Cuidar la exposición presidencial

La Jornada Maya
Foto: Jornada BC

Domingo 17 de mayo, 2020

Esto es un ejercicio no visto en décadas en México: un presidente como creador de ideología y principios fundamentales de política pública. No es cosa menor. Hay que leerlo. Es obligatorio para cualquiera interesado en la realidad nacional. Hay que agradecerle al primer mandatario la franqueza del ejercicio, ojalá se repitiera, nos dejaría más claro el paisaje de lo que viene.

El planteamiento presidencial es muy amplio, tiene 30 cuartillas, y expone el detalle de las medidas económicas tomadas por su gobierno ante la contingencia sanitaria, entrelazándolas con su filosofía política sobre lo que debe ser un buen gobierno y una democracia de verdad.
Reflexiona sobre el fin del neoliberalismo tecnocrático y el COVID-19 como la fuerza que vino a darle el empujón final al viejo régimen económico.

En el nivel más profundo del texto, propone que la economía no puede crecer y crecer al infinito, mucho menos si los beneficios de ese crecimiento no se reparten de mejor manera. “Nadie tiene derecho a lo superfluo, mientras alguien carezca de lo estricto” invoca el presidente en el pensamiento de Salvador Díaz Mirón. Hay mucho con que estar de acuerdo en el área conceptual.

En ese marco, el primer mandatario propone que el Producto Interno Bruto (PIB) no debe serlo todo a la hora de medir el desempeño productivo de un país y la calidad de vida de sus habitantes. Tiene razón.

El PIB es una medida muy gruesa de lo que pasa en una sociedad respecto al bien común. El texto, con sus virtudes y defectos, es interesante y uno puede -o no- estar de acuerdo con lo que se expone, pero la presentación es coherente. La narrativa fluye y fluye bien, hasta que el argumento se estrella porque alguien descuidó la reflexión presidencial y la acribilló con los únicos datos duros y gráficos que la misma incluye.

El texto presenta una gráfica de barras que muestra el crecimiento del PIB en México desde 1989 y hasta 2018, empatada con una gráfica lineal del Índice de Gini, para el mismo periodo. Los datos ahí expuestos contradicen de manera rotunda el razonamiento presidencial y muestran que el crecimiento del PIB en México sí está vinculado con la reducción de la desigualdad.

El Índice de Gini mide la desigualdad en un país en una escala de 0 a 1, si el índice es 0, la igualdad en ese país es perfecta, todos tienen el mismo ingreso; por el contrario, si el índice es 1, una sola persona concentra toda la riqueza en ese país. Desde ese punto de vista y utilizando sólo la gráfica que el propio presidente inserta en su texto, desde 1989 y hasta la fecha, México se ha vuelto cada vez menos desigual.

De hecho, la desigualdad en ese periodo, el etiquetado como el periodo neoliberal, ha disminuido un 10 por ciento, pues el Coeficiente de Gini ha pasado de 0.550 a 0.450. Adicionalmente, el periodo de mayor disminución de la desigualdad en el México reciente es del 2014 al 2018.

Según la gráfica, no sólo la desigualdad ha disminuido de 1989 a la fecha; de hecho, ha decrecido más cuando ha habido crecimiento sostenido del PIB. Cuando el PIB ha caído o no ha crecido, la desigualdad se ha disparado. Eso da evidencia, por lo menos preliminar, de que en México, hasta la fecha, no ha habido combate efectivo a la desigualdad sin crecimiento económico.

La caída del PIB en 1995 se vincula con un incremento en el Coeficiente de Gini y la desigualdad en esa fecha. Luego, los números positivos del PIB de 1996 al 2000 se relacionan estrechamente con la caída notable de la desigualdad en México para la misma época. El estancamiento del PIB en 2001 y 2002 se empata virtualmente con el estancamiento en la reducción de la desigualdad en ese tiempo. La crisis del 2009 explica el despegue de la desigualdad en los años siguientes. El crecimiento estable de 2012 a 2018, aunque modesto, sí redujo la desigualdad de forma notable.

Los datos presentados hieren el argumento del propio presidente. Alguien comete un error de matemáticas, entendimiento o presentación. Alguien descuida la exposición presidencial.

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Edición: Elsa Torres