Odio misterioso

Normando Medina Castro
La Jornada Maya

Jueves 25 de julio, 2019

[i]El odio al justo[/i] es el título de un texto del gran escritor mexicano José Vasconcelos, contenido en un libro de ensayos y artículos de las postrimerías de su monumental obra, por lo cual, bien se denomina, [i]En el ocaso de mi vida[/i].

El ilustre Vasconcelos, nacido en Oaxaca (1882-1959), comprometido con sus ideas y convicciones, polémico en muchas de sus acciones y en sus escritos, siempre fue coherente en la vivencia plena de un profundo humanismo y la defensa a ultranza de la verdad. Como secretario de Educación Pública, revolucionó conciencias que le valió el sobrenombre de [i]Maestro de la juventud de América[/i].

Filósofo, historiador, político, periodista, en todas sus facetas destacó por su genio y carácter. Los libros [i]Raza cósmica y Ulises criollo[/i], son dos de sus obras más conocidas.

“Si faltasen pruebas para demostrar que vivimos un periodo de aguda crisis moral en la historia, el calvario del mariscal Petain sería suficiente para demostrarlo… Entre el exilio, que representaba la gloria en la prensa extranjera, pero el abandono y el sufrimiento en la patria que lo reclamaba, petain escogió: la humillación, el descrédito y el peligro, a cambio de salvar algo del patrimonio de francia”.

Petain padeció prisión cuando tenía más de 90 años de edad, sacrificado por las ambiciones de los traidores en medio de un pueblo ciego o quizá maniatado para que no llevara a cabo los dictados de su corazón.

Con luminosidad, Vasconcelos dice: “el odio que entre nosotros provocó Madero cuando pretendía demostrar que era posible gobernar a la nación sin los instrumentos políticos habituales del fraude y el asesinato. Odio misterioso que sin embargo es un fátum de la historia. Lo encontrará en su camino todo el que alguna vez se atreva a lanzarse sin escudo contra las fuerzas organizadas, perdurables y triunfantes de la mentira y del mal”.

Establece que “la grandeza de un mártir se mide por el poderío de sus enemigos”. Cada día se hace más claro que todos los beneficiarios, nacionales y extranjeros, del anterior régimen de gobierno de México, seguirán usando todos sus recursos para hacer naufragar a la Cuarta Transformación, aunque eso implique un daño incuantificable a la nación.

Todos los que se apropiaron de los recursos mineros, petroleros, del agua, la generación de energía, y usufructuaban los contratos de obras y servicios, unos simulados y otros de pésima calidad y precios exorbitantes, los que exentaban el pago de impuestos, los que estaban más allá de la justicia y de las instituciones, los poderosos neoliberales del mundo con intereses en México, sin lugar a dudas odian al presidente Andrés Manuel López Obrador.

El problema para los emisarios del pasado es que la nación mexicana, como nunca en su historia, tiene acceso a información que no puede ser obnubilada por el odio de sus bots, de sus políticos corruptos y desgastados, de sus sesudos analistas, de sus medios de comunicación y de su soberbia y su codicia. Esa nación mexicana, formada por las mayorías que legitiman cualquier democracia, informada como ésta, les corresponde en su odio, lo cual es sumamente peligroso. Y en geopolítica, las fuerzas de la derecha norteamericana no pueden ignorar que es válido el principio: los enemigos de mis enemigos son mis amigos. AMLO no es neófito en política y ya dio sobradas muestras de su pericia.

El egoísmo y la codicia sin límites, el sálvese quien pueda, penetró la vida de muchos prestadores de bienes y servicios a lo ancho y ancho de nuestro país, quizás alentados por la corrupción y la impunidad desde las más altas esferas del gobierno. Los tanques de gas doméstico incompletos, ya sean cilindros o estacionarios se hicieron práctica común y los ciudadanos aceptamos el robo, porque en el fondo sabíamos que las instituciones nunca actuaban en contra de los abusadores. Las gasolinas caras e incompletas han sido el pan de cada día. Todos lo sufrimos, algunos nos quejamos pero nos tuvimos que tragar nuestro coraje por la complicidad institucional. Nadie actuaba. Los empresarios comunes y corrientes, no los dueños de franquicias y de numerosas concesiones de gasolineras, se tuvieron que resignar a pagar cuotas a inspectores corruptos de la Profeco y a sufrir la voracidad del personal de Pemex que podría dejar de surtirles el combustible si no pagaban una cuota. Con sólo retrasar el abasto unos días, las pérdidas eran cuantiosas. La descomposición social es algo contra lo que todos debemos luchar. La titánica tarea de recomponer las instituciones tampoco es tarea sólo del gobierno. Las gasolineras de Chetumal que fueron sorprendidas robando el 30 por ciento del producto a cada consumidor, son solo la punta de un desagradable iceberg.

Definitivamente hay que sanear las instituciones y recomponer el tejido social. Un buen comienzo fue la acción de la Profeco que inició proceso contra las tres sucursales que tiene en Chetumal la empresa servicios ecológicos del Mayab, cuyo nombre comercial es Full gas, y la acción subsecuente de los ciudadanos que ya no acuden a esos establecimientos abusivos y han alertado a otros para no dejarse timar. Castigo social.

Como peste para el turismo, la fetidez del sargazo y la inseguridad siguen presentes en Quintana Roo, cada uno lastimando la actividad económica en la que descansa el mayor ingreso para la entidad. Ambas plagas hieden. Las dos ponen en evidencia desaciertos humanos. Una por los abusos contra la naturaleza y la otra por los abusos contra los mismos humanos y permitir una monstruosa desigualdad social, sacando provecho de ella o volteando la cara a otro lado. Ahora habrá que unirse de verdad, no en el discurso nada más, para controlar las dos plagas. Ciudadanos y los tres órdenes de gobierno. El éxito dependerá de todos.

Es lamentable que las dos plagas casi apocalípcticas, el sargazo y la inseguridad, afecten de manera rotunda los municipios de Tulum y de Othón P. Blanco. sobre todo el tema de la inseguridad en ambos es inaceptable, y hay que decirlo con todas sus letras, este horrible flagelo de la inseguridad surgió en las dimensiones preocupantes que ahora presenta en el gobierno autoproclamado del cambio del PAN-PRD. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.

¡Hasta la próxima!

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