La militar transformación

La Jornada Maya

Jueves 3 de enero, 2019

Si tomamos como punto de referencia la narrativa de la Cuarta Transformación (4T) que propone AMLO, hay que leer entre líneas que las tres transformaciones previas vieron como actor principal a los ejércitos y las tres llevaron a la refundación de las instituciones militares nacionales.

La Guerra de Independencia vio al ejército realista aportar a cabecillas clave de la rebelión, después vino la Guerra Civil por 10 años y el nacimiento del país y sus respectivas nuevas fuerzas armadas. La Guerra de Reforma vio al ejército partirse en dos (liberales y conservadores debatieron en el Congreso y luego se batieron en el campo de batalla y, al final, el ejército fue brutalmente renovado); la Revolución Mexicana fue una cruel guerra civil en la que los ejércitos revolucionarios aniquilaron al ejército federal y luego se aniquilaron entre ellos. La fuerza y forma del Estado se definió desde los cañones de rifles y piezas de artillería.

En la 4T de nuevo empezamos en medio de una guerra civil, con cientos de miles de muertos, escaramuzas y balaceras diarias, con un gobierno que no gobierna en todo el territorio y las masas en movilización permanente, ya sea en las urnas, las consultas y, sobre todo, en las redes sociales.

Los ejércitos saltan de nuevo al escenario y se crea la Guardia Nacional como un nuevo cuerpo del Ejército. Un cuerpo que en el papel intentará dar la batalla que le interesa a todos: contra el crimen organizado.

A ese ejército en ciernes, formado de millennials en busca de chamba y rumbo, sin duda le nacerán promotores y detractores, en el propio ejército regular y la opinión pública. Ese ejército nuevecito tendrá que sufrir sus primeros raspones y muertos en las batallas que inevitablemente se darán contra los ejércitos del narco, los secuestradores, traficantes y demás brutalidades que han cambiado y enrojecido el paisaje nacional y la forma como vivimos los mexicanos. Los jóvenes de nuevo a la línea de batalla, un bizarro “vámonos a La Bola” del siglo XXI, porque es eso o el hambre.

[b]Despierta el EZLN[/b]

Al mismo tiempo, otro ejército, el EZLN ha despertado de su letargo para pelear su batalla contra un tren que a veces suena bien y otras tiene sabor decimonónico cuando lo narramos desde el sureste. El porfirismo trajo los trenes y claro que abrieron camino al desarrollo y la exportación, pero tras el tren vino el centralismo, el dictador, la dictadura en y desde el México capitalino. Son muchos los fantasmas que habitan las vías de un tren que -por lo menos parcialmente- también fue anunciado, con bombo y platillo, en la toma de posesión de Enrique Peña Nieto y en anuncio quedó.

Los ejércitos de nuevo son llamados a escena. Hace sentido, en este país las transformaciones siempre han requerido al final unos cuantos o millones de disparos. La realidad se impone, el Ejército es de las pocas instituciones que no han sido del todo erosionadas por la guerra civil del narco y la corrupción, es la última línea de defensa en muchas cosas; es lo poco de poder intacto que le queda al Estado mexicano para hacerse sentir.

La 4T apresta el acero y el bridón. Los mexicanos no hemos coronado ninguna transformación sin el ejército tomando parte y nunca el viejo ejército ha sobrevivido al cambio. Reinicia el ciclo histórico, veremos qué pasa, quién sobrevive y qué ejército queda. Y apenas es el primer enero.

*El papel arde a los 233 grados centígrados, tal como lo hace en la inmortal novela de Ray Bradbury, [i]Fahrenheit 451[/i].

[b][email protected][/b]