La inutilidad del arte y la cultura en cuarentena

Óscar Muñoz
Foto: Juan Manuel Valdivia
La Jornada Maya

Martes 26 de mayo, 2020

Por lo general, el concepto de utilidad remite a asuntos técnicos. Todo lo tecnológico es útil porque sirve para resolver necesidades materiales. En este sentido, lo técnico pertenece a la dimensión de la utilidad. También la ciencia es útil, porque ofrece conocimientos para el desarrollo tecnológico. Pero el arte y la cultura no pertenecen a esta dimensión material: son inútiles porque no resuelven nada material ni descubren nuevos saberes que favorezcan nuevas aplicaciones técnicas.

Por el contrario, el arte y la cultura son esenciales, es decir, mantienen una relación intrínseca con el ser. El arte y la cultura es interioridad humana. En cambio, la ciencia y la tecnología es exterioridad mundana.

Bajo este contexto, la efervescencia cultural y artística en el país y en el estado ha disminuido a su mínima expresión, lo que ha significado apagar las interioridades humanas. Sin embargo, a pesar de ello, los artistas han continuado sus trabajos en los talleres, los escritorios o donde más les acomode. Eso sí, todos ellos recluidos en sus espacios personales.

Pero ¿qué han hecho las autoridades de cultura ante la disminución de las actividades artísticas y culturales en esta cuarentena? Al parecer, nada que valga la pena. Algunas instituciones encargadas de la gestión cultural, como la Secretaría de la Cultura y las Artes del gobierno del estado de Yucatán, han lanzado convocatorias para invitar a los artistas a participar en programas emergentes que implican realizar videos para ponerlos en línea y destinarlos a un público virtual.

Otros organismos públicos, como la dirección de Cultura del ayuntamiento de Mérida, han ofrecido despensas para los artistas que son adultos mayores, aunque, para obtener el arroz y el frijol, los implicados tuvieron que cumplir los requisitos estipulados en la convocatoria como si se tratara del registro de un proyecto cultural o artístico.

[b]Falta de contenidos culturales[/b]

Más allá de tales convocatorias, vale la pena destacar el desentendimiento que tienen algunas autoridades de la gestión cultural acerca de lo que es la cultura y el arte. Y junto con ello, aparecen ciertos temores en tales autoridades ante la dimensión esencial del arte y la cultura por ser inútiles. Esta situación es posible verificarla en los planes y programas de estudio de todo el sistema educativo, que carecen de contenidos consistentes de arte y cultura. Y no sólo hay falta de contenidos culturales, sino que, por ejemplo, en el bachillerato, las asignaturas del área de humanidades, como filosofía, ética y estética, han sido disminuidas.

Estas circunstancias han orillado a los gestores culturales a suponer que la cultura debe entretener y ser útil para distraer a la población. Si éste fuera el propósito, lo que así parece ser, la crisis cultural estaría encima de todos. Crear no es una utilidad, ni recrear es entretener. Ni siquiera la televisión ha logrado promover la cultura y las artes. Si acaso los canales públicos televisivos incluyen contenidos culturales, aunque éstos son tratados como entretenimiento.

No hay duda, la cultura y las artes han sido minimizadas por su inutilidad. En los gestores culturales hay inconsistencia conceptual e incongruencia operativa ante todo aquello que involucra el arte y la cultura. Habrá, entonces, que hacer todo lo que esté al alcance de todos para reorientar la gestión cultural en la próxima “nueva normalidad”, con el propósito de reimpulsar las interioridades del ser humano, que es lo esencial en la vida para la vida misma.

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Edición: Enrique Álvarez