Regulando la violencia digital

René Ramírez Benítez
Foto: Enrique Osorno
La Jornada Maya

Lunes 1 de julio, 2019

Uno de los personajes más importantes en la innovación tecnológica, y quien fuera fundador de la compañía Apple, Steve Jobs, dijo una vez que “la tecnología no es nada. Lo importante es que tienes una fe en las personas, que son básicamente buenas e inteligentes, y si les das herramientas, harán cosas maravillosas con ellas”.

Si bien, la frase podría parecernos romántica y simple, la verdad es que resume un principio fundamental respecto a las nuevas tecnologías que están completamente inmersas en nuestra cotidianidad. Dicho principio recae en la intención del uso y el entender que simplemente son una herramienta para lograr múltiples fines.

Sin embargo, aunque existen personas con las mejores intenciones para utilizar el máximo potencial de las tecnologías, de igual existen sectores de la población que se aprovechan del poder que brindan estas herramientas y tergiversan la naturaleza o fin con el cual la sociedad moderna ha confiado en la explotación de estas tecnologías. Los constantes e innovadores métodos de información dentro de este mundo cada vez más cambiante se han adaptado a temas tan complicados y negativos como el acoso, violencia u otros tipos de delitos, que nos exige analizar y revisar su regulación para poder frenar este problema creciente.

Como ejemplo de este intento de regulación encontramos que, a nivel local, la diputada por el Partido Acción Nacional, Paulina Aurora Viana Gómez, presentó una iniciativa incluir la violencia digital entre las formas de violaciones a los derechos de la mujer, la cual posee características particulares ante otros tipos de agresión, ya que se centra en el ejercicio limitativo, la cosificación y el sexualizar.

En ese sentido y de manera muy particular, encontramos el denominado “ciberacoso”, el cual uno de las características es que se puede dar en computadoras, teléfonos móviles, televisores inteligentes o cualquier dispositivo móvil que permita la hiperconectividad. Y que pertenece a ese tipo de violencia que afecta en mayor medida a la mujer. En ese sentido, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas contempla a la igualdad de género en su número 5, dentro de la Agenda 2030 en su apartado 5.b se tiene el correcto uso de las tecnologías, y la conjugación de ambas no brinda una base internacional sobre el tema.

Para medir la relevancia, en la la exposición de motivo de la iniciativa de la diputada Paulina Viana, encontramos datos como el Informe de la Banda Ancha para el Desarrollo Digital de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2015, destacando que el 73 por ciento de las mujeres ha experimentado algún tipo de violencia en línea, mientras que en la Unión Europa se reporta que 1 de cada 10 mujeres ha sido víctima de este tipo de violencia.

Una investigación en Estados Unidos indica que el 59 por ciento de los adolescentes, sin importar el género, ha sufrido algún tipo de acoso en línea. En el año 2014 Web Index informó que uno de cada cinco usuarios de internet vive en pauses donde es muy poco probable que se castigue el acoso y abuso de las mujeres en línea. También, según los datos expuestos por la referida diputada, conforme al Módulo de Ciberacoso MOCIBA 2017, la prevalencia nacional de ciberacoso fue del 16.8 por ciento y Yucatán está por encima con un 17.4 por ciento, y en cuanto al indicador de “Prevalencia de ciberacoso en Yucatán” arroja un 15.6 por ciento hacia los hombres y 19.2 por ciento para las mujeres. Es claro que el tema puede contraponerse con agendas de extrema libertad cibernética, y todavía falta el tema penal para agregar la parte coercitiva al tema de la regulación al ciberacoso, pero vamos en un camino interesante.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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