La Jornada Maya

17 de junio, 2015

El doctor Sergio Alcocer se convirtió en el primer mexicano en ser reconocido con el Premio Distinguished Engineering Graduate de la Escuela Cockrell de la Universidad de Texas (UT), en Austin, el más alto honor que concede dicha institución académica, ubicada entre las diez primeras a nivel mundial en su ramo.

Establecido en 1957, el Premio distingue a aquellos profesionales altamente respetados, ingenieros dedicados y promotores de la educación superior. En los 58 años de historia de este galardón, un total de 266 graduados integran este selecto grupo.

En la ceremonia de graduación Clase 2015, el pasado 22 de mayo, el actual subsecretario para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores recibió la distinción junto con otros cinco ex alumnos más, destacados inventores, expertos en finanzas, directores generales y líderes de opinión en el mundo en sus campos.

El evento tuvo lugar en el Centro “Frank Erwin” de la UT, donde el doctor Alcocer ofreció el discurso de graduación; oportunidad que aprovechó para compartir ante las casi mil personas reunidas una serie de reflexiones y comentarios sobre lo que ha sido el desarrollo de su carrera profesional y de los beneficios e impactos que tiene la ingeniería en la vida de las personas.

“Lo que traté de transmitir es la importancia que tiene la ingeniería para la sociedad, de que la ingeniería debe desarrollarse y practicarse con un compromiso social permanente bajo criterios de integridad, y ejercerse con pasión”.

Durante su discurso expuso los motivos que le empujaron a especializarse en las estructuras de hormigón - tema de su tesis doctoral. Dijo a los presentes que a él lo definió en su formación académica un hecho decisivo, lo que describió “como un día en mi vida que me cambió para siempre”.

Recordó que ocurrió el 19 de septiembre de 1985, un día que no sólo cambió su vida sino la de miles de personas, cuando un devastador sismo en la ciudad de México causó la muerte de más de 10 mil personas y dañó a más de mil edificios. “Para algunos el terremoto significó la pérdida, para mí la inspiración que me condujo a buscar una oportunidad en Estados Unidos en la escuela de posgrado”.

Lo que siguió después, dijo, fue regresar a México convencido de que esa era su obligación para aplicar todo lo aprendido, incluso en áreas que no eran de ingeniería. Resaltó que la habilidad más importante que aprendió en la Universidad de Texas es la de dar forma a los conocimientos científicos en las estructuras, equipos y procesos que pueden mejorar las vidas y el bienestar de millones de personas.

En entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), el doctor en ingeniería civil expresó que haber recibido el Premio Distinguished Engineering Graduate de la Escuela Crockell “fue una sorpresa muy agradable saber que me consideran un ex alumno distinguido, y el que me hayan dado la oportunidad de hablar frente a unos 900 estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado que se graduaron ha sido una vivencia única, emotiva y gratificante, ya que uno trata de trasmitir en pocos minutos una experiencia de vida y sobre el porqué ha sido útil ser ingeniero”.

[h2]La ingeniería, una carrera esencialmente humanista[/h2]

Sobre su profesión, añadió que pese a que la ingeniería es un área con muchas vertientes y aplicaciones, está mal percibida. Se le señala de estar disociada de las ciencias sociales y las humanidades, lo cual admitió; pero aclaró que lo está en el sentido de que no realiza investigación en dichas áreas, lo cual, no obstante, no la aleja de su centro que es el ser humano.

“Nos dedicamos arreglar los problemas de la gente. Entonces hay un criterio humanista de fondo en el trabajo del ingeniero, porque se busca, por ejemplo, llevar agua potable, energía limpia y sustentable a las personas, y en ello generamos nuevos procesos y equipos como pueden ser para elaborar medicamentos o medir diferentes variables del cuerpo humano, en ese sentido la ingeniería es una de las carreras más humanistas porque busca resolver las distintas problemáticas de la sociedad”.

Precisó que no busca la ingeniería entender desde el punto de vista social el fenómeno, porque para ello están los científicos sociales, sino entender cómo la tecnología y la ciencia aplicadas pueden solucionar un problema, un aspecto para él interesante ya que a diferencia de un científico, dijo, que lo que hace es estudiar lo que existe, la materia, el espacio, las células; el ingeniero lo que hace es desarrollar y construir lo que no existe.

“Se construye un edificio o un aeropuerto, o se desarrolla una nueva tecnología no invasiva que permite depositar un medicamento en alguna parte del cuerpo, todo eso lo desarrolla un ingeniero desde cero utilizando el conocimiento existente y además haciendo uso del juicio profesional, como el que aplica un médico, un abogado, esto también lo hace un ingeniero, y esto permite tomar una decisión a partir de una evaluación”.

Aseguró que esta formación ingenieril le ha servido, sin duda, en su desempeño en la administración pública porque utiliza los mismos criterios, desde la definición del problema hasta su solución, “es un procedimiento que se aplica perfectamente a los problemas en las relaciones internacionales”.

De lo que representa la UT como destino académico para nuestros estudiantes, Alcocer destacó que ha habido muchos mexicanos en las distintas ingenieras de la Escuela Crockell, como ingeniería civil donde él estudió, de manera específica el tema del agua, tratamiento y residuos; estructuras y mecánica de suelos son las tres grandes áreas de interés para los mexicanos. En algún momento, mencionó, lo hubo sobre construcción y transporte. “La escuela de ingeniería petrolera ha sido un departamento junto con el de química también atrayente para nuestros estudiantes, porque esta universidad en esa zona, con la presencia tan fuerte de la industria petrolera ha hecho que la UT haya tenido muchos desarrollos petroleros, es una escuela referente para los alumnos mexicanos y tiene una gran cantidad de exalumnos de nuestro país”.

Expresó que es deseable en general que nuestros estudiantes salgan a otros centros de estudio porque les permite abrir sus horizontes y tener una perspectiva diferente del mundo y de su propio país; les permite contrastar y aprender nuevos conocimientos. “Esto lo venimos impulsando desde la Cancillería para que se vayan a Estados Unidos o Canadá, por qué estos dos países, porque ellos concentran la mitad de las 100 mejores universidades del mundo, son países socios y próximos en términos geográficos, lo que hace, con todo el sentido del mundo, tener el mayor intercambio posible y que en caso de la ingeniería es evidente.

“La ingeniería es una carrera que está teniendo demanda para salir, incluso para mujeres. Hace un año mandamos a varios miles de estudiantes de licenciatura a hacer una estancia para mejorar el idioma inglés, la mayoría eran mujeres y la mitad de ellas estaba en las ingenierías, entonces sí hay interés por estudiar y hay interés de las mujeres para incorporarse a las ingenierías”, resaltó Sergio Alcocer, presidente de la Academia de Ingeniería e integrante de la AMC.


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