Mario Lope Herrera
Foto: Notimex
La Jornada Maya
Jueves 25 de abril, 2019
El debate que generó el Congreso del estado de Yucatán, al rechazar el dictamen en materia de matrimonio igualitario, despertó la indignación de un sector amplio de la sociedad que aún exige a los representantes legislativos otorgar derechos a parejas del mismo sexo. En esencia, los diputados de los partidos PRI y PAN, desecharon la iniciativa de reformar el artículo 94 de la Constitución local, por lo que solamente se mantiene la unión entre un hombre y una mujer como legal.
Las reacciones no se hicieron esperar. Organizaciones de derechos humanos y activistas en pro de la comunidad LGBTTTI, manifestaron su incredulidad, rechazo e indignación ante la decisión de los llamados representantes de las demandas ciudadanas en el Congreso. Esto a pesar de que el día anterior al veto, el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, interviniera en favor de la diversidad desde el Senado de la República, con máximas como “la homosexualidad no es una elección, la homofobia sí”, exhortando en los congresistas lo siguiente: “como legisladores, están para ver la realidad, y que vean que las sociedades son más avanzadas de lo que creen”.
Los diputados que vetaron el matrimonio igualitario en Yucatán demostraron que no están a la altura de los tiempos ni de sus ciudadanos. Como representantes de la población dejaron ver que, en vez de velar por los intereses de ésta, se interpuso ante ellos un velo cultural que asumieron de manera personalista. Soslayaron que no están para emitir juicios como actores de una sociedad cuando se vota como legislador, sino en favor de una dinámica social específica. Ese velo cultural evitó dar cuenta que dicha dinámica social no es la misma, y que sus fobias personales no tienen por qué llevarlas a la tribuna.
Heráclito, filósofo griego del 480 a.C., decía que lo único constante en una sociedad es el cambio. Sin embargo, podemos asumir que no todo en la sociedad cambia. Por lo menos, no algunos de sus actores. El día de la votación hubo grupos religiosos que se manifestaron con rezos en el interior del Congreso, con el propósito, quizá, de amedrantar a los legisladores más conservadores: una presencia que exacerbaba el ambiente polarizado en el Salón de Plenos, con la Red Pro Yucatán y el Frente Nacional de la Familia por un lado, y defensores de la comunidad LGBTTTI por otro.
[b]Razones de peso[/b]
¿Cuáles fueron las razones de peso -de esas que se necesita escuchar para despejar dudas-, por las que los legisladores del PRI y PAN votaron en contra de modificar el artículo 94 de la Constitución estatal? Nadie ha emitido una opinión ni han dado la cara a sus representados toda vez que la votación fue en secreto. ¿Acaso se les olvida a estos partidos que están en severa crisis? ¿El PRI y el PAN están tan seguros de ganar las elecciones intermedias mientras ven subir como la espuma al presidente AMLO en las encuestas de aprobación?
El nuevo PRI, al más puro estilo del viejo PRI, nombró recientemente a Francisco Torres Rivas como su dirigente estatal, con una elección dudosa y cuyo contrincante, Diego Lugo Interián, denunció que hasta los fallecidos votaron en favor del ex secretario de obras públicas. Con el sello de la casa.
El PAN, por su parte, quizá tiene en Yucatán a uno de los estados bastión a su favor. Sin embargo, este revés a los derechos humanos sentará las bases para que las minorías que fueron discriminadas desde las curules tomen una seria revancha en las urnas. Quizá poco sirva que Mauricio Vila sea de los gobernadores mejor evaluados. No hay que olvidar que apenas lleva seis meses en el cargo y muchas cosas pueden pasar. ¿Habrá incidido el gobernador en el veto al matrimonio igualitario en Yucatán? ¿Hubo línea?
Es de conocimiento popular que las cúpulas religiosas en el estado de Yucatán tienen una cercana relación al poder, esencialmente al panismo. Causó suspicacia y cierto patetismo ver a la “Legión de María” rezando sus rosarios en un acto oficial, laico y en el que estaba en juego no un capricho sino el derecho al contrato social. Cierto que en México existe libertad de credo, mas ésta no tiene derecho a coartar la libertad a través de la manipulación ideológica partidista. El PAN, históricamente conservador, debe cambiar sus estatutos ideológicos si pretende ser un partido de presencia nacional e involucrarse con los actores del cambio social que representan al final del día adeptos y simpatías que se traducirán en votos. El PAN, también, deberá cortar el cordón umbilical que lo ha unido desde su creación posrevolucionaria a la iglesia católica. No se puede concebir un estado de derecho en forma de cruz.
Es lamentable que las posturas más radicales hayan dado la nota junto con los legisladores que no quisieron dar la cara al emitir su voto en contra del citado dictamen. Estos días han sido oscuros para la tolerancia, de cualquier índole. Lo que antes se llamaba machismo ha evolucionado y tiene nombre: homofobia. Las mujeres también son homófobas. Las diputadas yucatecas, al menos, lo han demostrado.
Largo es el camino hacia la democratización de los derechos humanos. El sector social que discrimina a la comunidad LGBTTTI es una muestra de la ruptura generacional en pleno siglo XXI. Se dice, hay cuatro generaciones que conviven actualmente entre sí y que distan ideológica y culturalmente. Sus hábitos, creencias, estereotipos, modelos y tecnologías, no tienen una comunicación eficaz que los lleve a actuar con tolerancia, respeto y reconocimiento de sus derechos. Todos tenemos derechos, pero nadie tiene derecho a no reconocerse en el otro.
@MarioLopeH1
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