Vestigios hallados en un predio de Zacapoaxtla, Puebla, confirman el relevo de las comunidades indígenas por los colonizadores europeos en un mismo predio.
Dos hallazgos realizados por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) revelan la presencia de grupos totonacas y nahuas en la zona, pero también de los cimientos de la primera ermita de la población construida en el siglo XVI.
En un mismo predio, los arqueólogos hallaron un glifo de piedra con la representación de una espiral, que de acuerdo a la cosmovisión de los pueblos prehispánicos estaba asociada con la existencia de cuerpos de agua.
El glifo mide 40 centímetros de alto por 16 de ancho y conserva su recubrimiento de estuco, por lo que es posible que haya sido parte de la fachada de un basamento piramidal de importancia para los indígenas.
Este glifo, encontrado durante la supervisión de las obras de remodelación de la Parroquia Lateranense de San Pedro Apóstol de Zacapoaxtla, pudo haber sido usado para los cimientos de una ermita, construida tras la llegada de los españoles.
Especialistas estiman que el contacto entre europeos e indígenas se dio en 1524 y la construcción del primer templo sería en 1576.
En el lugar se encontraron fragmentos de pisos y muros del lugar que sirvió para la evangelización de las culturas prehispánicas.
El INAH realiza labores en la Parroquia Lateranense de San Pedro Apóstol, un recinto que data del año 1611 que todavía se encuentra bajo mantenimiento.
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