La Jornada Maya
Foto: Soundtravel.com.mx
Lunes 2 de diciembre, 2019
Desde hace siete años inició la caminata por el Renacimiento Mexicano. Todo comenzó en la visión de un sueño al que un grupo de compañeros del movimiento que lleva de mismo nombre que el de la caminata sentimos el llamado y comenzamos a caminar, todo previamente consensuado con los venerables abuelos de tradición y caminando de un punto a otro desde centros “sagrados” o “centros energéticos” de México.
La travesía comenzó en el cerro de la Estrella, en Iztapalapa, para caminar a Tula; el segundo año de Tula a Teotihuacan, posteriormente a Cholula, luego a “la Malinche”, de allí a Cantona, el sexto año fue hasta Tajín y este año llegamos a Cempoala. En estos siete años hemos sumado mil kilómetros andados, hemos atravesado los más bellos paisajes, recibido las más cálidas manifestaciones de generosidad de pueblos hospitalarios, las enseñanzas que sólo al andar el camino se pueden entender, las bendiciones de quienes nos ven pasar, pero también hemos tenido que afrontar miedos, asumir riesgos, atestiguar injusticias, escuchar el dolor donde se ha profanado la dignidad humana.
Mire usté a los caminantes
Que van marcando los pasos
Con la bandera entre brazos
Frente al sudor elegantes
Yo no los veo vacilantes
Ni se escucha alguna queja
Silva el aire en las orejas
El silencio entre el camino
Un sentimiento encendido
De energía para el planeta
¿Que estamos haciendo aquí?
Me preguntó mi otro yo
Calmando un viejo dolor
Fue lo que le respondí
Se está dejando sentir
Junto a los cuatro elementos
El profundo sentimiento
De amor por la amada tierra
Abriendo todas las puertas
De lo que sentimos cierto
Al caminar todos llevamos un propósito personal, individual, pero al hacerlo con alguien más, enlazamos intenciones colectivas, como La Paz en México o la armonía con la naturaleza. A lo largo de los pasos dados vamos aprendiendo diferentes técnicas de caminar, al estilo totonaca, al estilo de soldado romano, a la budista, que se convierten en meditaciones activas. Pero también hemos andado todo tipo de terreno, llegando a puntos donde sólo el instinto y la voluntad te pueden impulsar, atravesando circunstancias de riesgo donde ninguna ley o ideología sirve, sólo tu conexión con tu estado más natural.
Una marcha por la vida
Marcha que no rompe vidrios
Sin capuchas, con sentido
Una que sana la herida
Entre papayas, sandías
Se ve el mar y en lo distante
La ruta de practicantes
Que dicen al caminar
México más que un lugar
Es estado de conciencia
El cuerpo es una sonaja
Que danza al son de la tierra
El cuerpo es ola serena
Que se desliza en la paja
Se suelta rítmica danza
Se canta al son del tambor
Canta como el ruiseñor
Y así aquieta al pensamiento
El cuerpo escucha al silencio
Que le canta una canción
[i]Martha Adriana Morales, Witzilin; César Daniel González Madruga, El Siervo, con la participación especial de los caminantes y poetas Guadalupe García y Enrique Quezadas.[/i]
[i]Mérida, Yucatán[/i]
[b][email protected][/b]
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