El 9 de enero de 1932 el arqueólogo Alfonso Caso y su equipo de especialistas descubrieron la ofrenda de la Tumba 7 de Monte Albán, en Oaxaca, un hallazgo que incluso sentó las bases para comenzar la institucionalización de la protección del patrimonio cultural.
El descubrimiento en Monte Albán fue incluso comparado con el que se registró 10 años antes en Egipto, al ingresar a la tumba del faraón Tutankamón.
En el sitio arqueológico oaxaqueño se encontraron ofrendas de oro y plata, así como restos óseos.
El avance en las investigaciones dentro de la zona arqueológica de Monte Albán puso a México en el mapa internacional de la arqueología y contribuyó a la fundación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en 1939.
Existe la teoría de que la Tumba 7 pudo ser un dzoco yeque (sepultura de señores, en mixteco), pero las investigaciones en el sitio no han concluido. Al respecto, Alfonso Caso explicó que existe un documento de 1580 que documenta la presencia mixteca en la geografía zapoteca.
Especialistas confirmaron que la Tumba 1 de Zaachila está dedicada al Señor 5-Flor, mientras que es probable que la Tumba 7 aloje los restos de la Señora 4-Conejo, depositada junto con otros ancestros mixtecos.
La Tumba 7 de Monte Albán está ubicada en una montaña del Valle de Oaxaca, donde se han encontrado más de 600 piezas hechas con materiales como oro, plata, turquesas, perlas, obsidiana, ámbar y huesos, entre otros.
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De ellos dependen muchas industrias como la alimentaria, la construcción y la agricultura
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