de

del

Hugo Castillo
La Jornada Maya

Miércoles 11 de diciembre, 2019

Con la entrega del Nobel a Peter Handke ayer, el Comité Sueco hizo historia. Y no por el mérito de la carrera del premiado, sino por la discusión que despertó respecto a las consecuencias que traerá celebrar a alguien basándose sólo en ella.

El debate global empezó en octubre pasado, cuando se anunció que el premio de Literatura de este año se entregaría a Peter Handke “por su trabajo influyente en el que el genio lingüístico ha explorado la periferia y la especificidad de la experiencia humana”. Con Handke, Estocolmo eligió galardonar a un poeta y escritor que, pese a tener una pluma fina y sobresaliente, desde hace décadas ha recibido repudio internacional por algunas de sus posturas ideológicas.

[img]d157go37gaoh[/img]

Sin entonces preverlo, la Academia Sueca reabrió con su elección una vieja controversia respecto a la relación entre política y literatura, y la discusión de si la primera está por arriba de la segunda. ¿Es [i]correcto[/i] premiar a alguien, especialmente con un Nobel, sin tomar en cuenta sus creencias? Esto es lo que muchos se preguntan respecto al premio que se entregó ayer y los críticos, en todas partes, parecen no ponerse de acuerdo.

[b]Muchos bandos, una masacre[/b]

Pese a tener una larga y exitosa carrera en las letras germanas, Peter Handke saltó a la fama en las últimas décadas por sus escritos apologéticos del papel que jugaron las fuerzas serbias en la Guerra de Bosnia. El conflicto bélico de la ex Yugoslavia durante su desintegración es demasiado complejo para resumirlo en tan breve espacio, pero en general se trató de un enfrentamiento muy cruento en el que varios bandos, divididos por líneas étnicas y religiosas, lucharon para imponerse unos sobre otros en las naciones que se crearon de las cenizas del régimen socialista.

Según la evidencia corroborada internacionalmente, lo que se vivió durante la década de los 90 en los Balcanes, y especialmente en Bosnia y Herzegovina y Kosovo, se trató de un intento de la población serbia de acabar con los musulmanes (étnicamente bosnios y albanos) de la región, algo que el Tribunal Penal Internacional (TPI) ha designado como genocidio.

Por supuesto que en la ex Yugoslavia, como en cualquier zona de conflicto, ser catalogado como opresor o como oprimido dependía del lado en que se luchaba. Tanto serbios como musulmanes cometieron excesos bélicos, pero la cantidad de evidencia que demuestra que los primeros pretendían aniquilar totalmente a los segundos, como lo fue la masacre de más de ocho mil varones bosnios en Srebrenica, es irrefutable.

[b]Matizando la barbarie[/b]

Sin haber participado personalmente, Peter Handke decidió tomar partido en la Guerra de Bosnia: todas las narraciones de “supuesta” crueldad contra los musulmanes en la ex Yugoslavia eran “debatibles”. Contrario a lo que revelan los datos oficiales, en sus obras Handke asegura que las principales víctimas del conflicto fueron los serbios, pues la OTAN los bombardeó como resultado de las falsas pruebas que los bosnios presentaron al organismo internacional para que intervinieran en la lucha. También señala que las imágenes del “supuesto” proyecto de exterminio serbio existentes son fruto de un buen encuadre de los fotógrafos y llega incluso a matizar la condenada Masacre de Srebrenica, cuestionando las “verdaderas” causas de la misma, según relata Marc Bassets.

El escritor también participó en el funeral de Slobodan Milosevic, ex presidente serbio acusado por el TPI de crímenes de lesa humanidad. En su memorial, Handke lo alabó al igual que a su desempeño castrense. También, durante sus juicios, escribió artículos en los que defendió el papel que jugó el ex militar durante el conflicto.

Pese a las críticas que ha recibido a través de los años, las denuncias de organizaciones no gubernamentales bosnias y kosovares y la inmensa cantidad de pruebas del intento de exterminio serbio de los musulmanes en la ex Yugoslavia, Handke no ha cesado su apoyo a la actuación de Belgrado en la guerra. En una reciente entrevista, al preguntarle si mantenía esta postura ideológica después de recibir el Nobel de Literatura, el autor respondió que “prefería un anónimo escrito en papel higiénico a esa pregunta vacía”.

[img]aist60e82sqq[/img]

[b]Un error doble [/b]

Tras el anuncio de que Handke sería galardonado este año, se inició un debate global respecto a su derecho a ser reconocido, centrado principalmente en dos razones por las cuales el Comité Sueco debía cancelar su elección. Pero esas mismas dos causas reabrieron una discusión, muy añeja y que renace cada vez que un escritor controversial es premiado, acerca de hasta qué punto las creencias e ideología personales de un autor impactan en sus méritos literarios.

Por obvias razones, la elección del Nobel de Literatura resonó muy fuertemente en Bosnia y Herzegovina y en Kosovo. Poco después del anuncio del galardón, los colectivos de búsqueda de víctimas de la guerra comenzaron a denunciar que lo que el premio demostraba es que una tendencia discriminatoria eurocéntrica había encontrado cabida en el seno de la Academia Sueca. La institución sólo se había permitido reconocer a una figura tan controvertida porque lo que estaba en discusión era un asunto musulmán; jamás hubieran permitido que alguien que negara el Holocausto o alguna otra masacre “occidental” recibiera el premio, afirmaron.

Estas denuncias de discriminación europea ganaron primacía cuando, en medio de la discusión literaria, el presidente francés, Emmanuel Macron señaló en una entrevista que “la cuestión más importante para Europa está en Bosnia y Herzegovina, porque es una bomba de tiempo”. El mandatario hacía referencia a una supuesta amenaza yihadista proveniente de Sarajevo, ignorando el hecho de que desde hace décadas el país es un lugar muy pacífico y que, de hecho, es el único Estado que ha impulsado un plan para repatriar y re introducir a la sociedad a sus ciudadanos que pelearon en el Estado Islámico, contrario a la política de la misma Francia y del resto del continente.

El segundo debate giró en torno a la reciente visibilización de las diferentes formas de abuso por diversos movimientos sociales. El trabajo de iniciativas como [i]#MeToo[/i] ha incidido fuertemente en las industrias fílmicas y del entretenimiento, evitando que las obras, sobresalientes o no, de cualquier creador, sirvan para tapar sus excesos. En este tenor, muchos creadores y críticos literarios comenzaron a preguntarse si en su sector todavía es aceptable galardonar a alguien sólo basándose en su carrera, sin tomar en cuenta sus acciones pasadas, o en este caso, sus creencias.

Buscando en la historia alguna respuesta, muchos recordaron casos previos de laureados con el Nobel de Literatura que, pese a no tener el historial político e ideológico más [i]correcto[/i], fueron premiados. Sin embargo, el hecho de que algunos de ellos pasaron a la historia como antihéroes y no reciben mucha celebración hoy, pero otros, en cambio, pese a sus radicales posturas siguen siendo considerados estándartes de las buenas letras, no ayudó mucho a traer claridad a la discusión.


[b]¿Está la literatura por encima de la política? [/b]

Con todo y protestas, llamados a boicot y amenazas, la Academia Sueco decidió mantenerse firme en su decisión y el día de ayer entregó el máximo galardón de Literatura a Handke. Antes de la ceremonia, el presidente del comité, Anderss Olson, señaló que “Peter no es un escritor político”, haciendo referencia a que su trabajo no debería ser juzgado por su postura respecto a la guerra en la ex Yugoslavia.

Pero con todo y el intento de Estocolmo de pasar la página en el caso de Handke, la pregunta sigue en el aire: ¿es [i]correcto[/i] juzgar a un autor por sus ideologías políticas? ¿Es [i]correcto[/i] premiar a alguien que niega la matanza de miles de personas?

Definir lo [i]correcto[/i] es más bien labor de la filosofía o de las ciencias religiosas, con reglas claras acerca de lo que se debe y no se debe hacer en distintas áreas de la vida humana. Por lo tanto, para calificar la decisión del Nobel de Literatura de este año solo contamos con dos parámetros: lo establecido por Alfred Nobel y la ética dominante del momento.

Respecto al primer parámetro, Alfred Nobel fue bastante vago al definir quién podría ser acreedor al reconocimiento, solamente señalando que tendría que ser alguien “destacado” e “idealista”. Pero, en las causas declaradas por el inventor para crear los premios, la tradición dicta que lo que se buscaba era promover la concordia y hacer prevalecer la paz en el orbe. En esta línea de razonamiento, se puede deducir que es poco probable que Nobel aceptara galardonar a alguien que, pese a tener una escritura “destacada”, promoviera la discordia a través de sus posturas ideológicas personales como Handke.

En comparación, respecto al tema en discusión el segundo parámetro es más claro. El hecho de que un amplio segmento de la opinión pública se haya levantado en contra de la elección de Handke demuestra un cambio del paradigma social global, pues hoy en día ya no se trata de reconocer a individuos que sólo hagan bien su trabajo. La sociedad quiere figuras de autoridad que sean más íntegras y que no comprometan, con sus ideologías personales, la grandeza de su trabajo. En este aspecto, los boicots ligados a la lucha palestina o de movimientos como el [i]#MeToo[/i] apuntalan las iniciativas globales para generar industrias que sean coherentes con sus ideologías y que no violen, colateralmente, ningún derecho humano.

Pese a que la Academia Sueca decidió ignorar las críticas y siguió adelante con su condecoración a Peter Handke, los parámetros a considerar a la hora de premiar a alguien con el Nobel están en la mesa de discusión de nuevo. Sólo queda esperar si, así como un escándalo de abusos sexuales en el seno de la institución la llevó a cambiar fundamental sus políticas internas, el debate respecto al escritor austriaco también genera alguna modificación. Tal vez en un futuro no muy lejano, las posturas ideológicas incidirán a la hora de decidir si alguien merece recibir un premio por su carrera literaria.

[img]pist60e8e4qx[/img]

[b][email protected] [/b]


Lo más reciente

Venados regresa a casa con marcador desfavorable contra el Atlético La Paz

El club yucateco vio cortada su racha de victorias anoche en el estadio Guaycura

La Jornada Maya

Venados regresa a casa con marcador desfavorable contra el Atlético La Paz

En un drama total, los Tigres emparejan la serie en el Victor Cervera ante los Leones

Más de 4 mil aficionados presenciaron un duelo que cerró 6-5

La Jornada Maya

En un drama total, los Tigres emparejan la serie en el Victor Cervera ante los Leones

Ecuador recibe denuncia contra el diplomático mexicano Roberto Canseco

El funcionario intentó impedir el asalto a la embajada en Quito y la detención de Glas

Arturo Sánchez Jiménez

Ecuador recibe denuncia contra el diplomático mexicano Roberto Canseco

Protección Civil nacional presenta en Quintana Roo el nuevo protocolo ante huracanes

La prioridad será fortalecer la cultura de la prevención

La Jornada Maya

Protección Civil nacional presenta en Quintana Roo el nuevo protocolo ante huracanes