Éxtasis sin fin en Coordenada

Luis Payán
La Jornada Maya

Martes 24 de octubre, 2017

Guadalajara es tierra desconocida para mí, me pierdo entre sus calles y avenidas, si acaso algo me parece familiar son sus similitudes con la Ciudad de México.

Reviso mi mochila por última vez, tengo nervios de olvidar algo y quedar como un novato en este oficio, la fotografía. Cámara, lentes, baterías, tarjetas de memoria y otras cosas que debo cargar y que ponen 10 kilogramos sobre mi espalda, ese es el peso del trabajo y las fotos que espero obtener de este evento es aún mayor.

Arribo finalmente al recinto, el Parque Trasloma es sede del Festival Coordenada 2017. No me sorprende que lo primero en resaltar sea la falta de comunicación entre organizadores y staff local en el que se apoyan. Nadie sabe nada y me traen del tingo al tango, mientras tanto aprovecho para observar el desfile de moda de los centenares de millenials que hacen fila para poder acceder al festival.

Después de librar todos los obstáculos finalmente estoy adentro, busco rápidamente a la primera banda en presentarse, suena entonces Midnight Generation para abrir oficialmente El Coordenada en uno de sus cuatro escenarios que tendrán esta tarde-noche. Los originarios de Torreón y Chihuahua congregan a los primeros asistentes con su sonido funk, fresco y divertido que los ha llevado a presentarse en festivales como Marvin y Say North.

El turno es de Ruido Rosa, el ser teloneras de Kiss en 2010 y sus presentaciones en el Vive Latino y el Corona Capital les ha hecho ganarse un lugar en la escena nacional y aquí en La Perla Tapatía no es la excepción, son bien recibidas. De repente se deja sentir el olor a la cannabis, una pipa de cristal pasa de mano en mano mientras el humo se eleva, la tradicional gafa oscura no puede faltar.

Voy de prisa al otro lado del inmueble, llego tarde a la entrada de Pumarosa. Me las ingenio y me doy paso entre los fans aprovechando mi carrocería, cual poste de la NBA. Debo reconocer que no los había escuchado nunca, me recuerdan en algo a los casi desaparecidos The Cranberries, el público opina que a Foals. El quinteto londinense satisface a la concurrencia presentándose con su álbum debut The Witch, un rock espacial y electrónico describe la atmósfera de sus canciones que por momentos ponen a bailar a más de uno.

Llámenme nostálgico, o simplemente un maldito ocioso, me dirijo a ver a Amandititita, es el morbo más que otro motivo el que me lleva a presenciarla, aunque para eso es preciso beber una cerveza, no hay porqué conservar total sobriedad. El destino es sabio, llega una falla técnica de mi tarjeta de memoria que debo resolver y Amandititita puede esperar unos años más, mi cerveza un par de horas, al menos.

Una de las promesas del festival sube al escenario. The Cribs se presenta con acento bélico y energía electrizante. Los del Reino Unido hacen honor a la buena fama del rock británico y cumplen a cabalidad con las expectativas de miles de fans que disfrutaron de lo que era hasta ese momento el mejor performance de la tarde.

La luz del sol se fue apagando hasta caer la noche y ya adentrados en la oscuridad Interpol, los consentidos de la escena neoyorkina, hicieron su aparición en el Coordenada 2017 después de su exitosa presentación en el Pepsi Center. Encabezados por su majestad Paul Banks ejecutaron de principio a fin el material discográfico que los catapultó hasta la luna: [i]Turn on the bright lights[/i], álbum que emocionó hasta la médula a todo el público asistente.

Éxitos como [i]Obstacle 1[/i] y [i]2, PDA, NYC,[/i] [i]Say hello to angels[/i] no pudieron faltar para el deleite del público. Tan sólo 20 fotógrafos tuvieron acceso para pasar al otro lado de la valla, con mi suerte de novato fui un elegido. Nunca estuve tan nervioso tomando fotos en un concierto, tampoco había tenido una banda de esas dimensiones frente a mí. Tuve que salir de mi estado catatónico para tomar control de mi cámara y vivir una de las mejores experiencias de mi vida, no tengo duda de ello.

La velada fue cerrada por Phoenix y Bostich y Fussible en distintos escenarios, no niego que los disfruté, pero para mí, el climax había pasado, era tiempo de ir a casa a soñar con lo ocurrido. Mañana será otra larga jornada, en la que todas mis fichas están puestas en Garbage y, de repente, Guadalajara se ha vuelto parte de mí.

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