Entre los juguetes de moda y las terapias de autismo

Pelotas con rostros de las emociones, tablillas con dibujos que ilustran diferentes situaciones, juguetes de cocina, plastilinas, arena sensorial y pelotas con texturas, luz o sonido, son algunas herramientas que se incluyen en la terapia de un niño con discapacidad.

Los rehabilitadores se valen de diversos juguetes para tratar a un niño con parálisis cerebral, agenesia del cuerpo calloso, trastorno del autismo, entre otros. Por sus características -como el realce de sus texturas, colores llamativos y en algunos casos, luminosidad-, estos objetos se vuelven deseables entre cualquier tipo de consumidor, sin embargo, se trata de herramientas terapéuticas con una función específica que ayudan a las habilidades motoras, sociales, de comunicación o lenguaje de un menor con algún tipo de discapacidad.

“Cuando hablamos de un niño con un desarrollo neurotípico, que se desarrolla entre comillas ‘normal’, todo lo que tenga que ver con juguetes didácticos le van a servir para estimular y desarrollar su potencial. Cuando hablamos de un niño con discapacidad, estos materiales didácticos se vuelven herramientas terapéuticas que le van a servir en el día a día en su proceso rehabilitador”, refiere en entrevista con La Jornada Maya Gerardo Sulu, licenciado en rehabilitación, quien trabaja con niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y niños con discapacidad física o cognitiva.

El juego, vital en la terapia

“El juego es un gran motivante que nos va a dar grandes resultados”, refiere el terapeuta de Construyendo Sonrisas en Mérida y equino terapeuta de la Asociación para la Equinoterapia, Équre A.C.

Jugar, asegura, es una parte vital de la terapia, en la cual los rehabilitadores se valen de ciertos juguetes para lograr objetivos diferentes. “Si hablamos de TEA, tenemos que tener en cuenta que ellos tienen diferentes grados o niveles de funcionalidad, y según el grado buscamos las herramientas terapéuticas que necesitamos”.

Juguetes para la comunicación y la interacción social

Los niños con TEA tienen limitaciones en cuanto a la comunicación y la interacción social, refiere el experto, lo cual se trabaja con materiales como “tarjetas de emociones, tarjetas con secuencias de las actividades de la vida diaria, tarjetas que les ayude a decir algunas palabras o reconocer algunos objetos y animales”.

Juguetes como el “pulpo reversible”, un peluche que expresa felicidad y al voltearlo muestra una expresión de enojo, tienen una función similar que permite a menores con estas características comunicarse y expresar su estado de ánimo.

Aunque el juguete se ha popularizado en redes sociales, llamando la atención del público en general, Sulu refiere que se trata de una herramienta terapéutica más que ayuda a niños y niñas con algún trastorno de autismo o alguna discapacidad que les afecte a nivel cerebral para poder expresar emociones. Los colores y las expresiones plasmadas en el juguete “ayudan al niño a expresar la emoción, pero también a poder comunicarse y tener una interacción social con otros niños, con sus padres o con otras personas de su entorno”.

Juguetes sensoriales

En otra categoría, refiere el terapeuta, se encuentran los juguetes sensoriales como pelotas con texturas, luz y sonido, que son los más empleados en las terapias de TEA, “esto nos ayuda a mejorar sus niveles de reacción ante las sensaciones, dependiendo si el niño es hiperreactivo, cuando el estímulo sensorial es excesivo, o es hiporreactivo, cuando ellos no van a sentir todas las sensaciones que nosotros y requieren mayor estimulación”.

En general, “para que un juguete sea ideal tiene que motivar al niño en su proceso de terapia, si no, el juguete no va a funcionar porque el niño no le va a hacer caso”. 

De acuerdo con el rehabilitador, la interacción de los menores con este tipo de materiales depende de su grado o nivel de funcionalidad; esta interacción lleva un proceso que comienza desde el primer contacto entre el infante y el terapeuta.

Juguetes de moda

Muchos de los juguetes terapéuticos se distribuyen en lugares comerciales lo que los hace de fácil acceso, algunos de ellos incluso se han convertido en objetos de moda, como lo fue el ‘spinner’ en 2017, un objeto giratorio de plástico o metal, que alcanzó popularidad en el mundo.

El juguete se difunde actualmente como una herramienta para “desestresar”, sin embargo, este objeto se utiliza en beneficio de menores con déficit de atención e hiperactividad para ayudar a su concentración, refiere Sulu.

El ‘slime’, una tipo de plastilina viscosa normalmente de color verde fluorescente, también es un material que ha servido como juguete sensorial, este se popularizó entre los más pequeños gracias los Kid´s Choice Awards de Nickelodeon desde el 2015.

Actualmente el “pulpo reversible” acapara la atención en México, donde se comercializa cada vez con más frecuencia entre el público en general. En redes sociales, los compradores han expresado un gusto estético por el juguete, popularizando el peluche entre las parejas y amigos. Los pulpos se venden a un precio entre los 130 y hasta más de 300 pesos, se pueden adquirir a través de Amazon, Mercado Libre, AliExpress, Wix e incluso grupos de Facebook.

Estos peluches se comercializan en diversos países y se convirtieron en tendencia en redes sociales como TikTok, Twitter y Facebook.

Sobre el encarecimiento de los productos, el terapeuta opina que esto podría limitar su adquisición. “No es una realidad. Que se dé a conocer es positivo, pero si esta demanda aumenta los precios, podría perjudicar a los papás con hijos con discapacidad, al volverse inaccesible”.