Efectos de la liturgia

Jhonny Brea
Foto: Afp
La Jornada Maya

Miércoles 29 de noviembre, 2017

Ya se calentaron las cosas y hay demasiadas señales en el tablero! Todavía el domingo era rumor la renuncia de José Antonio Meade Kuribreña a la Secretaría de Hacienda y en unas cuantas horas se anunció que iba a ser el destape. Ahora tengo angustia porque va a ser rapidísimo el anuncio del que será el gallo para Yucatán.

Como podrán imaginarse, ayer amaneció, preparé el lunch de mis engendros y los llevé a la escuela, ya saben, las labores propias de mi sexo, y me preparé para ver la ceremonia. Bueno, lo confieso: tengo mi credencial del partidazo, bien guardada y no he pagado ninguna cuota, lo que tampoco han hecho varios que quieren ser candidatos hasta a la Presidencia, así que más que usarla para identificarme como militante, me sirve como mecanismo de defensa.

El caso es que con la liturgia revivida, ahora lo importante no es si está uno al día, sino aparecer en la foto, así que ya tramité mi amparo con La Xtabay para irme a México en el tour que está sacando don Carlos Sobrino. Dice que nada más va a llevar a 300, pero no me importa si voy como el 301. A fin de cuentas, los chismes de la historia dicen que siempre hay uno más, así como en el cuento del baile de los 41 tenía que haber uno más para que todo estuviera perfectamente a la mitad.

En fin, como buen macho omega grasa en pecho, espalda peluda, abdomen de lavadora y bebedor de cerveza light, que lo que busca es sobrevivir, necesito sumarme a la cargada que viene, que seguramente va a ser apoteósica. No saben, si me emocioné hasta las lágrimas cuando vi la manifestación de los tres sectores. Ya cuando don Carlos Aceves del Olmo dijo eso de que Meade va a ser “el presidente de la esperanza”, hasta tuve un déjà vú. Elevé la vista al cielo y me pareció cómo en una nube se formaba el busto de don Fidel Velázquez y se oía su voz diciendo “éste es mi hijo amado”.

Honestamente creo que Pepito Meade tiene una buena oportunidad de ser el próximo Presidente. Si con ese retorno a los rituales del “Milagro Mexicano”, hasta recordé aquella frase de mi general Obregón que bien puede volver a cobrar vigencia: “No hay general que se resista a las caricias del secretario de Hacienda”, y si además es el candidato, menos.

Ya sé que me puse bien emotivo. Es que todo este tiempo con el gasolinazo, viviendo en el Plan de Defensa Integral de la Integridad de la Quincena, con la gasolina prácticamente a dólar el litro y familia que mantener, que el partidazo manifieste su unidad es una gran señal para documentar nuestro optimismo.

Todo esto es mera precaución. Uno tiene el deber de aprender de los errores, trazar objetivos y prepararse para una crisis. Todavía no termina la renegociación del TLCAN y con el litro de gasolina a punto de costar un dólar, los simples mortales necesitamos que se nos identifique como parte de la caballada. La idea de impulsar un candidato independiente no era mala, pero creo que estaba muy metido el tiempo. Lástima, insisto en que mi candidato de verdad es el bueno para Yucatán, pero ni modo, así son las cosas.

Y ahora el problema es que don Meade tiene mano en la elección del gallo para Yucatán. Con eso de que doña Ivonne estuvo de visita en Los Pinos antes del destape ya me imagino que lo único que se habló fue de Yucatán, y honestamente no creo que nada más le hayan consultado su opinión para el futuro. O presentó su carta de recomendación o consiguió un puesto para ella, así que ahorita todos están jalando de la cobija.

Por lo pronto insisto: yo sí voy a ese viaje, aunque sea en el asiento pegado al baño del camión. De verdad, no hay problema. Si luego hay que repartir gorras, camisetas, tortas y juguitos no hay problema. Es más, devuelvo mi taza que me dieron hace seis años en un desayuno de don Rolando, junto con el mandil que regaló Nerio en su campaña por Mérida. Se puede reciclar. ¿A me aceptan en el viaje? Después no importa quién quede, con que dejen trabajar es suficiente.

[b]Macho omega que se respeta[/b]

Detesta ese mal hábito de dejar los chones dizque lavados colgando de la regadera. Simplemente se toman, se llena un cubo con agua y un puño de polegía y se procede al tallado en la batea.

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