Alto al fuego

Daniel Vera
Foto: Afp
La Jornada Maya

Viernes 1 de noviembre, 2019

La violencia no cesa.  El tema de seguridad es sin duda la asignatura pendiente del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Las víctimas de homicidios han incrementado durante la actual administración en un 3.7 por ciento con respecto al mismo periodo en el año anterior, teniendo como resultado 29 mil 629 víctimas de homicidio doloso.
 
[b]¿Cómo hacemos para detener semejante espiral de violencia?[/b]
 
El horror se ha normalizado en México y es preocupante.  En muchos estados de la república el levantarse y enterarse de uno o varios homicidios forma parte de la cotidianidad. Uno o dos o decenas de muertos forman parte ya del paisaje. Juan Villoro dijo alguna vez que en México aprendemos geografía por medio del horror.
 
[b]Minatitlán, Comalcalco, Tlahuelilpan, Uruapan, Coatzacoalcos y Aguililla[/b]
 
La detención fallida del hijo del [i]Chapo[/i] Guzmán, Ovidio Guzmán, puso una vez más el tema sobre la mesa con dos propuestas que se bifurcan.  Por un lado hay un sector de la opinión que dice que se debería hacer uso irrestricto de la fuerza para pacificar el país.

Si algo pudimos aprender de sexenios pasados es que esta estrategia, lejos de valorarla como buena o mala, es un fracasó; la denominada “guerra contra el narcotráfico” emprendida por Felipe Calderón no cumplió con su cometido, por el contrario, convirtió a México en una fosa común. Errónea y triste en muchos casos, el tema de seguridad, la oposición lo ha utilizado para confirmar una negación evidente a la administración actual y que no apuesta a las soluciones, lo cual es verdaderamente lamentable ya que convierte a las víctimas en simples números y se pierde la pericia en un asunto tan complejo y estructural.  
 
México necesita abrirse a un proceso de paz donde intervenga tanto el estado como la sociedad civil en su conjunto, aunado de instancias extranjeras como lo pueden ser la ONU en donde lejos de vituperios y virulencias, se construya un diálogo nacional donde se analicen las causas del fenómeno en aras de garantizar no la venganza, sino la justicia, y hacer un alto al fuego de una vez por todas.
 
El nuevo gobierno ha apostado para combatir la violencia de una manera mucho más integral con el proyecto de la Guardia Nacional  y combatiendo sus causas estructurales: marginación, pobreza, falta de oportunidades por medio de los programas sociales ya implementados. Esto por supuesto no garantiza el éxito. Mucho menos en corto plazo. Una mejoría en un problema tan complejo, tan lleno de aristas como lo es la violencia en México podría notarse en un plazo de tres años. El problema es que es muy difícil tener paciencia cuando la sangre llega al río de manera tan desgarradora.
 
En un tema tan delicado como lo es la violencia en nuestro país nos hace falta estar a la altura a todos: gobierno, medios de comunicación, sociedad en su conjunto, independientemente de las posturas, lealtades o filiaciones políticas. Podemos darnos en la cabeza con mil y otros temas en los cuales no estaremos de acuerdo, pero en el tema seguridad es importante estar unidos no por el bien o mal de un presidente, sino para salir de una vez por todas, de este mal sueño que no parece terminar.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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