Garantía alimentaria, de vuelta a nuestras manos

Otto Von Bertrab
Foto: Jorge Ortiz
La Jornada Maya

Jueves 31 de enero, 2019

Por décadas, los pobladores del campo se han visto en la necesidad de migrar: los que podían, se iban a Estados Unidos; los que no, a la ciudad más cercana. En este período, han habido comunidades abandonadas, miles de familias divididas porque los hombres tienen que viajar para encontrar trabajo, dejando a sus esposas e hijos solos, en compañía de parientes y vecinos.

El campo mexicano dejó de ser productivo cuando, en tiempos de Salinas de Gortari, por política de Estado se definió comprar el maíz al extranjero determinando que era más barato importarlo desde allá. A partir de entonces nuestro sustento básico dejó de depender de nosotros y el campo sistemáticamente fue quedando en el abandono.

Nadie entendió bien porqué los productos locales de pronto se salieron del mercado y en su lugar, las tiendas y almacenes comenzaron a abastecerse de productos americanos. Para confirmar lo anterior, basta observar las marcas de cualquier anaquel y nos daremos cuenta que perdimos nuestra soberanía alimentaria y que dependemos en un alto porcentaje de producto importando. En la apertura comercial con Norteamérica cedimos nuestra producción rural a cambio de la promesa de inversión en la industria, capacitación y empleo en maquiladoras.

Con la llegada de Donald Trump al gobierno de nuestro vecino del norte, el compromiso se rompió y ahora los estadunidenses quieren llevarse su inversión y disminuir la deseada generación de empleo. Nos dejaron con lo peor del trato; quedamos sin producción alimentaria y ahora sin inversión ni empleo, como muchas veces a lo largo de la historia los gringos finalmente nos engañaron.

México necesita recuperar su autonomía alimentaria y su dignidad. No puede seguir en la dependencia de un vecino bipolar; no puede confiar en un país donde ha quedado de manifiesto que un importante porcentaje de la población considera a los mexicanos como bad hombres. Para comenzar, tenemos que recuperar el campo: la estrategia de AMLO relativa a brindar precios de garantía a los productores rurales y eliminar intermediarios parece ser correcta, que los hombres puedan volver a trabajar en el campo, en sus comunidades, a un lado de sus familias. Recuperar el tejido social.

Como segundo frente de batalla está la reducción de impuestos en la frontera y la alineación de precios de combustibles con los del país vecino, para así motivar a la inversión local y extranjera. Duplicar el salario mínimo para que en vez de intentar cruzar la frontera los connacionales permanezcan de este lado, incluso es una manera de adoptar a las oleadas de deportados que el gobierno republicano pretende realizar. Hay que recuperar las riendas de nuestro destino como nación; hay que aprovechar las oportunidades del mercado y la globalización. No podemos ceder en lo básico: alimento, empleo, familia y cultura.

“Tan lejos de Dios y tan cerca de los EU”, esta vecindad nos ha traído enormes pérdidas y dependencias pero la más grabe es haber perdido parte de nuestra cultura.

México es un país de una enorme riqueza cultural, nuestros pueblos indígenas mantienen tradiciones ancestrales basadas en el trabajo de campo, en el respeto a la naturaleza, en la unidad familiar. Creo que es tiempo de recobrar nuestros valores originarios y así recuperar nuestra mayor riqueza.



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