La derecha mexicana

Normando Medina Castro
Foto: Reuters
La Jornada Maya

Jueves 2 de junio, 2020

El desarraigo y la falta de aprecio a México por parte de sus élites empresariales y sociales ha sido una constante a lo largo de nuestra historia, lo cual ha provocado una nación dividida y en pugnas que posibilitó la pérdida de más de la mitad del territorio, el saqueo y la explotación de sus recursos naturales: oro, plata, petróleo, agua, etcétera, así como las desigualdades, la violencia y la pobreza mayoritaria.

Antes vociferaban que el presidente Andrés Manuel López Obrador carecía de presencia en Washington y que eso y su negativa a viajar a países extranjeros llevaría a la ruina a México. Ahora que es inminente que el mandatario mexicano visite a su homólogo estadounidense Donald Trump propagan voces “indignadas” que califican este hecho como humillante para el país.

Como si tuvieran un gran nacionalismo mexicano aseguran que entrevistarse con Trump significa un acto de sobajamiento para AMLO, aunque ya está en puerta el importante T-MEC fundamental para nuestra economía. Muchos de los empresarios, comunicadores y políticos que están detrás de esa campaña absurda forman parte de organizaciones norteamericanas y son francamente pro estadounidenses.

Especialmente destaca el activismo incesante contra la 4T de los integrantes de la asociación México-norteamericana Woodrow Wilson Center que en su capítulo mexicano recibe todo el apoyo de los encumbrados multimillonarios José Antonio Fernández, presidente ejecutivo de Femsa que tiene la embotelladora Coca-Cola, los Oxxos y las Farmacias del Ahorro entre otros negocios; Alberto Bailleres del grupo Bal; Claudio X. González presidente de Kimberly Clark México; Alejandro Ramírez dueño de Cinépolis; Alonso Ancira dueño de Altos Hornos de México, quien está en juicio de extradición en España para responder frente a la justicia mexicana; la familia Servitje, propietaria de Bimbo; Juan Francisco Beckman, dueño de la tequilera Cuervo; Antonio del Valle dueño de Orbia y Pablo Escandón de Nadro.

Woodrow Wilson fue el vigésimo octavo presidente de Estados Unidos, presbiteriano de tendencia calvinista que tuvo una política exterior intervencionista durante su mandato de 1913 a 1921. Controvertido, creía en el gobierno de las élites en detrimento de las mayorías aunque pregonaba la democracia. Invadió México en 1914 luego de que marinos norteamericanos del buque Dolphin fueron detenidos en Tampico y a pesar de las disculpas del gobierno del usurpador Victoriano Huerta, por no disparar 21 salvas de cañones en honor de la bandera norteamericana, nos invadieron. Ahora las élites de la derecha mexicana lo honran y siguen su ideología.

[b]En lo local[/b]

En Quintana Roo se sobrecalentó el proceso de sucesión del gobernador Carlos Joaquín cuando se puso del lado del panismo conservador que, más que opositores, son verdaderos enemigos de López Obrador. Esa acción repercute de manera natural en las aspiraciones de sus posibles sucesores, entre los cuales hay varios, incluso de Morena, con marcada cercanía al gobernador que obligado por los ex gobernadores Félix González y Roberto Borge salió del PRI y alcanzó la gubernatura con la alianza PAN-PRD. Ahora con acciones claras Carlos Joaquín se ha definido por el PAN, aunque tiene el control de los demás partidos, excepto de una fracción de Morena que se envalentonó y se siente favorecida por las circunstancias. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.

¡Hasta la próxima!

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Edición: Emilio Gómez