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Tabacón B. Linus
Foto: Notimex
La Jornada Maya

Lunes 6 de marzo, 2017

El PRI cumplió 88 años, un doble 8, número de la suerte en la tradición china, y debemos preguntarnos si el 2017 será un buen año para dicha organización política.

El PRI se juega el todo por el todo en Nayarit, Coahuila y Edomex. El primer estado no pesa en el panorama nacional; el segundo es el feudo de los Moreira, con su complicado pasado y presente financiero; el tercero es la sede oficial del grupo Atlacomulco y Peña Nieto. Ya lo han escrito muchos, si el PRI pierde el Edomex se acaba la presidencia de Peña Nieto y el PRI queda contra la pared rumbo al 2018.

Ante ese panorama, uno esperaría ver un PRI -en su 88 aniversario- con propuestas, estrategia y deseos de establecer un diálogo con la ciudadanía. Vamos, hasta la autocrítica sería razonable. Sin embargo, nada estuvo más lejos de la actitud priísta llena de soberbia y de un cínico intento por reescribir la historia en los discursos de este 4 de marzo. Estamos frente a un PRI que simplemente dice que va a ganar “porque el PRI es el partido más ganador de la historia de México… su tradición es ganar”.

Cuando su dirigente nacional presume sus “méritos y logros” como partido, uno no puede más que quedarse boquiabierto por lo desvergonzado de su argumento y recuento histórico. Gracias al PRI -dijo Enrique Ochoa- México se salvó del “ciclo vicioso de la anarquía y la dictadura” que afectó a tantas naciones latinoamericanas.

Si lo que dice el PRI fuera cierto, entonces los que se levantaron en armas contra Victoriano Huerta fueron los primeros priistas. Lo que resultaría en un PRI -no de 88 años como lo señala el aniversario oficial- sino de 104 años de existencia, tomando en cuenta que el 26 de marzo de 1913, Venustiano Carranza se levantó en armas contra los golpistas, quitando con eso para siempre el deseo de otro golpe de estado en México. Venustiano Carranza fundó el PRI y no Plutarco Elías Calles, eso de acuerdo con la nueva versión peñista y ochoista de la historia.

Olvidémonos también de los intentos de dictadura de Obregón, quien modificó la Constitución de 1917 y traicionó el principio revolucionario esencial -el de la no reelección- y sólo paró en esos intentos cuando lo asesinaron. Eso nunca pasó, según la nueva historia priista. Más aún, Plutarco Elías Calles, el padre del PRI hasta hace unos días (ya sabemos que el bueno “fue” Venustiano Carranza), en realidad nunca intentó ser el poder tras el trono, ni ejerció el famoso [i]Maximato[/i] por tres presidencias hasta que Lázaro Cárdenas lo desterró. Son mitos de quienes le tienen mala sangre al PRI.

Dejemos de lado los levantamientos armados de Saturnino Cedillo y recordemos que Almazán aceptó “graciosamente” su derrota electoral y jamás salió al exilio para intentar un levantamiento armado. Eso nunca pasó.

Claro, el movimiento del 68 jamás sucedió, cosas así sólo pasaron en Chile. “El Halconazo” de 1971 es un mito; la guerra sucia en Guerrero y Lucio Cabañas son puras fantasías. Puras “[i]fake news[/i]”, diría Trump.

1994 y el zapatismo fueron un evento de televisión y, por supuesto, la guerra civil del narco concluyó el mismo día que Peña Nieto asumió el poder y desde entonces sólo ha crecido la paz y la buena vibra. Todo gracias al PRI. Esa es la verdadera historia. No nos parecemos nada a América Latina, nosotros desde 1994 somos como Estados Unidos y Canadá.

Nos dice también el PRI peñista, en su discurso que reedita la historia, que otro mérito de ese gran partido, es la educación pública y el combate al analfabetismo. Claro a los que no somos seguidores del PRI ya se nos había olvidado que Vasconcelos era priísta, de los primeros militantes de verdad. El SNTE nunca fue filial dócil del PRI, y Elba Esther jamás ocupó la secretaría general del partido. El PRI siempre estuvo por la educación de calidad y en contra de esos sindicatos charros. ¡Por favor!

Y el PRI -siguiendo con su nueva versión de la historia con motivo de su 88 aniversario- nos dice que la democracia mexicana nació en 1977, fue hija de un solo padre, obvio padre priísta.

Entiéndanlo mexicanos: el PRI nos regaló la democracia de puro buen corazón, porque en 1977 la economía marchaba muy bien, no había un país con un modelo económico agotado y teníamos a un presidente -López Portillo- que era ejemplo de mesura y prudencia, y que jamás declaró que él era la reencarnación de Quetzalcóatl. El que diga otra cosa es un promotor de “[i]fake news[/i]”.

Heberto Castillo sólo se dedicó a la ingeniería. Gómez Morín nunca fundó un partido político, fue un simple abogado que jamás fue rector de la UNAM. Además, 1988 jamás ocurrió. Salinas ganó de forma contundente y Cuauhtémoc Cárdenas le levantó la mano con emoción fraternal. Esa es la versión orwelliana que, en estos días, el PRI cuenta de la historia nacional.

El PRI creó los sistemas de salud universales, claro el IMSS fue fundado por Peña Nieto en el 2012 y no por Ávila Camacho en 1943. Es un logro tan reciente. Y no se nos vaya a olvidar, dice la dirigencia priista, que gracias al PRI hay gasolina (barata) y electricidad (también barata) en todo México. El dólar caro es una intriga de la oposición y los medios de comunicación. “[i]Fake news[/i]”. Y el país tiene carreteras magníficas, como las que hizo Tribasa con Salinas o las que mal comunican las zonas turísticas del Edomex.

También citaron la dignidad diplomática como un gran logro que el PRI le ha regalado a México por 88 años, me imagino porque Trump nunca vino a Los Pinos a burlarse de los mexicanos y Videgaray llegó a la Secretaría de Relaciones Exteriores como todo un experto internacionalista. Y claro el TLC surgió del genio priista y gracias al TLC y su relación con Estados Unidos, hoy México es su gran socio, un hermano del coloso del norte que va en caballo de hacienda rumbo al primer mundo.

De verdad, si ese es el PRI que vitorean en sus 88 años y esas las razones para que merezca gobernar, no convencen a nadie. Parece que están aprendiendo de Trump a contar una historia con “hechos alternativos”. El PRI de Peña prefiere reescribir la historia de forma simplona e ignorante, antes que dignarse -con autocrítica y humildad- a escribir otra.

Los tontos somos nosotros. Peña lo dijo bien claro en el 88 aniversario “su único plan y estrategia es ganar”, que no es sino una forma de decirnos que al PRI lo único que le interesa es seguir en el poder. La historia no los absolverá, aunque intenten editarla a su antojo.

[i]Mérida, Yucatán[/i]

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