Leer, qué y para qué

Óscar Muñoz
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Viernes 5 de abril, 2019

En los últimos tiempos ha sido promocionado el fomento a la lectura. Al parecer, todos los sectores de la sociedad están conscientes de que leer es una actividad importante en la vida, y esto es un buen principio; sin embargo, al momento de impulsar la lectura entre la población, particularmente la infantil y la juvenil, muchos no tienen muy claro qué textos son los recomendables. Algunos han opinado que lo mejor sería leer literatura, lo que está muy bien, aunque no sólo deben ser obras literarias. También será importante que los niños y jóvenes lean textos de corte científico y tecnológico, además de revistas y periódicos.

Ante la necesidad de una sociedad por promover la lectura como una actividad vital para el desarrollo individual y social, ésta debería plantear una serie de cuestionamientos como ¿qué leer y para qué? Si bien la lectura puede ser considerada por la mayoría de las personas como una forma de entretenimiento, ésta no debería ser reducida a ello. Considerar la lectura como un pasatiempo no debería ser el propósito de ningún programa serio de fomento de la lectura, aunque no quiere decir que sea dañino leer por distracción. Más allá del entretenimiento, la lectura debe ser formativa, es decir, habrá que leer textos para saber y adquirir experiencia, además de desarrollar el pensamiento.

[b]Leer, un placer[/b]

La lectura que hagan las personas, principalmente los pequeños, debe ir más allá de la comprensión lectora y apostar por alcanzar una lectura reflexiva, es decir, una lectura que permita establecer un auténtico enfrentamiento (ponerse frente a frente) con el que escribió el texto. Además, la lectura reflexiva no sólo implica la comprensión, también la emoción y la imaginación. De aquí que los pequeños deben leer como adultos: hay que hacerlo con toda el alma, lo cual desecha aquella lectura obligada, debe ser libre, voluntaria, provocada por la curiosidad y el misterio.

En esta forma voluntaria de leer, la lectura resulta como un viaje; aunque habrá que hacerlo con alguien más, como en toda excursión, para compartir los descubrimientos y las emociones. Ésta es la mejor forma de fomentar el gusto por leer. Más adelante habrá que dejar sólo al lector, que podría ser por algunos momentos o en definitiva al ver que ya no necesita compañía. Además, cuando alguien ofrezca un libro a un niño será porque conoce a ambos, al niño y el libro. Muchas veces el acompañante no quiere alejarse, no porque desconozca el texto, sino porque descubre aspectos del niño que no conocía y le despertaron su interés.

Si alguien es un profesor, será necesario e importante que aclare a sus alumnos lo que encontrarán en el libro que les ha entregado, siempre sugerido y nunca como obligado. De seguro que los detalles que les adelante serán suficientes para despertar su curiosidad y arrancarán a leer. Esto mismo será recomendable para que lo hagan los padres en casa. Aunque en el hogar será fundamental que los hijos vean leer a sus padres; el ambiente de lectura siempre será propicio para impulsar a los pequeños a leer sin tener que sugerirlo.

Ahora bien, ¿qué requisitos debería reunir un libro para que sea del gusto de los hijos o los alumnos? Aunque no hay características determinantes, como en un manual, sí hay algunos aspectos a considerar. Por ejemplo, en cuanto al lenguaje, habrá que tomar en cuenta aquellos textos que permitan al lector complementar palabras, frases u oraciones, es decir, que el niño, al leer “un grupo de aventureros” pueda añadirles algo de su cosecha, como “locos”. Y en relación con su contenido, que sean historias que permitan encontrarse a sí mismos. Por lo regular, los niños como los adultos les gusta leer libros que hablen de ellos mismos.

De regreso a las preguntas qué leer y para qué, nadie encontrará respuestas directas y contundentes. Siempre habrá que considerar algunos fundamentos como los señalados anteriormente, pero también habrá otros que no fueron comentados aquí. En realidad, los mejores textos para leer serán aquellos que favorezcan el gusto de hacerlo, ya sea porque resultó todo un viaje o el enfrentamiento con el escritor provocó una reflexión interesante o el acompañante de lectura creó un ambiente agradable. En fin, como es notorio, habrá siempre que experimentar opciones, aunque libre y voluntariamente.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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