Ser mujer en la península es distinto

Giovana Jaspersen
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Viernes 20 de abril, 2018

[i]“Es un error social educar a la mujer para una sociedad que ya no existe” (S.A)[/i]

Al visitar un museo, o acercarnos a la historia oficial, una de las preguntas críticas más atinadas, en nuestro tiempo y contexto, debe ser ¿Dónde está la mujer en la historia? ¿Dónde están sus voces? ¿Cuáles fueron sus nombres y acciones?

Y es que muy poco sabemos de ellas y sus historias, en la que es llamada “La historia de todos”. Como respuesta, [i]Ko’ole[/i]l, palabra en lengua maya para mujer, cobra un significado más amplio y profundo en el Palacio Cantón, en Mérida, haciendo reflexionar sobre acontecimientos, movimientos, influencias y presencias que en el pasado no se habían narrado en las salas de museos. La exposición era urgente, porque ser mujer en la península históricamente ha sido distinto al resto de la república, y esta singularidad debería ser defensa identitaria y constructiva frente a la violencia que no respeta geografías. Por ello, había que contarlo.

Ser mujer en la península es distinto porque la materia lo dice, cuando se analizan los restos de Naia, la más temprana y remota marca femenina en todo América, y ella transforma la historia de todos, aún, 13 milenios después de haber nacido. Lo narran también los géneros complementarios que equilibran el universo creador maya y las reinas, dignatarias y mandatarias inscritas en muros, estelas y pinturas prehispánicas, que honran desde su sangre el poder de ser distintas, base de la línea dinástica y transmisoras de la sabiduría, lengua y cultura hasta nuestros días.

Aquí se traspasaron las barreras coloniales y las mujeres fueron rebeldes; en la guerra de castas resistieron y defendieron a su pueblo. Mujeres que transgrediendo esquemas, rompiendo paradigmas, trabajando, decidiendo nuevos rumbos y rebelándose, transformaron el camino e hicieron de Yucatán un referente internacional y de vanguardia en la defensa de los derechos y la equidad, visible tanto en el primer congreso feminista, como en la participación política, pasando por las publicaciones periódicas y las iniciativas de educación para niñas sin referentes en el territorio nacional; todo, en tiempos muy tempranos y distintos al resto, no sólo de México, sino del mundo. Por ello, hablar como mujer, en y desde Yucatán, es honrar a Felipa Poot, María Uicab y Sabina Cohuó; a Benita Palma, Rita Cetina y Elvia Carrillo Puerto, A (Totó) Jiménez y todas quienes han tenido la entereza de transformar la realidad.

Por esto, [i]Ko´olel[/i], transformando el camino no sólo es el ejercicio de reconfiguración y relectura histórica más importante que se ha hecho en el Palacio Cantón desde que fuera inaugurado como museo en 1959, también es muestra de que no se necesita ser una instancia dedicada a temas de género para aplicar dicho enfoque, pues en estos tiempos es cuestión de responsabilidad que se extienda a todos los niveles e instancias, así como del potencial del museo como agente de cambio y espacio de defensa y transformación en el que se replantean visiones y se modelan las realidades para habitar el futuro.

Entonces, [i]Ko´olel[/i], más que una exposición es causa. Una causa común que conecta voces, empeños, objetos y anhelos. Conecta en sus salas el trabajo de las investigadoras Georgina Rosado, Miriam Gallegos, Gabriela Solís, Dulce María Sauri y Patricia Martínez Huchim, quienes prestaron su mirada, experiencia y palabra para levantar todas estas voces articuladas por Ana Méndez, y materializadas en sala con belleza y contundencia por José Luis Rodríguez y Miguel Durán, así como un enorme equipo que dio voz a esta otra historia.

Conecta con la palabra y los mayahablantes, gracias al INALI, que logró que todas las mujeres hablen también en lengua maya, mostrando que la institucionalización de nuestras lenguas originarias es hoy una realidad. Conecta 14 acervos peninsulares que se hilvanan y cuentan otra historia, que también es de todos nosotros; desde colecciones particulares, el fondo reservado del CEPHCIS-UNAM, el Fondo Rita Cetina del AGEY, los fondos de la Biblioteca Yucatanense y las fotografías de la Fototeca Pedro Guerra (UADY), hasta fotógrafos contemporáneos y las colecciones del propio INAH en Campeche y Yucatán.

Nos conecta con la biografía de 86 mujeres, pero también a sus familias con el museo y a ellas mismas con su rol histórico, al encontrarse en sala y saberse transformadoras de la realidad. Nos conecta con nosotros al ver lo que antes no habíamos visto ni nos habíamos preguntado.

Así, [i]Ko´olel[/i], transformando el camino es un ejemplo de hiperconexión, tema que este 2018 decretó el Consejo Internacional de Museos como tema del Día Internacional de los Museos. La responsabilidad compartida en la difusión es la consolidación final de esta hiperconexión cuando vemos a la Secretaría General de Gobierno, la Secretaría de Educación del Estado de Yucatán, universidades, líderes de opinión, medios de comunicación y visitantes, sumándose a difundir esta lectura de una historia que había sido callada e ignorada. Hoy, nos corresponde a todos ser lazo que nos conecta con esta historia que también es de todos, y decir #YoMeSumo a que las mujeres tengan voz y un sitio en la historia, porque todos deberíamos conocer esta otra mirada y el por qué ser mujer en la península fue, ha sido y debe seguir siendo, distinto.

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