Sin Holbox no hay paraíso

Alejandra Serrano Pavón
Foto: Meli Vera
La Jornada Maya

Martes 28 de marzo, 2017


Holbox ha sido catalogado a nivel internacional como un sitio paradisiaco, que desde la llegada invita a quitarse los zapatos y nos hace sentir parte de su ecosistema y comunidad. Las calles de arena, el humor costeño y el mar Caribe dan la sensación de libertad y conexión que pocos lugares en el mundo provocan. La antesala a la Isla del norte de Quintana Roo es la laguna Yalahau, la cual, en sus 20 kilómetros de extensión, alberga manglares, delfines, manatíes, flamencos e infinidad de aves migratorias y peces, entre infinidad de especies. Es por esta riqueza que Holbox y sus alrededores fueron decretados como Área Natural Protegida de Protección de Flora y Fauna de Yum Balam en 1994.

Irónicamente, el ser publicitado como un destino turístico aislado y tranquilo ha provocado que en los últimos años el lugar esté perdiendo estas características. El entorno se ha deteriorado aceleradamente; el aumento de turistas, sin la infraestructura necesaria, y los problemas sociales, están ocasionando no sólo daños a la salud de sus habitantes sino el desgaste del paisaje.

La tala y relleno de manglar, especie protegida, es cada día más frecuente en Yum Balam, y a pesar de ser denunciado por la comunidad local y las Organizaciones No Gubernamentales, en los raros casos que actúa la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), los sellos de clausura son removidos y las actividades ilegales continúan. El 11 de noviembre de 2016, la Profepa abrió una oficina en la isla, que fue clausurada y desalojada por miembros de la comunidad debido al rumor de un programa de manejo del área natural que limitaría la pesca, la principal actividad de subsistencia.

El cambio se percibe desde el centro de población. Cada día son más las construcciones no permitidas de más de dos niveles y por las calles circulan camiones pesados y autos que compactan la arena, imposibilitando la filtración del agua, lo que hace locales y turistas tengan que esquivar grandes charcos, que son focos infecciosos.

Debido a la omisión de 22 años de un programa de manejo no se ha establecido un límite de capacidad de carga adecuado para asegurar no sólo la salud de los habitantes de Yum Balam, sino de sus ecosistemas. Se calcula que en las temporadas altas entran y salen a la Holbox diez veces más personas de la población local, generando toneladas de residuos sólidos que terminan en el centro de transferencia que realmente es un basurero a cielo abierto, pues los residuos permanecen en el lugar, por no contar con un programa de transporte hacia el sitio de disposición final. Resulta común que ahí se presenten incendios, siendo esto un grave riesgo para la salud de los pobladores y la fauna que se distribuye alrededor.

Hace cinco años se podía dormir en Holbox con el mar de fondo, lo que hoy en día resulta cada más difícil, pues semanalmente surgen nuevos bares sin regulación, que pareciera quisieran competir con la quinta avenida.

Yum Balam es la joya de la corona y se encuentra en un punto clave para permanecer como tal. La fortuna de sus habitantes y dueños de la tierra podría quedar en sus manos si se toman las acciones necesarias y se exploran otras oportunidades que van más allá de la venta de sus predios.

Ejidos como Noh Bec pueden ser un gran ejemplo a seguir, pues el manejo forestal sustentable ha permitido el crecimiento económico de los ejidatarios y la salud de sus ecosistemas. La conservación de la selva tal vez no genere en un primer momento el mismo ingreso económico que se tendría por la venta de la tierra, pero sí se tendría uno a largo plazo y no se perdería la posesión de un territorio tan afortunado.

Entre otras de las grandes posibilidades está el trabajar por ser un destino turístico certificado, lo cual permitiría la conservación de la riqueza del sitio y también seguiría atrayendo a los turistas que aprecian la naturaleza y están dispuestos a pagar por su conservación.

La conservación del paraíso amerita ser proactivos y creativos. Necesitamos trabajar por la consolidación de una visión común que permita, antes que nada, asegurar la salud y bienestar de los habitantes de Yum Balam y sus ecosistemas, acciones para que el sitio funcione realmente como Área Natural Protegida; que conjugue la protección y el aprovechamiento sustentable en beneficio de las comunidades locales.