Minoría fifí se niega a perder sus privilegios

Normando Medina Castro
Foto: Oscar Rodríguez Hernandez
La Jornada Maya

Jueves 11 de abril, 2019

Es muy complicado que las minorías que viven en riqueza quieran perder voluntariamente parte de sus privilegios cimentados en la complicidad y el abuso de un sistema político corrupto, rechazado en las urnas por las mayorías que, son quienes gobiernan en las democracias.

La triste realidad mexicana es que casi todos los ricos del país tienen poco espacio para el nacionalismo y más bien, cultivan y aprecian modelos de ser individualistas de sacar ventaja y provecho de sus connacionales a costa de lo que sea.

Por vez primera, sin fraudes ni trampas, el pueblo de México decidió cambiar con su voto masivo el sistema político, ya agotado por los excesos de corrupción, amenazado por el caos social previsible en el aumento de la pobreza extrema, la desigualdad, la violencia y la inseguridad. Parece que no tienen claro que los problemas que crearon con el neoliberalismo a la mexicana que no es otra cosa que un capitalismo feroz, totalmente deshumanizado, sin que la riqueza de las minorías privilegiadas permeara hacia las mayorías depauperadas, llegó a su límite.

Es irracional seguir en la misma dinámica de oponerse al cambio y querer seguir con los mismos beneficios personales y negarse a contribuir para que México salga adelante y recupere el imperio del estado de derecho junto con instituciones sanas que nos permitan recuperar la seguridad y la paz social.

No es posible que los empresarios que comercian los combustibles como la gasolina y el diesel a pesar de recibir estímulos fiscales del gobierno federal no hayan bajado los precios a favor de los usuarios. Muchos de los expendios de combustibles en México, incluido el gas, pertenecen a verdaderos consorcios multimillonarios. El sistema político mexicano desplazado por el pueblo, se los permitió y les entregó concesiones, permisos y privilegios.

Se acostumbraron a actuar con impunidad, protegidos además por las instituciones como la Secretaría de Energía, PEMEX, Profeco, etc. Es un secreto a voces que es práctica común el uso de un software instalado en las despachadoras para darle al consumidor menos producto del que paga. Los inspectores y directivos de la PROFECO lo han permitido. Sólo sancionan a los débiles ó a los que no pagan su cuota de impunidad.

Simplemente no se debe permitir que vendan a la población combustible caro e incompleto. Eso es más que rapiña. Eso no tiene disculpa. Y todavía se indignan cuando el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador los exhibe públicamente como responsables de mantener a la alza los precios de los combustibles. Ponen el grito al cielo cuando el mandatario de la nación advierte que si se niegan a bajar los precios obligarán al gobierno federal a establecer sus propios establecimientos para regular los precios. De inmediato los empresarios, los capitalistas neoliberales a la mexicana, alzan la voz y acusan que eso es un retroceso y atenta contra el libre mercado. El dios del dinero. O sea, lo más sagrado son sus intereses por encima de los intereses de la inmensa mayoría de los mexicanos.

Este asunto de los precios de los combustibles debiera servir para revisar a fondo las concesiones y atacar los monopolios, tanto de gasolina y diesel, como del gas doméstico. No es posible que unos cuantos puedan boicotear a un país entero para imponer sus intereses. También es tiempo de reestructurar a fondo a la PROFECO y desaparecerla si no cumple con sus fines institucionales. Es criminal que existan instituciones, cuyo personal es pagado con recursos públicos, pero sirven a intereses particulares por omisión ó complicidad.

El gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín publicó en su twitter ayer por la mañana un mensaje sobre la seguridad pública del Estado: “Agradezco al Secretario Alfonso Durazo su apoyo para el trabajo en equipo en bien de la seguridad, la paz y la tranquilidad de Quintana Roo y de México. Trabajamos en coordinación con el Gobierno de México…”

La pregunta obligada ante esto es: ¿el secretario estatal de seguridad pública , Jesús Alberto Capella Ibarra, cuenta con el aval de su homólogo del gobierno federal? Con pesar lo decimos, el horno no está para bollos. La inseguridad y la violencia en Quintana Roo preocupan a todos. La encuesta de Arias Consultores de marzo ubicó a la entidad en penúltimo lugar en materia de seguridad, sólo por debajo del Estado de Morelos, precisamente de donde procede Capella Ibarra. En tanto el informe índice de Paz de México 2018 presentado recientemente puso a Quintana Roo entre las cinco entidades más violentas del país.

Toda la ciudadanía debe apoyar las estrategias de las autoridades para superar esta situación y sin duda, el Estado saldrá fortalecido, pero es fundamental actuar con prudencia y madurez, con ética y con honradez , reconociendo aciertos y errores. Sin pretextos ni cerrazón. Dispuestos a cambiar lo que haya que cambiar. Incluso el ex gobernador Joaquín Hedricks, fuerte aliado del gobernador actual, ya expresó públicamente que el mando único es una alternativa, pero no la única. Por ejemplo no hay excusa para explicar la inseguridad y violencia que ya está presente en Tulum donde hay mando único, y de la que da cuenta el portal Tulum en Red.

No todo es mediático. definitivamente no se puede cambiar una realidad a fuerza de publicaciones. al final de cuentas la realidad se impone. La situación del sur de Quintana Roo y en especial de Chetumal es delicada. La gente no está satisfecha con el gobierno. Bombardear con una campaña mediática sobre los grandes beneficios del arreglo de algunas calles chetumaleñas, incluso resulta contraproducente cuando se pierde la mesura. La capital quintanarroense tiene memoria política. Eso es bueno o malo, según corresponda. La empresaria Noemí Canto, entrevistada en esta campaña ponderativa del gobierno estatal expresó que las calles de Chetumal habían estado abandonadas desde hace más de 18 años, “con los trabajos de rehabilitación que puso en marcha el gobernador Carlos Joaquín, la capital tiene mejores aires”. Más de 18 años de abandono, los gobiernos de Roberto Borge, Félix González, Joaquín Hendricks…en fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño Estado.

¡Hasta la próxima!


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