Jordania, con actitud de cambio

Texto y foto: Margarita Robleda Moguel
La Jornada Maya

Jueves 17 de mayo, 2018

Jordania, oficialmente Reino Hachemita de Jordania, es un país de Asia ubicado en la región de Oriente Medio. Limita al Norte con Siria, al noreste con Irak, al este y sur con el reino de Arabia Saudita, al suroeste con el mar Rojo, y al oeste con el Mar Muerto, Israel y Palestina. Su capital y ciudad más poblada es Amán.

El reino se creó a raíz de la división de la región por Francia y Reino Unido tras la Primera Guerra Mundial. A la captura de Cisjordania durante la Guerra árabe-israelí de 1948, Abdalá I tomó el título de Rey de Jordania y Palestina.

Aman tiene un aeropuerto de primer mundo, ordenado y limpio, con atenciones al visitante, seguramente con el deseo que vuelva, porque no nos cobraron visa de entrada, quizá porque éramos grupo, tampoco de salida. Desde la vista del aeropuerto, que los conocedores del grupo dijeron que Francia había construido, me estimuló la de pensar ¿quién está detrás?, ¿qué le dieron a cambio?, ¿qué más hay?

Según el guía, la monarquía ha sido muy importante para el desarrollo de este país tan nuevo y tan distinto a sus vecinos: Siria, Irak, Arabia Saudita, pues a pesar de ser musulmán, existe apertura y respeto a otras religiones. El país está clasificado como de un desarrollo humano alto, según el Informe de desarrollo humano de 2014, así como un mercado emergente gracias a la libertad de su economía en comparación con los países de su entorno. Jordania ha disfrutado desde 2010 de un estatus avanzado en sus relaciones con la Unión Europea y es miembro de la Zona de Libre Comercio Euromediterránea. El país fue miembro fundador de la Liga Árabe y de la Organización para la Cooperación Islámica.

No ha de ser fácil para un guía de turismo musulmán compartir su cultura con un grupo de mujeres que ve como “peligrosas” porque, según él, son “independientes y liberales” por ser autosuficientes. Nada fácil. Nos doraba la cápsula diciendo que nos entendía perfecto porque él estaba casado con una mujer colombiana y había vivido en Bogotá, sin embargo, al hablarnos de la situación Siria, veía con naturalidad que los hombres jordanos adquieran esposa de ese país para proteger a la “pobrecita de las inclemencias de la guerra”, situación que nosotras traducíamos como agenciarse una nueva sirvienta y hetaira en casa, y por supuesto con el beneplácito de su mujer a la que le aligera las cargas.

Frente a las preguntas usuales en los países árabes sobre la vestimenta de las mujeres, decía que el [i]Corán[/i] no habla del burka. Que únicamente pide discreción para evitar provocar al hombre. Pero llamó [i]Barbies[/i] a las mujeres que usan pantalones y blusas entalladas y se cubren el pelo para “cumplir” lo religioso. También [i]tortugas ninjas[/i], a las que se cubren de negro totalmente. Dice que les pregunta a los hombres por qué les piden a sus mujeres se cubran así, y ellos responden que para su protección. Los hombres se visten a la manera occidental, sin embargo, hay quienes presumen su religiosidad mostrando el chuchuluco negro que tienen en la frente de tanto golpe que se dan contra el piso a la hora de la oración. El primer rezo es a las 4:30 de la mañana. Lo supe porque a esa hora nos llamaban para salir temprano a las visitas, antes de que el sol llegara al cenit; sin embargo, siento el cambio de los tiempos. Igual que las iglesias se vacían en Europa, en Medio Oriente baja la intensidad religiosa: hace 15 años, cuando vine a Egipto por primera vez, a la llamada de la oración todo el mundo dejaba lo que hacía y se inclinaba con vista la Meca a reconocer a Alá y a su profeta. Los camelleros, por ejemplo, dejaban camellos y turistas esperando. Ahora no me tocó ver rezos, sólo las calles vacías los viernes por ser día feriado. Así que, las burkas, queridos, son simplemente sistemas de control. Las mujeres, según los de allá, y aun algunos de los de acá, somos las culpables de toda violencia en nuestra contra.

Sin embargo, para ventaja de las jordanas, la reina Rania, esposa de Abdalá II, reconocida mundialmente por su espíritu humanitario, salió en televisión promoviendo que la mujer estudie y trabaje y éste hecho marcó la diferencia. En las visitas nos encontramos infinidad de niños de las escuelas conociendo su país y se acercaban a saludar, practicar sus tres frases en inglés y a tomarse fotos. Me agradecían venir a visitar Jordania… su actitud habla de apertura, de cambio, de esperanza.

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