Cuento yucateco

Margarita Díaz Rubio
Foto: Rodrigp Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Jueves 30 de abril, 2020

Estoy aquietada debido a que me metí con un cicatero que me ha embrocado de manera total. Resulta ser que hace un tiempo él me chicoleó queriéndome aviolentar, pero como yo he estado redrojeando entre mis tiliches anolando mi huaya y pensando en el huiro que me xochea para hacerme loch todos los días (algo que yo no quiero), olvidé la intención que el cicatero tenía.

El que me chicoleó fue el apodado Puruch que viste siempre con el mismo flus atabacado, le apesta el xiik, (fo, arredovaya) y nunca aligera. Todo mundo sabe que para embromar a su esposa que todo el día chechonea para que le de un dinerito, él la pone junto a un postigo para que le bata el viento y entonces se le enfríe su chola con el jatsajá que entra para que así se le quite el dolor y deje de molestarlo. Lo que el cicatero no sabe es que ella lo que quiere es ir a un cirujano plástico para quitarse el gran chuchú que tiene.

María -que así se llama su mujer,-está también puruxona y nohochona siempre está xut su pantalón y la muerde el cochino y es por ello que va al gimnasio usando un zabucán anaranjado que asienta en el suelo para hacer pacajases.

Como el boxito cicatero es colis, todo el día ella o embroma y se burla, a lo que él le contesta que no lo sabe aquilatar y le dice que de chamaco era chel y con mucho pelo pero que su papá así lo dejó de tanto uascop; ella es machacona, siempre tiene ch’otnak’s y todo el día se está peleando con el puruxón frente a sus dzirices.

Como son mis vecinos me contaron que alguien les recomendó que vayan a desayunar a un restaurancito que está cerca de nosotros. Que tomen un jugo de china, unos huevos abotonados, un café bien atabacado al que le hagan chuc con el pan de la Mayuquita o con el rico pan de Pomuch que allá se vende; y también que podrían comerse unos globitos y bizcochitos y embutirse toda la bolsa procurando no dejar nach para que no se queden tzat’s. Y les digo también que no olviden pedir un pichel de jugo de chaya.

Pero ahora estoy bien tranquila pues ya me volví amiga de ellos. Y les voy a decir el porqué es así aunque se vuelva chisme: Ahora soy quech del cicatero puruchón que, al fin, logró lo que quería. Y le saco su lana cuando nos vamos de pachanga mientras la puruchona esté haciendo la meme y no se de cuenta.

… Mare, ta’ 39; largo el cuento… Huay

[b][email protected][/b]

[i]Anolar[/i] - chupar
[i]Tiliches[/i] - cosas
[i]Huiro[/i] - naco
[i]Xochea[/i] - acecha
[i]Loch[/i] - abrazar
[i]Puruch[/i] - gordo
[i]Atabacado[/i] - café
[i]Flus[/i] - traje
[i]Xiik´[/i]- sobaco
[i]Jatsajá[/i] - viento de agua
[i]Chola[/i] - cabeza
[i]Chuchú[/i] - busto
[i]Nohoch[/i] - grande
[i]Xut[/i] - corto
[i]Zabucán[/i] - bolsa de plástico
[i]Pacajases[/i] - dar vueltas sobre la cabeza
[i]Boxito[/i] - compadre
[i]Chel[/i] - rubio
[i]Colis[/i] - calvo
[i]Uascop[/i] - coscorrón
[i]Tzirises[/i] - niños
[i]China[/i] - naranja
[i]Huevos abotonados[/i] - pasados por agua
[i]Atabacado[/i] - café
[i]Ch´otnak´s[/i] - diarrea
[i]Chuc[/i] - remojar el pan en el café o chocolate
[i]Nach[/i] - resto de alguna comida
[i]Tzats[/i] - suave
[i]Pomuch[/i] - un pueblo
[i]Pichel[/i] - jarra
[i]Quech[/i] - amante
[i]Meme[/i] - dormir

Edición: Ana Ordaz