No nos quieren

Jesús Hernández Martínez
Foto: playasmexico.com.mx
La Jornada Maya

Martes 22 de mayo, 2018

Hace ya varios años circuló el siguiente chiste en el centro del país: un niño de educación básica, con amplia información y conocimiento de la geografía de nuestra nación pero que vivía en la Ciudad de México, obtuvo como premio en un certamen, un viaje con todos los gastos pagados a Chetumal. Y el niño preguntó, ¿dónde o en qué estado del país se localiza Chetumal?.
Sonaba ilógico e incongruente que una persona que sabía todo en lo que a geografía del país se necesitaba para ganar un certamen no supiera dónde se localiza la actual capital de Quintana Roo.

Y el chascarrillo en 2018 y en plena actividad de un gobierno diferente a los anteriores mantiene su vigencia. Chetumal ya no es el centro de castigo para funcionarios y políticos indeseables del interior del país, sigue lejano de los grandes centros de desarrollo pero ofrece los servicios básicos y su población es amigable, pero ni siquiera los actuales candidatos a la Presidencia de la República han puesto un pie en esta ciudad a la que últimamente se le ha tratado de adjudicar el adjetivo de la primera ciudad de México, donde comienza nuestro país.

Bueno, a fines de este mes llegará a Chetumal uno de los aspirantes a la Presidencia; los demás prefieren Cancún y la Riviera Maya.

Durante la administración de Joaquín Hendricks Díaz se colocó a la salida de Chetumal el monumento al mestizaje que muestra a Gonzalo Guerrero y a Zazil con dos hijos pequeños; como dan la espalda a la ciudad y pareciera que se dirigen a Bacalar, surgió una versión en broma de que la situación de la capital es tan crítica que hasta la pareja que inició el mestizaje abandonaba Chetumal.

Las autoridades no ocultan las dificultades, casi de todo tipo, pero principalmente económicas, que enfrenta el sur del estado en general y particularmente Chetumal. El regidor de Othón P. Blanco, Andrés Blanco Cruz, afirmó la semana pasada que a diario cierra un negocio en esta ciudad por falta de ventas y la alta inseguridad que facilita los robos a las tiendas que, como en todo centro urbano, ofrecen una serie de mercancías.

Tal vez haya que hacerles caso a algunos empresarios, los pocos con negocios rentables: ya no hablar mal siempre de Chetumal, nos va a pasar lo que al dueño de un caballo que lo vendía porque anticipaba que ya era inútil, estaba viejo y cansado, moriría en el corto plazo. Resultado, nadie lo compró. Si seguimos hablando mal de Chetumal, menos van a llegar visitantes, dicen.

La verdad es que, los jóvenes que no encuentran acomodo laboral en la burocracia en esta ciudad, se trasladan a Cancún, la Riviera Maya, Mérida e incluso intentan llegar a los Estados Unidos de Norteamérica.

Muchos chetumaleños, entre ellos las autoridades, quisiéramos aún vivir en esta ciudad cuando, como ofrecen los candidatos a los diversos puestos de elección popular desde hace más de 30 años, abundará el empleo y la economía de toda la población mejorará considerablemente.

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