Si Guty no hubiera muerto

Pepe Elorza
Imagen tomada de [i]Guty Cárdenas, Cancionero[/i]
La Jornada Maya

Martes 7 de marzo, 2017


Agustín Lara publica su primera canción en 1928, [i]Imposible[/i]. Una romántica declaración de amor no correspondido, con una temática muy parecida a Nunca, de Guty Cárdenas, que entonces triunfaba como compositor y cantante en México y en Nueva York, lugar éste donde residía la mayor parte del tiempo. Muchos años después Lara confesaría la influencia de aquella canción en la suya.

Había entre ellos imágenes realmente contrastantes; para los estándares de la época, Guty era un guapo con bigote cuidadosamente recortado, que cantaba con un dejo romántico y provinciano que cautivaba a la audiencia.

Agustín era un tipo flaco, de tez muy morena y en su rostro se dejaba ver un navajazo, fruto de su paso por los burdeles del puerto de Veracruz.

En 1932, cuatro años después, Guty es asesinado a balazos en el bar Bach, situado en el centro de la ciudad de México y, con ello, se trunca de tajo una carrera de quien parecía estar destinado a convertirse en el primer gran ídolo de la canción en México. Su muerte dejó un inmenso vacío en el ambiente musical del país.

Sucede que en ese año se filma la que será la primera película sonora en la historia del cine mexicano y es Lara el elegido para escribir el tema central que él mismo canta, convirtiéndose en un éxito inmediato.

Pronto canciones como [i]Mujer [/i]y [i]Farolito [/i]se cantan en todas partes. Casi sin darse cuenta, el público lo va encumbrando, naciendo así la idea del músico-poeta.

Caso excepcional que un compositor con fama poseer una exquisitez modernista, se convirtiera en un ídolo.

Él toma muy en serio su papel y, paulatinamente, se convierte en una especie de dandy; siempre elegante, va transformando a aquel pianista sudoroso, seco y callado, en un [i]society[/i], y María Félix lo ve. Mujer, mujer divina / Mujer, alabastrina…

Así es como se forjó un personaje irrepetible, único, que es capaz de abordar con sorprendente fortuna géneros tan disímbolos como el tango, la canción ranchera, el vals, el chotis, la clave y, por supuesto, el bolero. Se sitúa en un espacio inasible, donde reina con una corte de grandes compositores como María Greever, Alberto Domínguez, Luis Arcaraz, Gonzalo Curiel y otros más.

Los años treinta, cuarenta y cincuenta fueron décadas indisputadas; a su época romántica siguió la rapsodia española, un homenaje a la península Ibérica, con Granada, como éxito internacional.

Finalmente, María Félix, bella entre las bellas y enamorada locamente de él, inspira a Agustín a componer canciones que México y América Latina cantan.

Si Guty no hubiera muerto, quizá hubiera sucedido algo muy similar, pero, sin duda, su deceso abrió las puertas de par en par al advenimiento de este gran músico-poeta, como le gustaba que le llamaran.