Meade necesita su seis de marzo

José Luis Preciado
Foto: Fernando Eloy
La Jornada Maya

Viernes 16 de febrero, 2018

José Antonio Meade no despega. Su imagen de candidato apartidista no causó mayor impacto o atracción en precampaña, su discurso es el de un funcionario público metido a candidato, se le puede ver arrinconado ante las cuerdas respondiendo por lo que hacía hace unos meses. El equipo que lo rodea anda preocupado, saben que seguir en tercer lugar rumbo al primer y casi definitorio debate del 22 de abril no es nada halagador, a Meade le urge un golpe de timón, un 6 de marzo.

Según el analista Ulises Carrillo, Meade se halla ante el mayor reto: debe ganar su primer debate para ponerse al mismo nivel del puntero Andrés Manuel López Obrador y mandar al tercer sitio a Ricardo Anaya, pero si gana Ricardo Anaya, Meade quedará hundido en el tercer sitio; en cambio, si Andrés Manuel resultara ganador del primer debate, ya nadie lo bajará de la posición puntera. Por ello no es cosa menor preparar su mejor discurso, poner la marca que lo acompañe en toda la ruta. El segundo debate será el 20 de mayo y no revestirá de mayor interés, en cambio en el último, a celebrarse el 12 de junio en Mérida, podría captar el interés colectivo si los aspirantes llegan al cierre de sus campañas todavía sin posiciones sólidas.

Es un hecho: a José Antonio Meade le urge un deslinde del gobierno para el que trabajó. ¿Cómo le hará para dejar de lado esa mala imagen? Para eso tiene un equipo de campaña que no ha logrado captar la esencia de un hombre que mercadologicamente debió ser muy bien "vendido". A Meade le falta ser él mismo.

[b]La historia y los resultados[/b]

"Yo veo a un México con hambre de sed y justicia". 6 de marzo de 1994, Luis Donaldo Colosio marcaba así su distancia del gobierno de Carlos Salinas y ponía el dedo sobre la llaga. En este discurso, Colosio se dirigió al PRI, pero le hablaba a los mexicanos (curiosamente, fue Ernesto Zedillo quien revisó ese discurso). A partir de allí comenzó a despegar su campaña. Y 17 días después cayó abatido en la colonia Lomas Taurinas, de Tijuana.

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