Lectura: interpretación y comprensión

Óscar Muñoz
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Jueves 16 de noviembre, 2017

Lo peor que llega a suceder en las escuelas, bibliotecas o cualquier otro lugar donde haya que leer es hacerlo como Dios le da a entender a cada quien. Por desgracia, no hay suficiente claridad respecto a esta actividad. Los profesores de educación primaria, por su parte, enseñan a sus alumnos a leer, pero sólo el mecanismo basado en el proceso de interpretación sin lograr que los escolares alcancen la comprensión de lo leído. Al parecer, hay una oscuridad en este proceso y no sólo en las escuelas sino en todos aquellos espacios donde la lectura es una actividad necesaria.

Si consideramos que un texto es un objeto por descifrar, tendremos que tomar en cuenta que un lenguaje (el escrito) oculta otro lenguaje (del pensamiento). Entonces leer implicaría un proceso de interpretación de lo que aparece en el texto: palabras, oraciones, frases, giros lingüísticos y todo aquello que esté contenido en el escrito. El interpretante (el lector) ejerce un proceso que es propio del pensamiento y descubre los asuntos contenidos en el texto. En este proceso interpretativo del escrito se establece una relación entre el sujeto y el objeto, de modo parecido a lo que sucede entre un científico y su objeto de estudio.

Además de esta relación sujeto-objeto, sucede una relación oculta: la del sujeto (lector) y la de otro sujeto (escritor), aunque siempre a través del objeto (texto). En la relación superficial, la del sujeto-objeto, sucede la interpretación, pero en la relación oculta, la del lector-escritor, ocurre la comprensión. Antes de comprender al otro (porque la comprensión ocurre entre sujetos) debe suceder la interpretación (la que surge entre el sujeto y el objeto, es decir, entre el lector y el texto). Es así como es posible distinguir entre una relación superficial y otra profunda, entre la interpretación de un texto y la comprensión del escrito de alguien.

De acuerdo con el concepto de comprensión de Heidegger, ésta es un existencial. Es decir, la comprensión nos constituye como entes existenciales. Nuestra existencia sucede cuando, entre otras cosas, comprendemos. Sin embargo, primero interpretamos y luego comprendemos, aunque ambos procesos llegan a ocurrir al mismo tiempo. Los actos que nos constituyen como seres humanos son la interpretación y la comprensión. Así que leer es interpretar un texto, en efecto, pero también es comprender a quien lo escribió. Se necesita no sólo entender lo escrito, sino comprender las razones del otro por las que escribió lo que escribió.

Si bien, en la lectura establecemos una relación directa con el texto, también mantenemos un nexo con el escritor a través de su escrito. Y al comprender al otro, comprenderemos parte del mundo. Por supuesto, que no sólo es a través de la lectura de textos como podremos alcanzar esta comprensión de la humanidad. Es posible ejercer la lectura ante otro tipo de objetos y no exclusivamente los textos, como una pintura, escultura, obra cinematográfica o cualquier otra obra. Y en estas otras opciones de lectura será factible interpretar el objeto y comprender al creador: leer la imagen de un cuadro o la composición sonora de una pieza musical implica interpretar lo que se observa o se escucha, aunque también es posible comprender el sentido de estas obras.

Como es notorio, la lectura es un conjunto de procesos, aunque los fundamentales son la interpretación y la comprensión. De ahí la importancia de tener claridad acerca de las implicaciones de la lectura. Y de ahí también la necesidad de promover la lectura bajo las premisas antes expuestas. Sólo que, durante la promoción de esta actividad profundamente humana, habría que instaurar la visión más sólida de la lectura en el sistema educativo, una metodología adecuada a este enfoque y el necesario acompañamiento docente para impulsar a los escolares hacia la comprensión del escrito.

Pero en las últimas décadas, los responsables de la gestión educativa en el país no han tenido la voluntad política para impulsar la lectura como debe y tiene que ser. Siempre se han contentado con simular que emprenden reformas educativas, pero éstas han resultado vacías de enfoques fundamentales, propuestas sólidas, métodos educativos concretos. Así que habrá que continuar insistiendo, por lo menos ante la sociedad, en la relevancia de la lectura en el ser humano.