Ante el regreso paulatino a actividades presenciales de los dueños de perros, el médico veterinario zootecnista Alejandro Castillo del Hospital Veterinario de UVM indicó que la separación post-pandemia puede generar problemas etológicos, como ansiedad, lo cual puede provocar cambios de conducta, tales como, tragar juguetes, morder muebles -destrucción de cosas en general- sobre todo en perros nerviosos que demandan mayor atención.
Hay otras manifestaciones como prurito -picazón o rascado- o que comiencen a arrancarse el pelo. “Pero no porque tengan un problema como tal a nivel dermatológico, se trata de una conducta etológica”, dijo Castillo.
Como medidas de prevención, recomendó realizar algunas acciones para el desapego, por lo menos una o dos semanas antes de que el dueño deba regresar a actividades presenciales.
Para ello se puede dejar a la mascota sola en un cuarto durante una hora, después dos horas y así sucesivamente, si se trata de un perro nervioso, antes de hacerlo hay que retirar cualquier objeto que pueda tragar, como pelotas, juguetes u objetos que pueda morder, para evitar que se haga daño.
También se recomiendan acciones de enriquecimiento ambiental, es decir, sacarlo a pasear por lo menos tres veces al día, tratar de que socialice con otras mascotas. Si se trata de un paciente que no tiene un historial de morder o comer cosas, es recomendable colocar juguetes con los que esté entretenido buena parte del día.
Incrementan cuidados
Durante la inesperada crisis sanitaria que mantuvo a la población en cuarentena casi total por más de un año y tres meses y, que todavía tiene a parte de la población trabajando o estudiando a distancia, se ha observado un incremento en los cuidados hacia las mascotas a través de acciones que los dueños no realizaban con tanta frecuencia, comentó el especialista.
El veterinario Castillo indicó que, a las personas, el convertirse en dueños de tiempo completo, les permitió convivir más con sus perros, conocerlos mejor e identificar malestares en ellos que han ayudado a detectar enfermedades en fases tempranas.
“Un ejemplo es la claudicación -es decir, cojeo o que les cuesta trabajo subir escaleras y hacer ejercicio-, o bien, han detectado que lo que antes parecía un rascado que consideraban normal, en realidad es constante y entonces acuden a consulta dermatológica”, mencionó.
En el otro lado de la moneda, están algunas cosas que no fueron tan positivas pues la nueva situación que llevó a algunas personas a cambiar sus hábitos alimenticios y cometer excesos, también afectó a los canes.
En general, los efectos en la vida de los perros en la nueva realidad, tiene claroscuros y es muy importante destacar que los mimos excesivos han sido una desventaja, explico el experto.
Edición: Laura Espejo
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