Ya es hora

Víctor Caballero Durán
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Martes 10 de enero, 2017

[i]Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida[/i]
Woody Allen


Al igual que el gobernador Rolando Zapata y cientos de miles de yucatecos, estoy convencido que ya es hora para que los esfuerzos y proyectos que han ido madurando y concentrándose en el estado durante los últimos cuatro años empiecen a rendir más frutos palpables y directos para la población.

Sé que el gran reto que tenemos como estado es lograr que la economía yucateca recupere el auge de hace algunas décadas; sé que los yucatecos necesitan empleos y quienes ya lo tienen, por supuesto desean mejorar sus ingresos.

Ya es hora que la generación de empleos detone aún más la economía de Yucatán, una economía que en algunos sectores, como el de la manufactura y las tecnologías de la información, viene creciendo a un ritmo sostenido de más de 2 dígitos en los últimos años.

Está llegando el momento que los yucatecos disfruten en mayor medida el avance económico de la entidad; es tiempo que los yucatecos sientan el beneficio en sus bolsillos; es tiempo para que las familias yucatecas vivan cada vez mejor.

Ya es hora, y ese tiempo nos corresponde a nosotros construirlo, desde cada trinchera, desde cada área de responsabilidad; nos corresponde a cada uno de nosotros hacer nuestra parte. A los estudiantes, haciendo su tarea; a los maestros haciendo que se aproveche al máximo la jornada escolar; a los deportistas entrenando todos los días; a las autoridades entregando buenos resultados, a mí en lo personal trabajar para que la educación se traduzca en mejores oportunidades de vida.

He tenido la fortuna de colaborar cerca de Rolando Zapata. Ha sido un largo acompañamiento y, al mismo tiempo, un enorme aprendizaje.

Por eso, desde un principio, como integrante del gran equipo de gobierno del que formo parte, apoyamos a Rolando Zapata desde diferentes trincheras, procurando siempre cumplir con sus instrucciones y compromisos, así como brindarle el tiempo, el espacio y las condiciones necesarias para que el desarrollo de proyectos pueda ser de gran impacto económico.

Por ejemplo, en su momento procuramos que la gobernabilidad del estado fuera una fortaleza que permitiera impulsar diversas iniciativas del Ejecutivo; trabajamos para que la armonía y tranquilidad no sólo se mantuvieran, sino que avanzaran en el fortalecimiento institucional de los cuerpos de seguridad que permita brindar a los yucatecos ese tradicional sentimiento de confianza que tienen en sus autoridades y en su entorno.

Estoy convencido que esos factores le han servido al gobernador para llamar la atención y atraer importantes inversiones que permitan darle a Yucatán un nuevo rostro a su economía. Sé que no son los únicos, pero también sé que son cimientos firmes para continuar avanzando.

Por eso, cuando Rolando Zapata nos comparte sus principales logros en el tema de atracción de inversiones, sentimos orgullo y gran satisfacción: todos nos sentimos parte de ese logro, al igual que los habitantes de la entidad que día a día se esfuerzan para salir adelante.

Saber y conocer las razones que llevaron a empresas nacionales e internacionales como la Cervecería Yucateca, Leoni, Kekén, Envases Universal, Bunge, Lattería Molise, entre otras, a invertir en el estado, me hace sentir motivado y orgulloso porque siento haber aportado algo para que eso sucediera, ya que en gran parte han decidido invertir en Yucatán por su tranquilidad, su clima de paz laboral, seguridad, y por supuesto, su gente, su valioso capital humano.

Ahora en esta etapa, como titular de la Segey, sé que a ese gran esfuerzo se tiene que sumar otro que es igual de trascendente: la educación.

La educación que no solamente tiene por objeto que las personas aprendan y adquieran conocimientos; la educación que no sólo prepara a las personas para la vida; la educación que no sólo genera a ciudadanos de bien; me refiero a la educación que sirve como instrumento de combate a la desigualdad, la pobreza o cualquier otro rezago que limita a una sociedad; la educación que permite a las personas que el aprendizaje se convierta en esa gran oportunidad de acceder a un empleo digno, obtener ingresos suficientes, y en consecuencia, acceder una mejor calidad de vida para ellos y su familia.

De tal forma, estoy convencido que ha llegado la hora de meter segunda velocidad a nuestro proceso de crecimiento, y hacer que ese gran esfuerzo de transformación le sirva a los yucatecos para mejorar su propia economía. Por eso, tenemos que educar también para el trabajo, lo que implica un cambio de enfoque que no sólo se dedique a la formación de niños y jóvenes en las aulas, sino que pueda darle a todas las personas las herramientas necesarias para que puedan acceder a esas nuevas oportunidades de empleo que están en plena gestación y que poco a poco se van materializando.

Quiero que esos empleos que se van a generar sean para quienes viven hoy en Yucatán y no se conviertan en una oportunidad perdida y tomada por otros que tengan que venir de otras latitudes a ocupar esos espacios.

Quiero que los yucatecos puedan hacer suyo ese anhelado bienestar que se traduce en tener lo necesario para que sus hijos, sus abuelos, sus hermanos, vivan de una manera mucha más que digna.

Quiero que Yucatán continúe avanzando. Eso sí, respetando lo que nos da identidad: nuestras tradiciones, cultura, historia, valores. Sí, un nuevo rostro, pero con los rasgos que nos brindan sentido de pertenencia: ser orgullosamente yucatecos.

Eso no sólo es pensar en el futuro; es pensar en el presente que muy pronto ofrecerá a los yucatecos un inmejorable momento que debemos valorar, pero principalmente aprovechar.

Mérida, Yucatán