Debe compararse a Patricia con otros huracanes

De la redacción
La Jornada Maya

26 de octubre, 2015

Patricia fue presentado como el huracán más poderoso en la historia del planeta. Sin embargo, es necesario realizar un poco más de investigación para determinar esta calificación. “Hay que comparar su intensidad con la de otros ciclones del Pacífico y otras regiones del mundo. Por ejemplo, en 1988 Gilberto, al momento de entrar a tierra, también lo hizo en la categoría 5 sobre la península de Yucatán”, afirmó Luis Manuel Farfán Molina, del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese), Unidad La Paz.

Destacó, ya que no es común, el rápido desarrollo de Patricia, aunque aclaró que no hay limitaciones para que los ciclones cambien repentinamente su intensidad, pues tienden a debilitarse en cuestión de 6 a12 horas, al entrar en ambientes con cadenas montañosas como la Sierra Madre del Sur en México.

Respecto de la evolución del huracán, el investigador recordó que el pasado martes 20 de octubre comenzaron las actividades de vigilancia de lo que en ese momento era la depresión tropical 20-E, localizada al sur del istmo de Tehuantepec. El evento se intensificó y se volvió tormenta tropical y por la madrugada del miércoles 21 alcanzó la categoría uno en la escala Saffir-Simpson para huracanes.

Por la noche del jueves 22 se estimó que ya era huracán categoría 5, con vientos máximos de unos 300 kilómetros por hora. Tocó tierra el viernes 23 a las 18-18:15 horas en las costas jaliscienses y en las primeras horas del día siguiente, viernes 24, degradó a categoría uno y antes del mediodía ya era tormenta tropical.

Luis Manuel Farfán señaló que las condiciones asociadas al fenómeno “El Niño” han favorecido la presencia de temperaturas relativamente altas, mayores a 25 grados centígrados, en regiones amplias del mar, entre otros elementos que pueden ayudar a explicar la intensificación de eventos como Patricia.

Comentó que todavía existen condiciones para que se formen algunos ciclones en lo que resta de octubre y parte de noviembre, aunque las regiones geográficas para esto serán cada vez más hacia la parte ecuatorial, esto es, al sur de México.

El experto insistió en que gracias al conocimiento que se ha generado en torno a los ciclones tropicales y al uso de la tecnología es posible hoy día desarrollar oportunamente acciones para salvaguardar la vida de las personas que están en zonas de riesgo, sobre todo, en las costas.

Afortunadamente, expresó, el reciente paso de Patricia que hizo poner en alerta general a los estados de Jalisco, Colima, Nayarit, Michoacán y Sinaloa, no causó la muerte de ninguna persona, aunque sí daños materiales no mayores, según informes oficiales.

Sin embargo, pronosticar este fenómeno natural, determinar su eventual intensidad, trayectoria e impacto es información con la que se ha podido contar relativamente desde hace poco tiempo; por ejemplo, el registro formal de estos eventos meteorológicos se dio para el Atlántico norte en 1851, probablemente con la idea de brindar protección a los barcos en sus largas travesías entre continentes, mientras para el Pacífico oriental, específicamente frente a México, comenzó en 1949.

[h2]Escala Saffir-Simpson[/h2]

Un elemento más de importancia para evaluar los efectos destructivos de un huracán es la escala Saffir-Simpson, que clasifica del 1 al 5 el potencial de daños relacionados con la intensidad de viento (y adicionalmente los daños por la marea de tormenta), la cual fue desarrollada en 1971 y publicada en 1974; es decir, hace apenas 40 años.

“Pero sin duda, la herramienta principal para conocer la presencia y trayectoria de un fenómeno como un huracán, es el satélite, ya sea geoestacionario o de órbita polar; radares meteorológicos, y, de manera secundaria pero de igual importancia, la información que brindan los vuelos de reconocimiento aéreo en el interior de los huracanes”, aseguró Farfán Molina.

Añadió que el avance en los sistemas de satélites, ahora de mejor calidad, y mayor frecuencia de las observaciones ha permitido avanzar en este conocimiento técnico-científico y, por tanto, en materia de protección civil.

Asimismo, el desarrollo de mejores modelos de predicción y equipos de cómputo más eficientes, así como la difusión de la información al público y autoridades ha sido de ayuda para conocer más los ciclones tropicales y tener una mejor respuesta ante ellos, precisó.

El científico explicó que los elementos que convergen en la formación de un huracán son las propiedades de temperatura del océano, así como la estructura de la atmósfera: humedad, vientos y sus cambios con la altura. Estos indicadores comenzaron a analizarse en los años 50, primero con estudios empíricos y observacionales para desarrollar modelos teóricos y numéricos en los años 70, así como las progresivas mejoras en los sistemas de vigilancia por medio de satélite.

“Un huracán es la categoría que alcanza un ciclón tropical, es una gran masa de aire cálida y húmeda con fuertes vientos que giran en forma de espiral alrededor de una zona de baja presión. Tiene a su vez cinco grados de intensidad con velocidades que varían entre los 118 y más de 250 km/h. Son eventos con alto grado de destrucción y se forman después de ser tormenta tropical, con velocidades entre 62 y 118 km/h, a partir de lo cual se le designa un nombre”, concluyó.

México, puntualizó Farfán Molina, ha abonado al conocimiento sobre huracanes con estudios históricos y regionales sobre su impacto, tanto en la costa del Pacífico como en el golfo de México y el Caribe. También ha contribuido a ello la colaboración del Servicio Meteorológico Nacional con el Centro Nacional de Huracanes, en Miami, Florida, Estados Unidos.

De la redacción