La riqueza espiritual y social de la tradición del Ramadán

Ángel Rivero Palomo
Foto: Efe
La Jornada Maya

Lunes 4 de junio, 2018

Actualmente se lleva a cabo el mes del Ramadán, que este año comprende del 16 de mayo al 14 de junio. Por tanto, musulmanes de todo el mundo están cumpliendo ayuno riguroso, es decir alrededor de mil 552 millones 330 mil 194 personas, que representan el 22.5 por ciento de aquellos que profesan alguna religión mundialmente, y por lo que simbolizan la segunda religión más practicada en el globo, únicamente por debajo del cristianismo que cuenta con el 32.8 por ciento de los creyentes (Association of Religion Data Archives, 2010).

El Ramadán celebra el momento en que dios o Alá, reveló los textos sagrados del Corán al profeta Mahoma, por lo que durante un mes se guarda ayuno obligatorio. Esta relevante tradición religiosa forma parte de los cinco pilares del Islam, que a su vez conforman la esencia misma de la vida de los musulmanes. Los otros cuatro son: el testimonio de fe, la oración, dar el Zakat o ayuda a los pobres, y la peregrinación a la Meca, al menos una vez en la vida.

El mes de celebración del Ramadán cambia cada año, ya que se basa en el calendario lunar musulmán, en el que concretamente corresponde al noveno mes. Dicho calendario se fundamenta en la observación de las fases de la luna, contrariamente al calendario cristiano, que se rige por los movimientos de la tierra con referencia al sol. Según la tradición, la fecha del comienzo del ramadán es determinada por la denominada [i]noche de la duda[/i], donde las autoridades de cada país musulmán observan la primera luna creciente. Por tanto, la fecha es dada a conocer únicamente un día antes del comienzo del ayuno (Mélazzini-Déjean, 2013).

Este periodo tradicional de ayuno en la religión musulmana permite purificarse, pulir el carácter, y aumentar la espiritualidad, por tanto durante todo el mes se les pide llevar a cabo acciones caritativas con los más pobres, abstenerse de mentir, fumar, pelearse y blasfemar. Además de no comer, beber o intimar, desde que el sol se eleva en el alba, hasta que se pone en el ocaso. Es decir entre 6 am y las 22 hrs aproximadamente, por lo que implica alrededor de 15 horas de contención. Únicamente están exentos de ayunar los niños que aún no hayan llegado a la pubertad, las mujeres embarazadas o que se encuentren lactando, así como las personas enfermas o de la tercera edad (Mélazzini-Déjean, 2013).

Pero el propósito del ayuno en este mes sagrado "es mucho más que abstenerse de comer y beber; se trata de una fuente de purificación para el alma, el corazón, el cuerpo y la mente" (Temori en [i]islamforchristians[/i], 2017). El verdadero propósito de la abstinencia, consiste en enseñar a los musulmanes virtudes como la paciencia, la modestia, autocontrol, solidaridad, hermandad y el fortalecimiento de la espiritualidad (Centro Cultural Islámico de Valencia, 2018).

Es así como el Ramadán es una herramienta para que los musulmanes aumenten su paciencia y autocontrol, además de ser un espacio de tiempo que permite reflexionar sobre las bendiciones internas y externas con las que cuentan. Por tanto, este mes pone a prueba el carácter y permite que se purifiquen de los malos hábitos que se puedan tener, pues además se espera que durante este periodo “los musulmanes pasen su tiempo libre en actos de adoración, como la oración, la recitación de Corán, y asistiendo a la oración nocturna en la mezquita durante el Ramadán, conocida como [i]Tarawih[/i]. (Temori en [i]islamforchristians[/i], 2017).

El Ramadán dura 29 ó 30 días, dependiendo de la visualización de la luna. Termina con una celebración de romper el ayuno llamada el [i]Eid al-Fitr[/i]. Posteriormente, los musulmanes pueden volver a sus rutinas cotidianas, pero con la encomienda de poner en práctica las lecciones que han aprendido durante este sagrado mes.

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