De nuevo, los libros

Jesús Hernández Martínez
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Miércoles 6 de febrero, 2019

En verdad es loable, plausible, digna de todo encomio y de los mejores adjetivos calificativos la nueva cruzada de la Federación para que los mexicanos vuelvan la vista hacia los libros. Muchos hacemos votos para que el proyecto avance y llegue a buen fin pero, y aquí sale el pero, no será fácil; en México los libros enfrentan un poderosísimo enemigo: el teléfono móvil o celular como lo conocemos popularmente.

Cualquiera de nosotros puede hacer una sencilla prueba: observar grupos de personas desde los 12 hasta los 70 años quienes, en lugar de platicar entre ellos, todos o casi todos sostienen un teléfono celular en sus manos y chatean o hablan por ese aparato, líder de la comunicación electrónica. Los integrantes de cualquier grupo ya no platican entre ellos sino con otra persona alejada. Bien dice la sabiduría popular, el celular acerca a las personas lejanas pero aleja a las cercanas.

Leer, nos decían los antiguos educadores, es uno de los mayores placeres al que podemos acceder los humanos, igual o casi igual que pasear, pero eso ya no importa a las nuevas generaciones. El teléfono celular, según la información que a diario generan las ciencias, es el equipo electrónico al que más innovaciones se le agregan a diario en los últimos años.

Recientemente, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, acompañado del escritor Paco Ignacio Taibo II, gerente editorial encargado de despacho del Fondo de Cultura Económica (FCE), anunció el inicio de una nueva cruzada para que la población vuelva la cara hacia los libros. Entre otras medidas, se ofrecerán precios muy bajos para “hacer accesibles los libro y la lectura a toda la población”. Se fomentarán las ferias de los libros en todo el país y se promoverán todas las formas de interesar a la población a que lea, principalmente los jóvenes. Se editarán libros para niños, adolescentes, jóvenes y adultos y se venderán a precios accesibles, algunos inferiores a los veinte pesos.

En realidad, la oferta de libros baratos no es nueva en nuestro país; entre otras empresas editoriales, Porrúa en una colección denominada Sepan cuántos edita desde hace varias décadas libros económicos. En papel “revolución” con pastas blandas ofrece la mayoría de las obras literarias clásicas, antes desde 15 a 20 pesos y en la actualidad en 99 pesos.

En esas ediciones se encontraban, o tal vez todavía se encuentran en algunas ciudades, la mayoría de las obras clásicas de literatura universal; una gran variedad como La Divina Comedia, Don Quijote de la Mancha, Hamlet, La Guerra y la Paz, La Ilíada y la Odisea, El Príncipe, Los Bandidos de Río Frío, Navidad en las Montañas y en general todo un tesoro para los lectores ávidos de conocer más.

Otras editoriales ofrecían obras como La Cabaña del Tío Tom, La Isla del Tesoro, De la Tierra a la Luna, La Vuelta al Mundo en 80 días y otras pero ilustradas y a precios accesibles. La televisión aún no era un medio masivo de comunicación y el teléfono móvil mucho menos. Desde hace unos 30 años “alguien” ideó los audiolibros que, por su nombre, no se leen, se escuchan y no hicieron mella en los posibles lectores.

También tuvieron una buena época las revistas ilustradas como El Valiente, Chanoc, Memín Pinguín. Lágrimas y Risas, El Charrito de Oro y otras de las que se decía que, cuando menos, llenaban la necesidad de leer de los niños y adolescentes.

Todos, quienes hemos “devorado” libros y más libros, hacemos votos para que de veras con el nuevo plan del gobierno federal las nuevas generaciones vuelvan los ojos a la buena lectura. El teléfono móvil no es malo; malo es el exceso con que se utiliza.

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