Crónica de un viaje a Canadá

Texto y foto: José Luis Domínguez Castro
La Jornada Maya

Miércoles 8 de febrero, 2017


[i]Donde está el peligro también está la salvación[/i]
Hölderlin


Alejarse del terruño cuando el país atraviesa por un momento crítico es, sin duda alguna, un sano ejercicio de civilidad que ayuda a recuperar la esperanza en nuestro potencial patrio. En la misma dirección muchos autores -desde Herodoto hasta KapuscInski- han reflexionado sobre la importancia que tiene en la vida de las personas el poder viajar, alejarse de lo propio para repensarlo a partir de valorar lo ajeno. Los viajes son como esas ventanas de doble hoja que se abren a dos manos, dejando pasar la luz y el aire fresco que entra por oleadas para renovarnos.

Hacia fines del año que terminó tuve oportunidad de salir del solar patrio, en formato de viaje familiar, y aterrizar a muchos kilómetros de distancia con una sensación de menos 20° C. En efecto, después de cuatro horas de vuelo, cabalgué por el moderno aeropuerto de Toronto, con su diseño minimalista y su intenso tráfico de viajeros, en busca de mi vuelo de conexión. Por las condiciones climáticas, se requirió de un servicio completo de lavado con anticongelante a la usanza local: Fue como un ritual de purificación colectiva de casi una hora que nos preparó para llegar ya con la mente abierta al destino final de nuestro itinerario: la ciudad de Óttawa (acentuando la O por respeto a la denominación/pronunciación de origen). Al llegar al aeropuerto de la ciudad capital, un sitio amable que nos recordó mucho al antiguo aeropuerto meridano, nos esperaban dos personajes: Sir John Alexander Macdonald y Pierre-Etienne George, padres fundadores de la nación canadiense cuyas estatuas en movimiento dan la bienvenida a todos los viajeros que buscan sacarse la selfie sentándose junto a ellos. A modo de símbolo y anticipo ofrecen a los visitantes una muestra de la actitud de acogida cordial y de la amabilidad exquisita que caracteriza a la mayoría de los canadienses.

En Óttawa, de obligada referencia bicultural y bilingüe uno comienza a aprender a respetar la diversidad en todas sus formas y expresiones con sus raíces francesas, escocesas e irlandesas, entreveradas con la herencia cultural de los pueblos originarios. La ritual visita al fastuoso edificio-sede del Parliament, con sus dos Cámaras y su original esquema de contrapesos políticos, nos enseña que existen otras formas posibles de vivir e imaginar la democracia, tan anhelada por todos los que sufrimos los abusos del sistema presidencialista. La lectura de la obra histórico-descriptiva de Oliver Santín Peña, investigador del Centro Internacional de Estudios sobre América del Norte (CISAN) en torno al desarrollo de los dos principales partidos canadienses (liberal y conservador), nos invita a estudiar este peculiar modelo. La icónica torre del Parlamento apuntando al cielo nos hace pensar también en todo lo que aún puede hacerse en materia de diseños político-administrativos acordes a los cambios de un mundo globalizado y multiconformado.

Contemplar los ríos congelados en este crudo invierno, nos llevó con la imaginación a las heroicas escenas históricas de los primeros pobladores y sus travesías en el río San Lorenzo, a las batallas entre rivales colonizadores enfrentados a los que para unos eran meros “aborígenes” y para otros peligrosos “salvajes” que había que contener.

Y mientras leía en [i]A Short history of Canada[/i], de Desmond Morton, la larga y heroica historia de la colonización de la Upper Canada y la fiereza demostrada en la difícil penetración en las tierras lejanas de occidente y del norte gélido, recordaba la información recogida durante la visita a la exposición temporal [i]Rue vers l'Oor,[/i] exhibida en el Canadian Museum of History (Museo de Historia de Canadá) de Óttawa, que nos narra con detalle la vida cotidiana de los buscadores de oro. De manera similar, al estudiar los mapas de las 13 provincias canadienses editados por la Canadian Automovilistic Asociation (CAA) o cuando gustaba por TV de los documentales geográficos de la Canadian Broadcasting Corporation (CBC), valoraba la inmensa riqueza y biodiversa extensión de esta poderosa nación e imaginaba cómo se fueron conformando y creciendo los importantes centros urbanos de Vancouver, Toronto, Montreal y Quebec en los que, al igual que en la capital, se fue gestando la identidad que dio fortaleza política al nuevo Dominio del Canadá, especialmente después de 1867. Cada una de las instituciones jurídicas del nuevo país, con el tiempo se fue consolidando, tal y como lo expresa, por ejemplo, la sencilla pero didáctica muestra sobre la lucha por el voto femenino sustentada a partir de principios del XX y presente en otra exposición temporal exhibida en el museo ya mencionado.

Finalmente, le debemos a nuestros atentos anfitriones, Mariana y Marc, el haber podido gozar de manera selectiva y completa este primer acercamiento a la vida actual de los canadienses y sus espacios primordiales; sus centros comerciales, sus museos, sus restaurantes y cafés más representativos, su mercado urbano, sus universidades y sus templos, en los que transcurre la vida cotidiana y la construcción de un país con el que tenemos aún un acuerdo tripartita y en el que al igual que otros 200 mil compatriotas hemos podido visitar durante este año que recién terminó. Gracias a estos guías autorizados, pudimos llevar a feliz término este primer curso intensivo de Canadanología que será enriquecido sin duda en posteriores visitas y con la lectura de un best seller adquirido en nuestra incursión a la librería Chapter´s. Se trata de The promise of Canada, de la historiadora Charlotte Gray, quien, al ofrecernos algunas biografías muy bien escogidas, nos permite de manera objetiva comparar su historia con la nuestra y aprender de quienes este año celebrarán con bombo y platillo los 150 años de su Act of Dominium, al tiempo que ante los peligros que nos acechan, nos despierta la imaginación y nos renueva la esperanza en torno a la reconstrucción de nuestra realidad nacional con sus fortalezas y sus debilidades.

[b]jluis.dominguez @correo.uady.mx[/b]