El carnal Marcelo. Eficiencia y pragmatismo

Rubén Torres Martínez*
Foto: Afp
La Jornada Maya

Martes 18 de junio, 2019

Más allá de estar de acuerdo o no, la manera en cómo el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, manejó la crisis diplomática de días pasados ante EU le ha redituado para posicionarse como el servidor público eficaz y eficiente que suele venderse.

Marcelo Ebrard es un hombre de sistema, que entiende las reglas del juego político y que ha sabido forjar una imagen de burócrata pragmático pero sumamente eficiente. Egresado del Colegio de México, desde muy joven fue protegido del difunto Manuel Camacho Solís; al lado de éste conoció las entrañas del PRI y de la administración pública. Mostró su eficacia como operador electoral en 1991 al devolverle al PRI los votos que en 1988 había perdido en la capital del país. Brincó a la Secretaria General del DF donde tejió una serie de alianzas con los sindicatos del transporte público y de comerciantes ambulantes, mismos que le serían redituables más adelante. Fue él quien implementó con un éxito relativo el reacomodo del ambulantaje en el centro histórico de la Ciudad de México.

Su llegada a la SRE como subsecretario de Camacho Solís se da en 1993 siendo diputado federal por el PRI. Siguiendo los pasos de su mentor renuncia al partido en 1995. Regresa al congreso en 1997 bajo las siglas del PVEM pero bajo la figura de externo. Fue en 2000 cuando contando con el respaldo de sus antiguos aliados del transporte público y del comercio ambulante, decidió contender por la jefatura de gobierno del DF.

Desde ahí comenzó sus acercamientos con AMLO, por el cual declinó y pasó a ser uno de sus consejeros más cercanos; ya como jefe de gobierno, AMLO lo promovió para secretario de Seguridad Pública de la capital; Marcelo demostró su eficacia burocrática al reducir drásticamente los índices de delincuencia. Para ello acudió a los servicios del ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, como asesor en temas de seguridad. Los eventos de Tlahuac de diciembre de 2004, cuando una turba linchó a tres policías, significó su remoción por órdenes del entonces presidente Vicente Fox. AMLO decidió mantener a Marcelo pero ahora como secretario de Desarrollo Social.

Desde ese puesto fue que Marcelo llegó a la candidatura del PRD para la jefatura de gobierno del DF. El conjunto de la izquierda perredista, incluido personajes como Cuauhtémoc Cárdenas, denunciaron su falta de ideología de izquierda y sus métodos más bien tecnócratas para gobernar. Marcelo a lo largo de cuatro años había logrado granjearse el favor de la población chilanga y el beneplácito del ya candidato presidencial AMLO.

[b]El mejor alcalde del mundo[/b]

Como jefe de gobierno, Marcelo dio continuidad a muchas de las políticas implementadas por AMLO en el DF: becas, pensión alimentaria, etc. Paralelamente implementó su propia agenda que tenía que ver más con la continuación en la reubicación del ambulantaje, políticas más de corte ecologista y una clara promoción progresista respecto a los derechos de la comunidad LGBTTTIQ y los derechos reproductivos de las mujeres; esto último le valió una confrontación abierta con la alta jerarquía católica que llegó incluso a tribunales. Desde está lógica Marcelo se distinguió por ser mucho más progresista y liberal que el resto de los jefes de gobierno que han pasado por el palacio del ayuntamiento.

Marcelo mostró lo pragmático y eficaz que puede ser al decidir promover a Miguel Ángel Mancera como procurador general de Justicia del DF, lo que le redituó en una baja sustancial de la criminalidad en la capital del país. Ello le valió para ser reconocido como “El mejor alcalde del mundo” en 2010. La construcción de la línea 12 del metro sería su herencia insigne a la capital, la cual sin embargo fue sumamente cuestionada por supuestos de corrupción.

Su olfato político le señaló que debía competir por la candidatura presidencial en 2012, pero que no tendría posibilidades reales de ganarla. Fue por ello que se planteó como un precandidato moderno, eficaz y carismático pero que prefería declinar sus aspiraciones a favor del puntero AMLO. Con ello se transformó en el primer mandatario electo del DF en culminar su periodo.

A partir de 2013 Marcelo, muy al estilo de los políticos del viejo continente, decidió emprender su “travesía del desierto” y alejarse de la política nacional. Se eclipsó y mucho se rumoró sobre su vida entre Francia y EU. La realidad era que Marcelo seguía muy de cerca los acontecimientos del país, al mismo tiempo que realizaba amarres con políticos de otras latitudes y continuaba preparándose para su regreso a la arena pública nacional. En 2016 Marcelo “promovió el voto latino a favor de Hillary Clinton” en las campañas presidenciales norteamericanas. Algo que muchos pensaron le cobraría factura una vez que Trump llegara al poder, por el momento no ha sido así.

Su regreso a México se dio en la campaña de 2018 cuando operó la candidatura de AMLO en la circunscripción uno del país (Jalisco, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua y Durango) donde históricamente la izquierda, y específicamente AMLO, no tenían gran peso. Una vez más demostró lo eficiente que puede ser. Ello aunado a un verdadero entendimiento de la diplomacia, fue lo que terminó por catapultarlo a la SRE ahora como titular de la dependencia.

[b]Crisis diplomática[/b]

La crisis diplomática de días pasados fue otra prueba de fuego para Ebrard, y más allá de que si se aceptaron condiciones nada benéficas para México, como ser tercer país o enviar a la guardia nacional a la frontera sur, lo cierto es que Marcelo desactivó, al menos temporalmente, las presiones financieras que sufría la economía mexicana. Es quizás por ello que AMLO le ha otorgado facultades extraordinarias que normalmente corresponderían a la Secretaría de Gobernación y su titular Olga Sánchez Cordero, como el trato del flujo migratorio y las políticas en torno al mismo.
Marcelo ganó en puntos ante AMLO. En el transcurso del sexenio veremos cómo se mueve en el sentir popular; sus detractores, incluso al interior de la 4T dirán que México no ganó nada en la última negociación, sino al contrario que perdió. La realidad es que como hace años el mismo Marcelo señaló, gusta de aplicar la política de “So even if we lose, we win”, así lo muestra su trayectoria.

Marcelo, junto con gente como Monreal, es de los miembros de la 4T que entienden la realidad del país desde una lógica más progresista y liberal que el grueso del gabinete, incluso que AMLO. Se trata de un político que además es eficiente y buen burócrata porque así aprendió a hacer política, de manera pragmática. En el fondo se trata de un tecnócrata neoliberal, lo cual no es forzosamente algo malo, pero que goza de mucho más carisma que el resto de los de su estirpe: aquel grupo de jóvenes brillantes que llegaron de la mano de Carlos Salinas de Gortari al poder en 1988.

[b]Zoom anatómico[/b]

AMLO dejó claro que por el momento sus preferencias continúan estando con la gobernadora Sheinbaum, a quien sin embargo le está quedando grande la ciudad.

*Profesor del CEPHCIS-UNAM.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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