio de la fiscal Andrea Goldbarg, Ramírez inundó al jurado y al público hasta el cansancio con innumerables detalles de cuantos miles de kilos envió por diversas rutas y mecanismos en asociación con sus contrapartes en el cartel de Sinaloa, incluyendo al [i]Chapo[/i].

El jueves pasado en su primer día en el banquillo [i]Chupeta[/i] calculó que exportó un total de aproximadamente 400 toneladas de cocaína a Estados Unidos vía sus socios en México.

Primero las entregas eran por aire, donde empezaron a ver tantos vuelos que un socio mexicano le advirtió que “los gabachos están diciendo que con tantos aviones que llegan parecía que estaban invadiendo a México”.

Ante temores de que los estadunidenses empezaran a presionar a los narcos mexicanos, Chupeta dijo que propuso otro método, el marítimo, donde barcos pesqueros colombianos llegaban a una franja entre 150 y 300 millas de la costa para evitar sospechas, donde lanchas enviadas por sus socios mexicanos trasladaban la droga a la costa -de diversos puntos entre Guerrero y Sinaloa- y de ahí eventualmente a la frontera antes de ingresarla a Estados Unidos.

El trato era de que 60 por ciento de la mercancía era para los colombianos, y 40 por ciento para los mexicanos, algo que por la eficacia del [i]Chapo[/i], después subió a 45 por ciento para el cartel de Sinaloa. Decenas de miles de kilos de cocaína fluyeron, y decenas de millones de dólares regresaban.

Pero no todo funcionaba y Ramírez contó de algunos de los incidentes desafortunados para su lucrativo negocio.

El más notable de estos fue cuando envío un barco pesquero colombiano con 20 toneladas de cocaína a las costas de México donde una nave pesquera mexicana enviada por Amado Carrillo Fuentes fue a buscarlo para trasladar el cargamento en altamar. [i]Chupeta[/i] relató que “el capitán del barco se metió cocaína y empezó alucinar y ver fantasmas por todas partes… empezó a ver a la Guardia Costera de Estados Unidos y hundió el barco con mis 20 mil kilos de cocaína”.

Otro desastre fue cuando otro barco con 14 mil kilos de cocaína “desapareció con toda su tripulación” y con ello unos 42 millones de dólares en su mercancía (la cocaína en su lugar de origen es de unos 3 mil dólares/kilo, explicó).

A la vez, refirió que en una ocasión tres de sus naves fueron interceptadas, algo que calificó como “una tragedia para un narcotraficante”, ya que se perdieron un total de mas de 22 mil kilos de cocaína.

Como ha sido el caso a lo largo de este juicio, no faltaban las referencias a la corrupción en todos lugares, desde Colombia donde salían por aire y mar los cargamentos a México, donde las costas, pistas de aterrizaje y traslado del cargamento era obviamente facilitado a cambio de compra de políticos y policías. Contó de cómo fue invitado a ver a Juan Esparragoza [i]El Azul[/i] en un reclusorio en la Ciudad de México, y quien lo llevó fue “un comandante de la policía federal”, y cuando llegó se abrieron las rejas, nadie revisó nada, ingresaron a un pabellón separado donde fueron recibidos y les ofrecieron “whisky, mariguana” y todo tipo de alimentos de lujo. Indicó que el mismo, en Colombia donde fue encarcelado en 1996, “yo tuve control completo de la prisión”, y desde ahí manejaba su negocio trasnacional.

El testigo captó la atención de todos no sólo por lo que describía, sino por su físico. Cuando fue capturado en Brasil en 2007 donde se fue a hacer una serie de cirugías para alterar su cara por completo, aparentemente no logró concluir los tratamientos, y como resultado está desfigurado y padece de alguna condición de salud aún misteriosa, ya que estaba abrigado y con guantes dentro del tribunal. Fue extraditado a este país ese mismo año y ahora es testigo cooperante del gobierno estadunidense.


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