Fundación Bezos financia conservación de manglares en la península de Yucatán

Los manglares de la península de Yucatán están dentro de la iniciativa que la fundación Bezos Earth Fund, del fundador de Amazon, Jeff Bezos, financia a través del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés). “Es una región de altísima biodiversidad y además de los manglares que son de importancia tenemos el segundo macizo de selva más importante después del Amazonas, que es la selva maya”, destacó María José Villanueva, directora de Conservación de WWF México. 

Las zonas de acción serán la Reserva de la Biósfera Río Lagartos, en Yucatán; y el Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam, en Quintana Roo, específicamente en las comunidades de Chiquilá y Holbox. En total, este donativo apoyará a cuatro países: Colombia, Madagascar, Fiji y México y en nuestro país además del norte de Yucatán y Quintana Roo se contempla a Nayarit y Sinaloa.

“El ejercicio que vamos a iniciar con este nuevo proyecto con la Fundación Bezos Earth consiste en restauración de manglar pero con un enfoque climáticamente inteligente; es decir, por un lado tenemos que hacer proyecciones de cómo ya está cambiando el planeta y tratar de priorizar (porque restaurar es más caro que proteger) zonas que puedan mantenerse en el largo plazo; por otro lado, estamos agregando la visión de cuenca, esto es que el manglar no sólo son esas plantas que vemos sino que está estrechamente vinculado a la cuenca de arriba, a los bosques templados, porque dependen de agua limpia”, explicó la entrevistada.

Aunque no abundó en cifras, explicó que el donativo total fue de 100 millones de dólares, de los cuales al menos una tercera parte se destinó a los manglares de los cuatro países mencionados con anterioridad. “Los financiamientos aunque suenen muy grandes son nada equiparados con las inversiones que se hacen para modificar los entornos naturales, entonces tenemos que priorizar nuestras acciones de modo que cada peso haga la mayor diferencia posible”, agregó.

“Invertiremos este donativo en acciones de restauración de manglar que ya se identificaron con las comunidades. En la medida en que nosotros vayamos identificando acciones puntuales y vayamos trabajando con las comunidades y los diferentes sectores podemos ir accediendo a ese recurso. Esperemos que una buena parte se venga para México”, manifestó María José Villanueva.

Además, el proyecto de Costas Listas del WWF ha estado produciendo modelos muy interesantes que no sólo se restringen a estas zonas, sino que ven a toda la península de Yucatán, incluida la porción de Quintana Roo que conecta con Belice. Allí modelan zonas susceptibles al cambio climático para diferentes sectores productivos, lo cual ayuda a identificar vulnerabilidades.

Los manglares, recordó la experta, son esenciales en la reducción de desastres provocados por huracanes, además de reservorios de carbono para poder reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático. México es un país especialmente vulnerable al estar rodeado de costas y el manglar y la naturaleza es la mejor opción para salvaguardarlo.

“Gran parte de los gases de efecto invernadero se producen al cambiar el uso de suelo de nuestros bosques, uno pensaría que sólo pasa cuando usas el carro o compras derivados del plástico, pero el transformar los ambientes naturales también contribuye. Para nosotros trabajar en la región es de suma importancia, está mostrando un crecimiento acelerado en términos agropecuarios y también urbano, estamos tratando de trabajar a diferentes niveles, WWF trabaja desde la escala local con las comunidades directamente, la gente está en el centro de nuestra planeación y después influimos a nivel regional, nacional e incluso global”, mencionó la entrevistada.

México tiene alrededor de 900 mil hectáreas de manglar, de las cuales 65 por ciento están ubicados en áreas protegidas. Una labor fundamental, señaló la bióloga, es verificar que esas zonas efectivamente sean protegidas teniendo esquemas fuertes de trabajos con las comunidades, incentivos a la conservación y en aquellas zonas donde se detecta mayor degradación y pérdida intervenir para recuperar.

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Edición: Laura Espejo