La corrupción moral

José Luis Preciado
Foto: Notimex
La Jornada Maya

Lunes 18 de febrero, 2019

Todos los mexicanos aplaudimos el combate frontal contra la corrupción, cuya bandera la encara el nuevo gobierno federal. Siglos de impunidad, saqueos e injusticia, son expuestos y en muy pocos casos castigados. Hasta el combate vamos bien, pero no en los resultados. Se entiende que toda acción comienza con una buena intención, pero la cosa es no quedarse en intenciones, en la exhibición pública de los casos, incluso con los nombres de los presuntos autores del latrocinio, para que luego no pase nada; como en “los malditos sexenios del PRI y del PAN”.

En el caso del huachicoleo hay más de 600 denuncias y cinco detenidos de rango menor. Se dice que las actuales leyes de castigo no sirven para castigar. ¿Acaso hubiera sido mejor cambiar las leyes primero y luego combatir el delito? Quizás, lo cierto es que todo parece más un circo de efectismo puro, donde hay mucho ruido y pocas detenciones.

Otro ejemplo de la más absoluta impunidad son los maestros de Michoacán. No se les procesó judicialmente por bloquear el tránsito de trenes en vías de comunicación federales, nadie los culpó por ello; no hay detenidos, no hay castigo, a nadie le importó que esos maestros no volvieran a sus salones de clase. Hay muchos torvos casos, según Max Kaiser, director Anticorrupción del IMCO:

Hay que dejar muy en claro: la corrupción no es sólo meter la mano en la caja registradora o robarse los recursos públicos. Hay muchas otras formas de corrupción moral tanto o más dañinas que meter las manos en las arcas.

El IMCO, Instituto para la Competitividad, estudia y analiza de manera independiente los fenómenos económicos y sociales que afectan la competencia en un contexto global, y expone otra formas de corrupción.

"Póngase la del Puebla": el soborno. Es el nombre técnico dado a la tristemente famosa mordida. Se trata del servidor público que recibe un beneficio extra, y por lo tanto ilegal.

"Un peso para el pueblo, uno para mí": el peculado o desvío de recursos; esto es robar, desviar y utilizar los recursos públicos para un fin privado y distinto de su objetivo inicial.

"Ahí te encargo a mi compadre": el tráfico de influencias que se da cuando un servidor público usa su poder para propiciar que algún asunto tome una ruta determinada.

"Un político pobre es un pobre político": enriquecimiento oculto. Los servidores públicos tienen derecho a un sueldo. También tienen derecho a tener propiedades e incluso negocios o intereses privados, pero deberían comprobar el origen de esos recursos.

"Calladito te ves más bonito": obstrucción de la justicia, cuando un servidor público trata de evitar que un acto ilícito se denuncie, investigue o sancione.

"El que no transa no avanza": colusión, que surge cuando dos empresas (o más) se ponen de acuerdo para “sacarle” más dinero al Estado por un producto o servicio.

"Esos terrenitos pronto valdrán una fortuna": uso ilegal de información confidencial, cuando un servidor público emplea información confidencial que tiene a su disposición para hacer un negocio privado.

"Primero la familia": nepotismo, emplear el cargo como agencia de colocación familiar. En México es una práctica muy común.

"Al jefe lo que pida": conspiración para cometer actos de corrupción, y cuando ésta se planea al más alto nivel, sólo queda como rastro una instrucción verbal. Lo común es que caiga el más débil.

En este gobierno hemos visto que la experiencia no se valora. Mucha gente del más alto nivel, ajena a las batallas políticas, dedicada en cuerpo y alma a servir al país, perdió su empleo. En su lugar llegaron personajes ajenos al cargo, sin capacidad para el perfil y pasando por encima la experiencia existente. Su único mérito ser del partido político del Presidente.

En un abierto desprecio por la comunidad científica de México, a los que no sólo castigan dejándolos sin recursos, ahora se les imponen personajes sin perfiles del cargo a ocupar. La semana pasada el Conacyt estuvo en el centro de la polémica por la llegada de David Ledesma, de 29 años, quien cursa el tercer semestre de licenciatura en la UNAM; ex asesor de Dolores Padierna, fue nombrado subdirector de comunicación social; y de la licenciada en diseño y modas Edith Arrieta Meza, nombrada secretaria ejecutiva de la Cibiogem, ni más ni menos que la responsable de la Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados. López Obrador la premió así por su candidatura fallida en Milpa Alta. Sin embargo, ninguno permanece en el puesto.

Eso es la corrupción moral y es tan grave como robarse los recursos de la nación. En otras administraciones destrozaban a quien no estuviera a tono con el perfil; hoy esa izquierda exquisita guarda sepulcral silencio. ¡Cuánta falta nos hará la crítica en este país!

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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