Carlos Mena
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
Miércoles 6 de diciembre, 2017
Son casi 66 millones de mexicanos conectados a Internet, 83 por ciento de estos tienen redes sociales y éstas son su principal fuente de información diaria, lo cual conlleva un gran defecto: no es posible verificar la verdad o mentira proveniente de éstas.
Ya es cosa probada que las guerras sucias funcionan, las medias verdades y las medias mentiras provocan sentimientos rápidos y rotundos que son más fáciles de asimilar que los juicios lógicos y analíticos; lo vivimos en la campaña de Estados Unidos, la descalificación sostenida con medias verdades, la denigración de la mujer como sexo débil, las acusaciones a los migrantes y complots no comprobados le costaron la campaña a Hillary Clinton. Nada fue verdad, pero cuando las acusaciones son sobre percepciones, cuando los señalamientos negativos son genéricos, no puedes afirmar que es una mentira; eso es la guerra sucia, decir mentiras o verdades no comprobables que puedan afectar a otro.
La regulación de la difamación de personas o partidos políticos por parte del INE es para radio y televisión, pero en Internet es muy difícil de identificar el origen. Es ahí donde se está gestando el ring de las campañas políticas, ahí se genera un espacio sin regular que será aprovechado para diseminar información falsa, o quizá verdadera, distorsionada, sin comprobar, con tal de afectar a los adversarios.
El problema es que la calidad de las propuestas ya no tiene relevancia. El debate de las soluciones ya no mueve a la sociedad, ya no hay tiempo; defenderse de los ataques y planear nuevos es la prioridad.
Los institutos electorales no pueden dejar de ser ajenos a este fenómeno, las autoridades estatales tampoco. No deben atenderlos sólo como una intromisión a los procesos electorales sino como un impedimento a la cultura de información de calidad para definir una decisión democrática y denostar la guerra sucia como una enfermedad que afecta la calidad del voto y por lo tanto la de los líderes sociales.
Fue Hitler el que aprovechó la crisis económica de Alemania para armar una campaña de odio y elegirse líder, pero estas campañas tienen un defecto y lo dijo Gandhi: “Lo que se obtiene con violencia sólo puede conservarse con violencia”. Recuerden, si ven en sus WhatsApp o redes ataques sin nombre. Cuando lleguen al poder van ser los mismo con cualquier persona o institución.
[i]Chetumal, Quintana Roo[/i]
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