El Nobel Soyinka ve a la sátira como mecanismo de resistencia de la sociedad

El nigeriano anhela que las situaciones de violencia no se vuelvan algo normal en México
Foto: Ap

El dramaturgo, poeta y novelista nigeriano Wole Soyinka anhela que las situaciones de violencia se vean como aberraciones y no se vuelvan algo normal en México. Así se expresó durante su participación en el Hay Festival Querétaro, cuando se le preguntó sobre las similitudes entre su país de origen, donde el secuestro es una forma de vida, y el nuestro, donde conoció de cerca una ejecución del narco a los huéspedes que estaban en la alberca de un hotel.

El primer escritor africano en recibir el Nobel de Literatura, en 1986, afirmó que la única “literatura que puede tener significado e influencia sobre cómo se concibe al poder es la ridícula”, pues la sátira es un mecanismo de supervivencia de la sociedad. Sobre por qué la literatura puede ser tan amenazante, Soyinka respondió: “Los que están en el poder saben mentir a la gente”.

Afirmó: “Así como el poder, la corrupción también es una toxina de la cual nunca nos podremos librar como sociedad. No tengo esperanza de que desaparezca”, aunque “combatir la corrupción es algo que me ha tomado toda la vida y no me ha llevado a ningún lugar”. Sin embargo, “para comenzar, la educación es fundamental. Hay que hacer que los jóvenes aprendan a distinguir entre lo bueno y lo malo. Pero la corrupción no va a ser tan institucional”.

 

Militante contra el abuso de poder

Figura emblemática en las luchas políticas, Wole Soyinka en un acto publico quemó su green card (identificación que permite residir en Estados Unidos) después del triunfo de Donald Trump como presidente. Consideró que el problema es saber si “en quienes yace la responsabilidad del cambio, en ellos mismos y en la sociedad, ¿leen, toman notas de lo que sucede, les preocupa? A ver, ¿algo llegó a la mente de Trump? La sátira ayuda a ver lo que sospechábamos cuando surge en un lenguaje accesible y popular; entonces, hay la posibilidad de generar cambio”.

El autor nigeriano de 88 años fue arrestado en 1967 por su militancia política y por las críticas que hizo al gobierno de su país, como apuntó Diego Rabasa, encargado de entrevistar a Soyinka en el foro editorial. La literatura salvó su vida durante el encierro y el aislamiento de casi dos años. En ese periodo escribió sus memorias y poesía en papel higiénico y hojas de libros."La literatura es un escape cuando la realidad se vuelve insostenible", consideró.

“Nosotros también nos comportamos como dictadores, cambiamos la narrativa. Pero sabemos la diferencia, porque lo hacemos de forma personal, para sentirnos completos, aliviados, como alguna forma de ejercer un poder para sobrevivir”

El escritor reconoció que no se siente novelista y que llegó al género por accidente. “Es en el teatro donde me siento vivo”, ya sea viéndolo, ensayando, escribiéndolo o participando en él. Soyinka es más conocido como dramaturgo, además de que ha trabajado como actor en Nigeria y el Reino Unido. Sin embargo, su obra abarca la poesía y la narrativa.

En 1986 se le otorgó el Nobel, porque “en una amplia perspectiva cultural y con tintes poéticos modela el drama de la existencia”, se justificó entonces.

Recientemente, apareció su tercera novela, Crónicas desde el país de la gente más feliz de la Tierra (Alfaguara, 2021), después de 50 años sin publicar ficción. “Festín narrativo, historia de intriga y denuncia mordaz de la corrupción”, es también un llamado a movilizarse contra el abuso de poder, se describe en la contraportada.

Relató que su nombre Wole es el apócope de Oluwole, que significa “el dios ha entrado a casa".

 

Las raíces de sus letras

Wole Soyinka es hijo de un predicador de la iglesia anglicana y de una participante activa del movimiento de la liberación de la mujer. Su familia pertenece al pueblo yoruba, cultura que ha influido en su obra. Aunque escribe en inglés, su trabajo tiene raíces en la narrativa de Nigeria, sus leyendas, cuentos y tradiciones.

En el encuentro declaró que “como la mayoría de los humanistas, me vuelvo loco por la tecnología”, a veces nos parece que es el salvador de la humanidad porque ayuda a superar obstáculos, como el covid-19 o a predecir desastres naturales. También están otros avances, incluidos Internet y las redes sociales, “es un salto cuántico”, pero luego vienen los bárbaros, que dan un uso que dan ganas de vomitar al ver cómo se usan, se crean noticias falsas, por ejemplo, “eso crea el tipo de tumulto en un sentido que nos sobrecoge”.

Al final, un hombre de la audiencia le preguntó dónde encuentra la inspiración. Soyinka suspiró y sonrió: “No tengo idea”. Tomó unos segundos y agregó: “Literalmente, cualquier cosa puede ser inspiradora”. Puede ser algo ordinario o cosas más grandes, como el secuestro de las niñas Chibok en Nigeria.

 

Edición: Estefanía Cardeña


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