¿Ludismo en la Canirac?

Felipe Escalante Tió
Foto: Enrique Osorno
La Jornada Maya

Domingo 17 de mayo, 2020

Es un grito, tal vez no muy estridente, pero el sector restaurantero del país pareciera querer sacudirse de la innovación que representan las aplicaciones para servicio a domicilio. En la Ciudad de México, Puebla y Mérida, por lo pronto, ya expresaron que Rappi, Uber Eats o Sin Delantal se llevan aproximadamente las dos terceras partes en comisiones por cada transacción. En plena contingencia, esto puede resultar contraproducente para la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac) que a través de varias delegaciones ha llamado a la población a pedir el servicio directamente a sus afiliados en lugar de hacerlo a través de las plataformas.

Cierto que las plataformas, en muy poco tiempo, se han posicionado en los ambientes urbanos y se han colocado entre los grandes ganadores de la crisis económica resultante del llamado al confinamiento por causa de la pandemia de COVID-19. Los pocos que salen, casi siempre encuentran a motociclistas de las apps mencionadas en diversos cruceros, casi siempre en tránsito. Lo difícil es precisamente no verlos. Al igual que las plataformas de transporte, las de servicio a domicilio son disruptoras y ahora exhiben las debilidades de los restaurantes como modelo de empresa. Si la Canirac busca el conflicto con las apps, parecerá una reedición de los movimientos luditas, cuando los artesanos destruían las máquinas de las fábricas, acusándolas de quitarles el empleo.

Por principio de cuentas, independientemente de las comisiones que las plataformas cobran -éstas dictadas internacionalmente y sobre las cuales no hay un control local-, los restaurantes en general estaban diseñados para el consumo [i]in situ[/i]. El servicio a domicilio, hasta hace un mes, estaba reservado a los establecimientos de comida rápida, franquicias y taquerías. Sin repartidores, y sin venta de bebidas alcohólicas, cientos de establecimientos optaron por cerrar durante la contingencia.

Para bien y para mal, las plataformas han permitido que el sector restaurantero sobreviva durante la contingencia. Gracias a esta actividad, también muchas personas han encontrado en las apps una manera de obtener ingresos cuando otros han perdido los medios para el sustento, pero si los restaurantes quieren soltarse de esa mano salvadora, tendrán que replantear su modelo de relaciones de producción/trabajo, en ruta hacia una “nueva normalidad”.

[b]Llegó para quedarse[/b]

La demanda de servicio a domicilio llegó para quedarse. Si quieren dejar de depender de las plataformas, deberán considerar la inclusión de repartidores entre el personal, y obviamente, competir por esa fuerza laboral, ofreciendo mejores condiciones. Cabe mencionar que hay restaurantes que han invertido, y mucho, en la capacitación de sus empleados; habría que ver que esa inversión se vea reflejada en su ingreso formal, pues si algo se está dejando ver en esta contingencia es cómo tratan las empresas a sus empleados, y eso también influye en las decisiones del cliente.

Entonces, tras la irrupción de las plataformas, los viejos modelos de negocio podrán ver qué pueden aprovechar para hacer ajustes, y dejar de espantarse con el tucho de las apps.

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Edición: Elsa Torres