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del

Kálmán Verebélyi
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Miércoles 22 de marzo, 2017


Los registros de temperatura de los últimos años muestran claramente el cambio climático. Desde que existe la medición meteorológica, 2015 ha sido el año más caluroso, mas éste fue rebasado en 2016 y 2017 pinta para batir el récord de temperaturas máximas. Apenas estamos a mediados de marzo y la sequía es generalizada en Campeche, como en toda la península de Yucatán. Ya se reporta la muerte de animales por falta de agua.

La selva campechana no es la excepción y el área natural protegida de Balam Kin registra un déficit del vital líquido para la fauna antes no experimentado.

“Las aguadas, pequeños lagos formados en las partes bajas, son los bebederos de los animales. La vida silvestre se organiza alrededor de ellas, y la sobrevivencia depende no sólo en cuál de los peldaños está el animal en la cadena alimenticia, sino también de la capacidad de las aguadas de dotar del líquido a los animales.

Históricamente las aguadas contenían tanta agua que bastaba para sobrellevar la época del estío, se secaban, se les acababa el agua para cuando empezaba la temporada de lluvias”, relata Roberto Alcalá Ferráez, secretario de Medio Ambiente de Campeche, quien en estos días recorrió el área protegida de Balam Kin para cerciorarse de la situación.

“La situación es grave, la superficie de las aguadas se redujo a charcos pequeños, pero las hay también que sólo conservan agua en el lodo debajo de las maleza. Esta situación obliga a los animales a desplazarse. Y en el momento que dejan su hábitat acostumbrado su vida se compromete. Pueden ser presa fácil de los cazadores furtivos, que lamentablemente existen en el estado, pero el riesgo es mayor al bajar hasta las zonas urbanas, hasta las comunidades donde el hombre se asentó precisamente por tener asegurado el abasto de agua. El animal de por sí le tiene miedo al hombre, intenta evitar el contacto con él, pero el instinto de sobrevivencia hace disminuir su alerta, también puede empezar a cazar los animales domésticos, y esto conllevará a la reacción de los habitantes de zona, que es alejarlos, matarlos si es preciso. La zona de la laguna de Silvituc podría convertirse en poco tiempo en bebedero de animales silvestres a gran escala ”, continúa el funcionario.

Alcalá Ferráez tiene amplia experiencia en el tema. Su amor al turismo ecológico es conocido por aquellos que gustan de acampar en las cercanías de Uayamón. El secretario asegura que después de dos sexenios de apoyo cero al medio ambiente, la situación está cambiando. “Las zonas de protección estatales existen, en caso de Balam Kin, desde 1999, y Balam Ku desde 2003, pero no se les ha dotado de infraestructura que permita realizar una labor de supervisión que es la base para una eventual intervención. En Centenario, el año pasado se construyó la base operativa que cuenta con especialistas, con medios de transporte, y el trabajo realizado es de suma importancia para tener un seguimiento del comportamiento de la selva”, comenta.

En la actualidad existen seis áreas protegidas en Campeche. La más pequeña es Salto Grande, en Candelaria, creada por el municipio; las áreas federales son las de la Laguna de Términos, Los Petenes y la Biósfera de Calakmul, y las dos estatales. Entre todas, y conectadas con las zonas protegidas de Quintana Roo, en la Biósfera Maya de Guatemala, y la de Belice, en total cubren una superficie de más de 3 millones de hectáreas, de las que dos terceras partes se ubican en Campeche, siendo ésta, después de la Amazonia, la segunda mancha boscosa más extensa del continente americano.

“Para intervenir estamos en los últimos segundos de las 24 horas. El gobernador conoce la gravedad de la situación y se ha acordado elaborar un plan de rescate con recursos de la Semarnatcam. Esto significa que habremos de reagrupar el dinero, y comenzar a la mayor brevedad posible. La dificultad estriba en que sólo por medio de pipas se puede surtir de agua las aguadas; es costoso pero no hay otra posibilidad. En las áreas protegidas la perforación de pozos está prohibida por ley. Apenas estamos comenzando la planeación, no sabemos cuánto costará, ni cuánta agua se requerirá, pero a más tardar a finales de marzo, principios de abril empezaremos”, explica.

El calentamiento global, la mayor temperatura, no sólo perjudica la vida silvestre sino también otras actividades. “Sabemos que la floración de los árboles se prepara en los meses de invierno. Pero este año no ha habido invierno. Los bosques carecen de flores y la actividad de los apicultores está en serio riesgo”, advierte.

En efecto, hace 30 años, durante los meses de invierno, de la primavera, hasta las primeras lluvias de mayo, el paisaje campechano era desolado, todo estaba seco, los árboles se erguían desde un suelo grisáceo-rojizo. Hoy día el campo está verde todo el año.

“La flora también se adapta a las condiciones nuevas. Ya vemos afectaciones serias en los manglares en la zona de Isla Aguada. No es por alguna plaga, sino por la falta de agua. Se están secando los manglares y el mismo fenómeno lo vemos en el comportamiento de los árboles de la selva. La adaptación de la flora es un proceso largo, de varios años. Se va a dar, como siempre se ha dado; los que están más expuestos al cambio son los animales, los insectos. Hace falta la intervención del hombre”, subraya Roberto Alcalá.

Hablando con el secretario de Medio Ambiente dos temas son obligatorios a tratar: los transgénicos y la palma de aceite. Roberto Alcalá es optimista en cuanto a la palma de aceite. Dice que hoy día existen treinta mil hectáreas, y lo proyectado tampoco deberá afectar siempre y cuando se haga con certificación. “Del consumo de todo tipo de aceites en el mundo, el de la palma representa la mitad. Fue una decisión acertada ampliar la superficie de los cultivos, aunque el programa de la siembra aún no comienza. Son recursos federales que todavía no están aterrizando, o apenas empiezan a llegar. Hacen falta los viveros porque los primeros nueve meses la vida de la palma se desarrolla entre condiciones del vivero. La palma si se siembra en áreas devastadas, subutilizadas no representa peligro. Y la Secretaría de Medio Ambiente estará vigilando que las cosas se hagan sin riesgo alguno para los ecosistemas. Es un mandato de ley, y nosotros lo cumpliremos”, dice categórico el secretario.

“En Campeche sólo en un polígono de dimensiones reducidas se permite la siembra de soya transgénica. La restricción se da en la zona donde no se ha realizado la consulta con las comunidades involucradas. Esto es mandato de la Suprema Corte, se está trabajando en ello. Pero los transgénicos sólo representan problema para los ecologistas. Pero ellos también, al igual que todos nosotros consumimos alimentos preparados a partir de maíz amarillo. En Estados Unidos se permiten los transgénicos. México importa más de ocho millones de toneladas al año y consumimos transgénicos por medio de las carnes, de las frituras. Y esto no lo digo para desacreditar a los ambientalistas, pero siento que ellos se sienten agraviados porque se trata de la tecnología y semillas suministradas por una trasnacional”.


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