Paradigmas del combate a la corrupción

René Ramírez
Foto: Fernando Eloy
La Jornada Maya

Viernes 16 de marzo, 2018

En aras de la Filey, este medio organizó una mesa de análisis donde estuvo su servidor, Oscar Ríos y Giovanna Romero discutiendo el tema de los “Paradigmas del Combate a la Corrupción”. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Calidad de Impacto Gubernamental (Encig) de 2015 realizada por el INEGI, nuestra entidad se ubica en el segundo lugar nacional en “conocimiento de víctimas de corrupción entre familiares y amigos” y el segundo lugar nacional en “pago de sobornos para realizar trámites de gobierno” y estamos en el cuarto lugar nacional en “frecuencia de corrupción en trámites y servicios”.

Con base en el conjunto de datos anteriores, podemos asumir que “Yucatán es una de las cuatro entidades más corruptas de México” (Legorreta, 2017). Siguiendo la misma encuesta, Yucatán es la segunda entidad con “la proporción de personas que declaran que algún servidor público les solicitó un pago o regalo para realizar un trámite”. En ese entendido, podemos ver que la corrupción es un fenómeno inmerso en la vida institucional y política.

En contraste, con datos de la misma encuesta la percepción de la corrupción por parte de la ciudadanía es tan baja que estamos colocados en la segunda entidad a nivel nacional. Si bien es un problema profundo, la sociedad yucateca no lo ve como tal. ¿Cómo combatir una enfermedad si el paciente no quiere? Ahí podemos encontrar un gran paradigma sobre el combate de la corrupción. El fenómeno no sólo ataca a las instituciones, sino a la sociedad. Es cierto que estamos en tiempo del andamiaje del Sistema Local Anticorrupción y no podemos vislumbrar ningún logro importante de este nuevo mecanismo, si encontramos una deficiente voluntad política para resolver el problema, porque ahí están los casos de Tekax y Hoctún, donde la Auditoría Superior del estado ha señalado diferentes observaciones sobre anomalías de sus cuentas públicas, y aunque presentaron las respectivas denuncias, no ha sucedido absolutamente nada. El nuevo debate público debería estar centrado en dotar de más garras y dientes a estas instituciones para que no terminen siendo elefantes blancos.

Un tema importante a recalcar, es poder salvaguardar una verdadera autonomía de la Vicefiscalía en Combate a la Corrupción y la Auditoría Superior del estado. En los tiempos electorales presentes, podría existir la posibilidad de una intención de contaminar las dos instituciones más relevantes en el tema y las últimas trincheras ciudadanas. Poseer una verdadera autonomía institucional tiene como beneficio que dichas organizaciones no sean utilizadas con fines electorales, pero sobretodo, que los informes y análisis, procedimientos y denuncias sean totalmente objetivas.

Por último, la participación ciudadana debe ser un principio rector en la formulación de política pública, pero no sólo estar plasmada en papel y tinta, sino que se traduzca en una verdera participación para todas las instituciones que van a formar el Sistema Estatal Anticorrupción; un Comité de Participación Ciudadana que no tenga miedo; un Comité que sea capaz de realizar posicionamientos y señalamientos sobre hechos que tengan una evidencia de corrupción. Sólo así podemos nutrir el debate y la vida pública yucateca de un verdadero mecanismo de combate a este mal. No podemos olvidar que es fundamental ver las posiciones de los candidatos sobre el tema; se puede aprovechar de una manera intelectual la jornada electoral para forzar a los políticos a tener verdaderas propuestas y soluciones. El tema de la corrupción es complejo, pero sólo así podemos tener un verdadero Estado de Derecho y una vida democrática efectiva.

[b][email protected][/b]